Pasa esto:
El periodista Jordi Bianciotto (por favor, ignoren su foto -un rodolí!-) escribe este artículo que es una especie de pataleta así muy de catalanito emprenyat, porque, a ver, todo el mundo sabe que que un festival se celebre en un sitio o en otro, lo mismo da, que da lo mismo; que el fin de semana pasado el Rock in RIO era en LISBOA y bien que podías pasarte el fin de semana allá encerrado sin poner un pie en la ciudad (¿Lisboa o Río? Qué más da). Pero bueno, el caso es que Bianciotto tiene derecho a decir lo que le parezca y esto que ha dicho no es ninguna mentira.
Y el caso es también que desde el departamento de prensa del festival primero le insultan y después le retiran la acreditación. Y después hacen como que se la van a devolver a cambio de que no publique nada de esto que ha pasado. Y después se la vuelven a retirar. (actualización a las 22.20: ahora se la han vuelto a devolver). Y esto tampoco es ninguna mentira.
Lo que venía a decir ayer Bianciotto es que el PS, por ir de cosmopolita, olvida lo local. El PS, pasándose por el forro a Dalí, por ejemplo, le responde que es un aldeano. Y yo, leyendo todo esto, me pongo a pensar en todo el mundo que conozco que estaría muy de acuerdo con Bianciotto y lo estaría defendiendo a muerte en redes sociales varias si no estuvieran ahora mismo, en el Forum, cerveza en mano, pulsera en muñeca, pateando la distancia entre uno y otro escenario, quejándose un poquito de la organización, como todos los años, pero también, como todos los años, sin perder esa sonrisa bobalicona que produce ver a unos The Cure cincuentones a doscientos metros de los escupitajos que puedan escapársele a Robert Smith.
Gente que se deja las cuerdas vocales pidiendo la independencia a gritos en una manifestación que en realidad era solo para pedir el Estatut, igual que se las deja también a gritos en un festival que ni siquiera quiere oír de Catalunya y que, si lo hace, te retira la acreditación.
Es el opio. Funciona en cualquier ambiente. Anula cualquier intención.
Deberíamos boicotear el festival.
Eso sí que sería un campanazo.
Eso sí que no pasará.
dijous, 31 de maig del 2012
dimecres, 30 de maig del 2012
El Primavera Sound está desde hace tiempo un poco maldito. Miren: un novio mío, hace años, encontró una manera de entrar en un sorteo de cinco invitaciones: una para él y cuatro más. Se las envió a cuatro amigos. Cuando me enteré, le pregunté: ¿no me la has enviado a mí? Solo eran para cinco, me respondió. No es que mi novio no quisiera ir de fiesta conmigo, es que no quería ir conmigo a ningún sitio. Ni quedarse en casa conmigo quería. El problema era yo. El problema era él conmigo.
La cosa acabó aquel verano, y ya va a hacer seis. Yo, que había ido siempre al Primavera Sound, solo he vuelto a ir dos veces, solo un día por vez, y nunca con él, por supuesto. Hace unos días le preguntaba a alguien por qué la gente hace estas cosas, estos primaverasounds tan evidentes que dejan tan claro lo que quieren decir sin tener que llegar a decirlo; como si, en el momento de salir por la puerta con la pulserita enganchada en la muñeca, ese adiós, ese vaivén de la mano significara, más que un me voy de festival, un tútevasdemivida cobarde, cobarde porque no llega a decirse. Me respondió que a veces pasa que uno tiene que romper con todo y que a lo otro, a lo de tener huevos para decirlo o no, ya me había respondido yo con la pregunta.
Bien, eso pasó y esa es la relación de ideas: el Primavera Sound desde hace unos años está maldito y yo lo cuento aquí.
Es que hoy me han dicho 'ahora, cuando pienso en ti, pienso que tú eres tú y la que ha escrito todo eso' y no me he atrevido a preguntar dónde está la diferencia porque a mí no me parece que la haya. Es que hoy he leído esta entrevista que le hacen a Nubla en Vice y, cuando dice esto 'esas cosas de las que escribo pasan siempre. Lo único que necesito es tiempo para poderlas escribir', le he entendido muy bien.
La cosa acabó aquel verano, y ya va a hacer seis. Yo, que había ido siempre al Primavera Sound, solo he vuelto a ir dos veces, solo un día por vez, y nunca con él, por supuesto. Hace unos días le preguntaba a alguien por qué la gente hace estas cosas, estos primaverasounds tan evidentes que dejan tan claro lo que quieren decir sin tener que llegar a decirlo; como si, en el momento de salir por la puerta con la pulserita enganchada en la muñeca, ese adiós, ese vaivén de la mano significara, más que un me voy de festival, un tútevasdemivida cobarde, cobarde porque no llega a decirse. Me respondió que a veces pasa que uno tiene que romper con todo y que a lo otro, a lo de tener huevos para decirlo o no, ya me había respondido yo con la pregunta.
Bien, eso pasó y esa es la relación de ideas: el Primavera Sound desde hace unos años está maldito y yo lo cuento aquí.
Es que hoy me han dicho 'ahora, cuando pienso en ti, pienso que tú eres tú y la que ha escrito todo eso' y no me he atrevido a preguntar dónde está la diferencia porque a mí no me parece que la haya. Es que hoy he leído esta entrevista que le hacen a Nubla en Vice y, cuando dice esto 'esas cosas de las que escribo pasan siempre. Lo único que necesito es tiempo para poderlas escribir', le he entendido muy bien.
dijous, 24 de maig del 2012
Hemos pasado, volviendo a casa, por fuera de un restaurante en el que había una fiesta privada en la que la gente se paseaba por toda la sala con su plato en la mano. La comida estaba en una mesa pegada al ventanal. La gente iba, cogía un plato limpio de la pila que también había en la mesa, se servía de las bandejas llenas de comida, se daba media vuelta y se ponía a hablar con otra gente, que también tenía platos llenos de comida en una mano y que circulaba por la sala.
Hay cosas que se ve que ya comenzaron con una idea de bombero. Una idea del tipo: seremos doscientos, no cabemos... Pues fuera mesas y sillas. Y cubiertos. Y ¿cómo comemos? De pie, cosas pequeñitas, que no manchen demasiado y que puedan comerse con las manos.
Una mierda de idea. Cutre.
Trasládenlo a otras ideas. Verán que más que ideas son apaños. Y cuelan. Han colado.
Hay cosas que se ve que ya comenzaron con una idea de bombero. Una idea del tipo: seremos doscientos, no cabemos... Pues fuera mesas y sillas. Y cubiertos. Y ¿cómo comemos? De pie, cosas pequeñitas, que no manchen demasiado y que puedan comerse con las manos.
Una mierda de idea. Cutre.
Trasládenlo a otras ideas. Verán que más que ideas son apaños. Y cuelan. Han colado.
dimecres, 23 de maig del 2012
Mírenme!
No puedo parar de leer esta lista de nombres mientras escucho de fondo esto:
Y es porque Diana, el sábado, me dijo que sí, que las citas en el libro que saldrá en septiembre, puede que, seguramente, se queden en catalán. Y es porque Guillem, cuando me encargó el texto para el número del décimo aniversario de Paper de Vidre, me dijo que estaba bien que yo lo hicera en castellano.
Y es porque todo esto, que parece tan contradictorio, para mí tiene mucho sentido; es por un afán de autodefinición que va más allá de los elementos que a todo el mundo le sirven para autodefinirse.
Y es porque de repente parece que funciona una cosa que yo intuía que tenía que ser pero que dudaba mucho que pudiera ser. Una cosa que no sabría explicar sino siéndola.
(Lo de ponerme de fondo a Roger Mas es porque aún entiendo tan poco todo esto que no me queda otra que acompañarlo con mucha épica).
No puedo parar de leer esta lista de nombres mientras escucho de fondo esto:
Y es porque Diana, el sábado, me dijo que sí, que las citas en el libro que saldrá en septiembre, puede que, seguramente, se queden en catalán. Y es porque Guillem, cuando me encargó el texto para el número del décimo aniversario de Paper de Vidre, me dijo que estaba bien que yo lo hicera en castellano.
Y es porque todo esto, que parece tan contradictorio, para mí tiene mucho sentido; es por un afán de autodefinición que va más allá de los elementos que a todo el mundo le sirven para autodefinirse.
Y es porque de repente parece que funciona una cosa que yo intuía que tenía que ser pero que dudaba mucho que pudiera ser. Una cosa que no sabría explicar sino siéndola.
(Lo de ponerme de fondo a Roger Mas es porque aún entiendo tan poco todo esto que no me queda otra que acompañarlo con mucha épica).
dimarts, 22 de maig del 2012
Hola.
Que venía yo a hablarles de lo de Catalunya sola siendo más pequeña y más pobre:
(nótese que digo simbiosis y digo hype también. Es que por ahí andan llamándome optimista).
Catalunya ya tiene entidad sin España. España, sin Catalunya, no.
España, sin las colonias, tenía entidad, por ejemplo. En 1898 era España como una novia abandonada, pero abandonada con su dibujo peninsular aún intacto: esa peninsulita sin perfil (que el perfil era portugués) bien definida. Con su territorio más pobre, sin el oro de Cajamarca, sin virreinatos del horror que casi que le empezaban a hacer lastre en lo que a cuestiones humanitarias -que hasta entonces ni se habían cuestionado ni, lo que vendría a ser lo mismo, se habían humanizado- se refería.
De hecho, a tal punto y desde el punto de vista humanitario, más que una novia abandonada, era España una madrastra secuestradora de criaturas a quien estas, por fin, le enviaban a la mierda de una vez. Eran las colonias una cabeza que, por fin, se sacudía los piojos, siendo los piojos unos cuantos países de la vieja Europa.
Ahora puede que sea Catalunya quien se esté comprando el filvit champú porque no puede más del picor. Y España, el piojo más gordo que las pasaría un poco putas sin la cabecita catalana. O no, porque también hay una cosa de simbiosis entre Catalunya y España. Así que a lo mejor sí, la entidad de Catalunya depende un poco de estar o no en España, pero la de España también depende de que Catalunya esté o no con ella. Y depende más la de España que la de Catalunya.
No sé: ando desde ayer buscando imágenes para explicarme todo esto que Pere Navarro ha dicho. Porque tiene trampa. Esto que ha dicho Navarro tiene un poco de sembrar confusión justo en el momento antes de la ruptura. Pero de sembrar confusión de una manera muy idiota: es como el novio que ve que la novia se le va e intenta evitar lo que parece inevitable diciéndole si me dejas, tú también te quedas sola; y la novia, que no le ha dejado antes precisamente por miedete a quedarse sola, duda por un momento (el mundo es grande y no lleva manual de instrucciones) hasta que ve que el callejón no es tan sin salida, que la salida, la respuesta a esto que ha dicho Pere Navarro, té un nom i el sap tothom, el último empujón, la última réplica correcta: mejor solo -y pobre y pequeño- que mal acompañado.
Y esto lo sabe Pere Navarro perfectamente.
Pere Navarro solo está haciendo el bully, solo está intentando minar psicológicamente, a la desesperada. Y eso solo quiere decir que Pere Navarro sabe que Catalunya se va. De momento, al menos en esta fase de independentismo hype en la que estamos, luego ya veremos lo que pasa.
Esta cancioncita va muy bien para cuando te dejan, Pere Navarro: es así como la última pataleta de dignidad:
Vá embora e feche a porta
Que venía yo a hablarles de lo de Catalunya sola siendo más pequeña y más pobre:
(nótese que digo simbiosis y digo hype también. Es que por ahí andan llamándome optimista).
Catalunya ya tiene entidad sin España. España, sin Catalunya, no.
España, sin las colonias, tenía entidad, por ejemplo. En 1898 era España como una novia abandonada, pero abandonada con su dibujo peninsular aún intacto: esa peninsulita sin perfil (que el perfil era portugués) bien definida. Con su territorio más pobre, sin el oro de Cajamarca, sin virreinatos del horror que casi que le empezaban a hacer lastre en lo que a cuestiones humanitarias -que hasta entonces ni se habían cuestionado ni, lo que vendría a ser lo mismo, se habían humanizado- se refería.
De hecho, a tal punto y desde el punto de vista humanitario, más que una novia abandonada, era España una madrastra secuestradora de criaturas a quien estas, por fin, le enviaban a la mierda de una vez. Eran las colonias una cabeza que, por fin, se sacudía los piojos, siendo los piojos unos cuantos países de la vieja Europa.
Ahora puede que sea Catalunya quien se esté comprando el filvit champú porque no puede más del picor. Y España, el piojo más gordo que las pasaría un poco putas sin la cabecita catalana. O no, porque también hay una cosa de simbiosis entre Catalunya y España. Así que a lo mejor sí, la entidad de Catalunya depende un poco de estar o no en España, pero la de España también depende de que Catalunya esté o no con ella. Y depende más la de España que la de Catalunya.
No sé: ando desde ayer buscando imágenes para explicarme todo esto que Pere Navarro ha dicho. Porque tiene trampa. Esto que ha dicho Navarro tiene un poco de sembrar confusión justo en el momento antes de la ruptura. Pero de sembrar confusión de una manera muy idiota: es como el novio que ve que la novia se le va e intenta evitar lo que parece inevitable diciéndole si me dejas, tú también te quedas sola; y la novia, que no le ha dejado antes precisamente por miedete a quedarse sola, duda por un momento (el mundo es grande y no lleva manual de instrucciones) hasta que ve que el callejón no es tan sin salida, que la salida, la respuesta a esto que ha dicho Pere Navarro, té un nom i el sap tothom, el último empujón, la última réplica correcta: mejor solo -y pobre y pequeño- que mal acompañado.
Y esto lo sabe Pere Navarro perfectamente.
Pere Navarro solo está haciendo el bully, solo está intentando minar psicológicamente, a la desesperada. Y eso solo quiere decir que Pere Navarro sabe que Catalunya se va. De momento, al menos en esta fase de independentismo hype en la que estamos, luego ya veremos lo que pasa.
Esta cancioncita va muy bien para cuando te dejan, Pere Navarro: es así como la última pataleta de dignidad:
Vá embora e feche a porta
diumenge, 20 de maig del 2012
Yo le decía a Diana: quiero conocer a Antonio, quiero conocer a Antonio, quiero conocer a Antonio. Y ayer, va la tía y me lo presenta. Y ¡bum! Hablar, hablar, hablar: Que si yo mantengo la amistad con exnovios porque no hacerlo sería como reconocer que me había equivocado desde el principio, cuando decidí que me gustaban; que si eso es ego igual que es ego que yo la mantenga porque me parecería muy cruel privarles de la mi presencia; que si mi tía retransmite todo el rato lo que va haciendo: voy a comer un poquito de esto, voy a ponerle aceite a la ensalada, que se tiene que aliñar; que si eso que hace tu tía es como el clásico pues ya hemos comido pero magnificado; que si el ya hemos comido, qué bueno; que si sí, sí, que habría que decirlo a todas horas; y que si a Mireia, ¿de qué la conoces? De la guardería; y Mireia y Manu, ¿de qué se conocen? De la escena indie; ¿de la escena indie?; sí, de la escena indie; la escena indie ¡jajaja!; que si qué genial cuando has llamado a aquel para decirle que es un cutre; que si bueno, pfff, no te pienses, que en el fondo me ha jodido porque parecía un tío majo y me hubiera gustado tomar un cafelito con él, que fijo que tenía conversación interesante; que si joder, ahora te ríes más, que estábamos todos borrachos y tú estabas ahí toda tiesa con con cara de tenerlo todo controlado; que si la procesión iba por dentro, que luego ya me viste que iba haciendo eses; que si sí, sí, que te ví, y ¿quién era esa rubia?, la ex de mi hermano, qué mal rollo, que se fue y me dijo me voy, puedes acabarte mi cubata si quieres; hostia, sí... y me lo acabé yo.
Y, no sé. Como si nos conociéramos de toda la vida.
Y que es genial cuando pasan cosas así.
Y, no sé. Como si nos conociéramos de toda la vida.
Y que es genial cuando pasan cosas así.
dijous, 17 de maig del 2012
Doce horas fuera de casa, de pie, andando de un sitio para otro, haciendo colas, visitas al lavabo, bailando, buscando un sitio donde nos dieran algo de comer, ahora poniéndonos las chaquetas, ahora quitándonoslas, ahora volviéndonoslas a poner para, al final, llegar al último escenario, el del mar detrás, y ver que empezaba a salir el sol y vernos todos de nuevo las caras y alucinarnos vivos porque estábamos guapísimos y sonreíamos y escuchábamos el mismo tun tum TUN TUM tun tum TUN TUM tun tum y nos pensábamos que ese era, primero, el rudido del corazón propio, luego, el de todos los demás latiendo al mismo tiempo, y bailábamos también al mismo tiempo y empezábamos a oír un uuuuuUUUUUUUHHHH que llegaba de algún sitio y llegaba de todos pero no era nuestro; el tun tum, sí, pero el uuUUUHHH, no; el uuuUUUUHHH era suyo y estaba empujando al sol a acabar de salir y a nuestras caras a sonreír cada vez más y a ser más guapas y a nuestros brazos a levantarse y a nuestros ojos a mirarnos y a sonreír otra vez y a bailar y a sonreír y a levantarse y a mirar.
Sonaba esto.
Y parecía que aquel día no podía acabar nunca.
Y aquel día sí que acabó.
Pero yo hoy le he prometido a Donna Summer que nunca, nunca, voy a confiar en nadie que no se haya encontrado ahí arriba con ella, con todos, con todo, cualquier noche de colocón. Porque quien no lo haya hecho, no sabe nada de la vida.
Sonaba esto.
Y parecía que aquel día no podía acabar nunca.
Y aquel día sí que acabó.
Pero yo hoy le he prometido a Donna Summer que nunca, nunca, voy a confiar en nadie que no se haya encontrado ahí arriba con ella, con todos, con todo, cualquier noche de colocón. Porque quien no lo haya hecho, no sabe nada de la vida.
dimecres, 16 de maig del 2012
La Casa Amatller es una de las casas modernistas que hay en de Paseo de Gràcia. Es preciosa.
El tal Amatller, chocolatero, viajero y coleccionista de fotografía, se la hizo construir al arquitecto Josep Puig i Cadafalch a finales del XIX. Por fecha de inicio de las obras, es más antigua que la Pedrera y que la Batlló: he visto a japoneses abrir los ojos como platos cuando les he contado esto. ¿Qué hacía yo contándoles esto a los japoneses? Durante casi un año trabajé en la tienda de la casa Amatller, ubicada en el garaje de la casa; Amatller fue uno de los primeros propietarios de coche particular en Barcelona. Debajo del parquet de la tienda, hay aún una plataforma giratoria: los coches de la época no tenían marcha atrás, así que cuando el Sr. Amatller avisaba de que quería salir a lucir automóvil paseo arriba, paseo abajo para terror, seguramente, de conductores de tranvía, caballos y peatones, el chófer, en el garaje, giraba la plataforma y con ella el coche hasta dejarlo encarado a la vidriera. Abría la vidriera, abría el portalón, esperaba a que bajaran Amatller e hija y vamos que nos vamos.
Amatller solo tuvo una hija que no llegó a casarse y que siempre vivió con él. Las malas lenguas dicen lo que suelen decir las malas lenguas en estos casos. Yo no sé nada, solo he visto a padre e hija en algunas fotos que decoraban las paredes de la tienda de la casa Amatller. En todas ellas, tanto la hija como el padre salen con los ojos cerrados; esto es porque en aquella época, cuando te hacían una foto, tenías que posar un ratazo porque los negativos necesitaban largo tiempo de exposición, y porque el fogonazo del flash te iba a hacer cerrar los párpados de repente y poner cara de supersusto sí o sí.
¿Cómo puede ser que para tan largo tiempo de exposición bastara con un fogonazo? Eso tampoco lo sé. Solo sé que bien por una cosa, bien por la otra, los Amatller salen en todas las fotos con los ojos cerrados, así que no sé cómo se miraban los Amatller entre ellos y por eso no tengo ninguna pista de si lo que dicen esas malas lenguas es verdad.
Cuando les explicaba a los japoneses todo esto último sobre los ojos cerrados de los Amatller en las fotos, ellos, igual que con la historia del coche giratorio, volvían a abrir los suyos como platos. Son la hostia, los japoneses.
Cuando murió la hija Amatller, el padre ya había muerto, no quedó ningún familiar que heredara la casa. Se la dieron al cochero. Ahora el edificio es, en parte, propiedad de un descendiente de ese cochero que giraba la manivela de la plataforma de aquel garaje. En parte: uno de los pisos pertenece a su exmujer (¡ay, el prenup sin firmar!). ¿Y la tienda de quién es? Pues del descendiente del cochero también, pero debería de ser de Femi, sin duda.
Femi es la portera de la casa Amatller.
Tiene una garita en la entrada, a mano derecha, justo antes de llegar a las escaleras, que están antes del ascensor, que está al lado de la puerta de la tienda. Femi debería ser la reina de la planta baja porque ya lo era, en funciones. Entraba hasta la tienda a darnos conversación y a traernos algo de merendar siempre que veía que había pocos guiris rondando. Se enfadaba con nosotras -nunca contra nosotras- cuando le contábamos que nos querían bajar el sueldo, que nos habían quitado la silla o que nos habían dicho que no moviéramos el culo de allá hasta las nueve en punto de la noche. Echaba a todos los turistas -los japoneses se quedaban más ojipláticos que con cualquier historia de fotos con la visión de esa señora rubia espetándoles vocalizando mucho, según ella para que la entendieran, que estábamos cerrando-. Se quedaba a hacernos compañía mientras contábamos el dinero para que no nos quedáramos solas con las montañitas de monedas y billetes a aquellas horas, que ya era de noche. Y si la caja no cuadraba, dejaba el bolso, se quitaba el abrigo y nos decía: venga, tranquila, cuenta otra vez, que yo te espero, que no tengo ninguna prisa.
Veo mucho a Femi ahora porque paso todos los días por delante de la Casa Amatller cuando voy a trabajar. Hoy me ha contado que le han puesto un andamio en la entrada de la casa y que ya no puede estar en su garita. Le he dicho: ¿a ver?, ha abierto la puerta y he mirado. El andamio es enorme y tiene una plancha de hierro que tapa la puerta de su rinconcito, del rinconcito de Femi. Estaba yo mirando eso indignada cuando la he oído que me decía: y mira tu tienda, qué vacía.
Mi tienda, decía.
Esa tienda es de Femi. Femi debería ser la reina de toda la planta baja, fotos, plataforma giratoria del garaje y hasta japoneses ojipláticos incluidos, de la Casa Amatller.
El tal Amatller, chocolatero, viajero y coleccionista de fotografía, se la hizo construir al arquitecto Josep Puig i Cadafalch a finales del XIX. Por fecha de inicio de las obras, es más antigua que la Pedrera y que la Batlló: he visto a japoneses abrir los ojos como platos cuando les he contado esto. ¿Qué hacía yo contándoles esto a los japoneses? Durante casi un año trabajé en la tienda de la casa Amatller, ubicada en el garaje de la casa; Amatller fue uno de los primeros propietarios de coche particular en Barcelona. Debajo del parquet de la tienda, hay aún una plataforma giratoria: los coches de la época no tenían marcha atrás, así que cuando el Sr. Amatller avisaba de que quería salir a lucir automóvil paseo arriba, paseo abajo para terror, seguramente, de conductores de tranvía, caballos y peatones, el chófer, en el garaje, giraba la plataforma y con ella el coche hasta dejarlo encarado a la vidriera. Abría la vidriera, abría el portalón, esperaba a que bajaran Amatller e hija y vamos que nos vamos.
Amatller solo tuvo una hija que no llegó a casarse y que siempre vivió con él. Las malas lenguas dicen lo que suelen decir las malas lenguas en estos casos. Yo no sé nada, solo he visto a padre e hija en algunas fotos que decoraban las paredes de la tienda de la casa Amatller. En todas ellas, tanto la hija como el padre salen con los ojos cerrados; esto es porque en aquella época, cuando te hacían una foto, tenías que posar un ratazo porque los negativos necesitaban largo tiempo de exposición, y porque el fogonazo del flash te iba a hacer cerrar los párpados de repente y poner cara de supersusto sí o sí.
¿Cómo puede ser que para tan largo tiempo de exposición bastara con un fogonazo? Eso tampoco lo sé. Solo sé que bien por una cosa, bien por la otra, los Amatller salen en todas las fotos con los ojos cerrados, así que no sé cómo se miraban los Amatller entre ellos y por eso no tengo ninguna pista de si lo que dicen esas malas lenguas es verdad.
Cuando les explicaba a los japoneses todo esto último sobre los ojos cerrados de los Amatller en las fotos, ellos, igual que con la historia del coche giratorio, volvían a abrir los suyos como platos. Son la hostia, los japoneses.
Cuando murió la hija Amatller, el padre ya había muerto, no quedó ningún familiar que heredara la casa. Se la dieron al cochero. Ahora el edificio es, en parte, propiedad de un descendiente de ese cochero que giraba la manivela de la plataforma de aquel garaje. En parte: uno de los pisos pertenece a su exmujer (¡ay, el prenup sin firmar!). ¿Y la tienda de quién es? Pues del descendiente del cochero también, pero debería de ser de Femi, sin duda.
Femi es la portera de la casa Amatller.
Tiene una garita en la entrada, a mano derecha, justo antes de llegar a las escaleras, que están antes del ascensor, que está al lado de la puerta de la tienda. Femi debería ser la reina de la planta baja porque ya lo era, en funciones. Entraba hasta la tienda a darnos conversación y a traernos algo de merendar siempre que veía que había pocos guiris rondando. Se enfadaba con nosotras -nunca contra nosotras- cuando le contábamos que nos querían bajar el sueldo, que nos habían quitado la silla o que nos habían dicho que no moviéramos el culo de allá hasta las nueve en punto de la noche. Echaba a todos los turistas -los japoneses se quedaban más ojipláticos que con cualquier historia de fotos con la visión de esa señora rubia espetándoles vocalizando mucho, según ella para que la entendieran, que estábamos cerrando-. Se quedaba a hacernos compañía mientras contábamos el dinero para que no nos quedáramos solas con las montañitas de monedas y billetes a aquellas horas, que ya era de noche. Y si la caja no cuadraba, dejaba el bolso, se quitaba el abrigo y nos decía: venga, tranquila, cuenta otra vez, que yo te espero, que no tengo ninguna prisa.
Veo mucho a Femi ahora porque paso todos los días por delante de la Casa Amatller cuando voy a trabajar. Hoy me ha contado que le han puesto un andamio en la entrada de la casa y que ya no puede estar en su garita. Le he dicho: ¿a ver?, ha abierto la puerta y he mirado. El andamio es enorme y tiene una plancha de hierro que tapa la puerta de su rinconcito, del rinconcito de Femi. Estaba yo mirando eso indignada cuando la he oído que me decía: y mira tu tienda, qué vacía.
Mi tienda, decía.
Esa tienda es de Femi. Femi debería ser la reina de toda la planta baja, fotos, plataforma giratoria del garaje y hasta japoneses ojipláticos incluidos, de la Casa Amatller.
dilluns, 14 de maig del 2012
Miro els arbres. Com no m'he de repetir?
Perejaume.
... y la cronista de pega, que, por si no ha quedado claro ya, soy yo y no Anna Ballbona (que la Ballbona es tan de verdad como de verdad son todas sus crónicas, igual que de verdad son las crónicas de Esteve Plantada), se va a dormir más tranquila porque ha estado tomando la última cerveza con Joan Todó, el árbol que, aún faltándole en el paisaje desde hace días, desde hace días también se ha hecho más presente que nunca.
¡Qué contundentes estuvieron ayer Perejaume y Chantal Maillard! ¡Cómo siguieron ayer los dos, durante un rato largo, haciendo el ruidito del agua y del fuego, del fuego y el agua, con el que empezaron la sesión!
Eduard, Martí: ¡Qué fes-ti-va-lón os está quedando!
Perejaume.
... y la cronista de pega, que, por si no ha quedado claro ya, soy yo y no Anna Ballbona (que la Ballbona es tan de verdad como de verdad son todas sus crónicas, igual que de verdad son las crónicas de Esteve Plantada), se va a dormir más tranquila porque ha estado tomando la última cerveza con Joan Todó, el árbol que, aún faltándole en el paisaje desde hace días, desde hace días también se ha hecho más presente que nunca.
¡Qué contundentes estuvieron ayer Perejaume y Chantal Maillard! ¡Cómo siguieron ayer los dos, durante un rato largo, haciendo el ruidito del agua y del fuego, del fuego y el agua, con el que empezaron la sesión!
Eduard, Martí: ¡Qué fes-ti-va-lón os está quedando!
diumenge, 13 de maig del 2012
Saul Williams. Saul Williams recitando en una plaza justo antes del slam de poesía. Y la tía que tienes al lado ha venido a ver el slam y pasa como la mierda de Saul Williams. Pasa como la mierda hasta el punto que le suena el móvil, contesta y se pone a gritar para que quien le ha llamado le oiga por encima de Saul Williams. Le miras, te pide perdón de pasada y sigue gritando. Y mira: en ese momento notas el peso de toda educación, de toda norma social que, año tras año, desde bien jovencita, te ha ido cayendo encima; toda educación, toda norma social levantándose a modo de barreras, a modo de peajes en plena autopista de la conexión nerviosa cerebro-mano; peajes que impiden el movimiento más natural, el que te pide el cuerpo en ese preciso momento: darle una soberana hostia a la tía del móvil, a la de al lado, a la que grita más que Saul Williams.
Saul Williams es este:
Es el negro que si te pilla en frío te puede dejar el regusto de que te acaban de soltar una retahíla de consignas tampoco demasiado novedosas, tampoco tan alejadas de las del predicador desbocado, pero esa es una cosa que solo pasa cuando ves a Saul Williams pensando que quien tienes al otro lado del teléfono no te puede escuchar; eso pasa solo cuando el gritón eres tú y no ese negro que grita; eso solo pasa cuando has ido a ver a unos cuantos poetas para ponerles nota, que es de lo que va un slam; para escuchar poemas que duran un máximo de tres minutos, cuando los del negro no suelen bajar de seis, y levantar la pizarrica en la que has escrito 6'5, 3'2 u 8'7, y quedarte tan ancha sin llegar a darte cuenta de que el recital bueno no tiene límite de tiempo, de que en el recital bueno, en el de Saul Williams, es el poeta quien te está poniendo nota a ti.
Y tú has suspendido, has suspendido y has vuelto a suspender con el móvil en la mano. Imbécil.
Y yo probablemente también, por haberme quedado ahí encallada y callada en vez de optar por el #novullpagar, #elquevullespegar, y haberte dado una buena hostia a tiempo.
Saul Williams es este:
Es el negro que si te pilla en frío te puede dejar el regusto de que te acaban de soltar una retahíla de consignas tampoco demasiado novedosas, tampoco tan alejadas de las del predicador desbocado, pero esa es una cosa que solo pasa cuando ves a Saul Williams pensando que quien tienes al otro lado del teléfono no te puede escuchar; eso pasa solo cuando el gritón eres tú y no ese negro que grita; eso solo pasa cuando has ido a ver a unos cuantos poetas para ponerles nota, que es de lo que va un slam; para escuchar poemas que duran un máximo de tres minutos, cuando los del negro no suelen bajar de seis, y levantar la pizarrica en la que has escrito 6'5, 3'2 u 8'7, y quedarte tan ancha sin llegar a darte cuenta de que el recital bueno no tiene límite de tiempo, de que en el recital bueno, en el de Saul Williams, es el poeta quien te está poniendo nota a ti.
Y tú has suspendido, has suspendido y has vuelto a suspender con el móvil en la mano. Imbécil.
Y yo probablemente también, por haberme quedado ahí encallada y callada en vez de optar por el #novullpagar, #elquevullespegar, y haberte dado una buena hostia a tiempo.
dissabte, 12 de maig del 2012
... festival eres tú.
Y va el Sito Subirats y me canta una jota. Y cuando acaba, me mira desafiante, así como diciendo ¿qué? Y Víctor, que anda por ahí, me dice: ahora le tienes que contestar. Yo les digo que no me sean bertsolaris, que en Navarra, las jotas no se contestan, que acaban con un chimpón de guitarra o con un riau riau, y ya está, se ha acabau. Que es todo en uno, en Navarra, una jota. Pero el Sito me levanta las cejas, así como diciendo otra vez ¿qué? ¿qué? Y no puedo más que contestarle cantando, brazos en jarras:
Y ahora tú te quedas
esperando una jota
Pues yo te contesto
que no es chirigota
Y no tengo ni idea de lo que le he querido decir, pero lo dejo mudo, que mira que es difícil dejar mudo al Sito. Pues callado se queda por un momento para acabar diciendo òstia, tia, Sucunza! Bueno, ¿no quieres polvo?, pienso yo, pues no vayas a la era. Pero esto no era así: la jota, en Navarra, no se contesta, y ayer a mí me obligaron a contestar a jotas de allá abajo con jotas de allá arriba. Y como esto siga así, me veo cantando más jotas el día de la romería de la calle Carretes que están organizando las chicas de las Fernández. Y no sé, yo no había venido a esto. Yo había venido a ver recitar a Urayoán Noel y a Saul Williams en la Virreina. Pero ahora veo que son las cinco de la mañana y que estoy con Urayoán en el Kentucky, traduciéndole del euskara una bufanda del Atletic de Bilbao que hay colgada en la pared y descubriendo luego con él todos los paralelismos que hay entre el español portorriqueño en Nueva York y el catalán en España. Y como es una cosa de la que nunca acabaríamos de hablar y es tarde y estamos borrachos, decido que ya es hora de ir a casa pero le pido antes que me haga un poema en el whatsapp del móvil. Le conecto el modo reconocedor de voz y le planto el cacharro en la boca.
Y Urayoán dice:
ES LO QUE HAGO TODO EL TIEMPO
Y el móvil poeta escribe:
HE SIDO UN LOBO SOLO TODO EL TIEMPO
Le mando el poema a Olga y le digo: tienes un poema de Urayoán Noel en el móvil. Y con esto y un bizcocho, salimos a la calle, Víctor y Urayoán se van para las Ramblas; Max y Olga deciden acompañarnos a Sito y a mí porque no se fían de dejarnos solos, a ver si nos vamos a liar a jotazos en plena calle. Metemos a Sito en un taxi, me meten a mí en mi portal y tiran Carretes arriba, en sentido contrario del que será, seguramente, el de la romería que ahora, al parecer, tenemos pendiente y que tiene toda la pinta de que acabará también en jotas de las que no se contestan, ¿qué se van a contestar? hombre, por Dios, que sois todos una panda de bertsolaris.
Y va el Sito Subirats y me canta una jota. Y cuando acaba, me mira desafiante, así como diciendo ¿qué? Y Víctor, que anda por ahí, me dice: ahora le tienes que contestar. Yo les digo que no me sean bertsolaris, que en Navarra, las jotas no se contestan, que acaban con un chimpón de guitarra o con un riau riau, y ya está, se ha acabau. Que es todo en uno, en Navarra, una jota. Pero el Sito me levanta las cejas, así como diciendo otra vez ¿qué? ¿qué? Y no puedo más que contestarle cantando, brazos en jarras:
Y ahora tú te quedas
esperando una jota
Pues yo te contesto
que no es chirigota
Y no tengo ni idea de lo que le he querido decir, pero lo dejo mudo, que mira que es difícil dejar mudo al Sito. Pues callado se queda por un momento para acabar diciendo òstia, tia, Sucunza! Bueno, ¿no quieres polvo?, pienso yo, pues no vayas a la era. Pero esto no era así: la jota, en Navarra, no se contesta, y ayer a mí me obligaron a contestar a jotas de allá abajo con jotas de allá arriba. Y como esto siga así, me veo cantando más jotas el día de la romería de la calle Carretes que están organizando las chicas de las Fernández. Y no sé, yo no había venido a esto. Yo había venido a ver recitar a Urayoán Noel y a Saul Williams en la Virreina. Pero ahora veo que son las cinco de la mañana y que estoy con Urayoán en el Kentucky, traduciéndole del euskara una bufanda del Atletic de Bilbao que hay colgada en la pared y descubriendo luego con él todos los paralelismos que hay entre el español portorriqueño en Nueva York y el catalán en España. Y como es una cosa de la que nunca acabaríamos de hablar y es tarde y estamos borrachos, decido que ya es hora de ir a casa pero le pido antes que me haga un poema en el whatsapp del móvil. Le conecto el modo reconocedor de voz y le planto el cacharro en la boca.
Y Urayoán dice:
ES LO QUE HAGO TODO EL TIEMPO
Y el móvil poeta escribe:
HE SIDO UN LOBO SOLO TODO EL TIEMPO
Le mando el poema a Olga y le digo: tienes un poema de Urayoán Noel en el móvil. Y con esto y un bizcocho, salimos a la calle, Víctor y Urayoán se van para las Ramblas; Max y Olga deciden acompañarnos a Sito y a mí porque no se fían de dejarnos solos, a ver si nos vamos a liar a jotazos en plena calle. Metemos a Sito en un taxi, me meten a mí en mi portal y tiran Carretes arriba, en sentido contrario del que será, seguramente, el de la romería que ahora, al parecer, tenemos pendiente y que tiene toda la pinta de que acabará también en jotas de las que no se contestan, ¿qué se van a contestar? hombre, por Dios, que sois todos una panda de bertsolaris.
divendres, 11 de maig del 2012
Oigan, ¿ya siguen el blog del Festival de Poesia de Barcelona?
Los cronistas son de lujazo: lo hacen tan bien que son capaces de quitarte de encima la espinita esta tan incómoda del no llegar a verlo todo.
Los cronistas son de lujazo: lo hacen tan bien que son capaces de quitarte de encima la espinita esta tan incómoda del no llegar a verlo todo.
dimarts, 8 de maig del 2012
Pues ya está: habemus cartel de Sanfermines 2012.
La mayoría de pamplonicas que habéis participado en la votación, habéis decidido que el ganador es este:
Es como para meteros a todos en una máquina del tiempo y enviaros al Saigón de 1960, en alpargatas sanfermineras.
No lo pilláis, ¿no? Ya: ese es el problema.
La mayoría de pamplonicas que habéis participado en la votación, habéis decidido que el ganador es este:
Es como para meteros a todos en una máquina del tiempo y enviaros al Saigón de 1960, en alpargatas sanfermineras.
No lo pilláis, ¿no? Ya: ese es el problema.
Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la imbecilidad.
y otro.
y otro. (Este se merece extraerle una cita: "así él (el bebé) aprende que el comer es una cosa que se hace cuando uno está despierto").
y otro.
Miquel Bauçà, retuércete en tu tumba.
y otro.
y otro. (Este se merece extraerle una cita: "así él (el bebé) aprende que el comer es una cosa que se hace cuando uno está despierto").
y otro.
Miquel Bauçà, retuércete en tu tumba.
divendres, 4 de maig del 2012
Hace unos años (pocos, ella tiene solo tres) a mi sobrina le regalaron un canario. Mi hermana le preguntó qué nombre le quería poner. Ella respondió: Yoyó. Debía de ser allá por la misma época en la que ella empezaba a querer hablar por teléfono y que, por primera vez, a la pregunta de tú quién eres, respondía: Aina Boqué. Recuerdo haber escrito por aquí una entrada en la que explicaba no sé qué de la primera consciencia del yo, del vértigo que me daba la cosa y de la naturalidad con la que mi sobrina empezaba a asimilarlo, ajena a cómo la 'tontería' iba a ser una de las cosas que le iba a acompañar toda la vida. (Qué tremendo, ¿eh?, la nena solo había dicho su nombre...).
Por aquella misma época también, Miqui Otero presentaba su primer libro ('Hilo musical'). Kiko Amat le hacía los honores pronunciando una encendida defensa de la literatura del yo. Yo no podía estar en más desacuerdo con lo que estaba oyendo. La literatura del yo me parecía de un reduccionismo salvaje; hasta los libros de Kiko Amat me parecían de un reduccionismo salvaje también. Recuerdo que aquel día de la presentación, me tomé unas cervezas, crucé con Isabel Obiols un par de miradas condenatorias hacia lo que estábamos viendo y escuchando, y me fui a casa pensando que el futuro de la literatura, si tenía alguno y este iba por aquí, estaba acabadísimo.
¿Acabadísimo? Han pasado años y aún ando dándole vueltas al asunto. ¿No consiste en eso, en darle vueltas al asunto, la literatura?
Kiko Amat y Miqui Otero han hecho tema de reflexión de aquel asunto del yo, que arranca, por mucho que no nos demos cuenta, cuando aún apenas somos capaces de andar y que nos acompaña durante toda la vida, y que ahora me parece de todo menos reduccionista.
Hoy empieza esto. Como todos los festivales, es un poco hacer espectáculo de la reflexión y da un poco de miedo que se quede en eso, en espectáculo; pero en lo que a mí me concierne, ya ha ido más allá: me ha tenido un mes dándole vueltas al asunto. ¿Qué digo, un mes? Si igual que a mi sobrina, igual que a toda la humanidad en distintos niveles de consciencia, es un tema que nos ocupa ¡desde que empezamos a hablar!
Pues ahí lo tendrán todo: en el cccb, hoy y mañana, a partir de las siete de la tarde. Pueden tomárselo como un simple espectáculo de escritores y artistas poniéndole a su canario el nombre de Yoyó o pueden ir más allá y pensar en lo yo que son ustedes también y en lo que serían capaces de crear a partir de esa idea: en lo que están obligados a crear a partir de esa idea si son capaces de trascenderla, si no quieren quedarse en un yo pequeñito y absurdo.
(Uy, mira, Carles Miró torna a apuntar-se al marro joísta).
Por aquella misma época también, Miqui Otero presentaba su primer libro ('Hilo musical'). Kiko Amat le hacía los honores pronunciando una encendida defensa de la literatura del yo. Yo no podía estar en más desacuerdo con lo que estaba oyendo. La literatura del yo me parecía de un reduccionismo salvaje; hasta los libros de Kiko Amat me parecían de un reduccionismo salvaje también. Recuerdo que aquel día de la presentación, me tomé unas cervezas, crucé con Isabel Obiols un par de miradas condenatorias hacia lo que estábamos viendo y escuchando, y me fui a casa pensando que el futuro de la literatura, si tenía alguno y este iba por aquí, estaba acabadísimo.
¿Acabadísimo? Han pasado años y aún ando dándole vueltas al asunto. ¿No consiste en eso, en darle vueltas al asunto, la literatura?
Kiko Amat y Miqui Otero han hecho tema de reflexión de aquel asunto del yo, que arranca, por mucho que no nos demos cuenta, cuando aún apenas somos capaces de andar y que nos acompaña durante toda la vida, y que ahora me parece de todo menos reduccionista.
Hoy empieza esto. Como todos los festivales, es un poco hacer espectáculo de la reflexión y da un poco de miedo que se quede en eso, en espectáculo; pero en lo que a mí me concierne, ya ha ido más allá: me ha tenido un mes dándole vueltas al asunto. ¿Qué digo, un mes? Si igual que a mi sobrina, igual que a toda la humanidad en distintos niveles de consciencia, es un tema que nos ocupa ¡desde que empezamos a hablar!
Pues ahí lo tendrán todo: en el cccb, hoy y mañana, a partir de las siete de la tarde. Pueden tomárselo como un simple espectáculo de escritores y artistas poniéndole a su canario el nombre de Yoyó o pueden ir más allá y pensar en lo yo que son ustedes también y en lo que serían capaces de crear a partir de esa idea: en lo que están obligados a crear a partir de esa idea si son capaces de trascenderla, si no quieren quedarse en un yo pequeñito y absurdo.
(Uy, mira, Carles Miró torna a apuntar-se al marro joísta).
dimecres, 2 de maig del 2012
Cuando el continente gana por goleada al contenido.
Teléfonos de última generación para tener conversaciones absolutamente estúpidas. Televisores de más pulgadas que la pared del comedor para ver Sálvame y e-readers que cuestan 100 euros más que el libro que llevan dentro. Comprarle al niño las botas de Messi para que juegue al fútbol en el patio de cemento del colegio. Ir dejándote un ojo de la cara a plazos a base de pagar peajes de la autopista para ir a hacer una ruta en bici por la Plana de Vic.
El progreso tecnológico y de infraestructuras en detrimento del progreso intelectual. Eso es. Esa es la verdadera inflación. En esas estamos.
Teléfonos de última generación para tener conversaciones absolutamente estúpidas. Televisores de más pulgadas que la pared del comedor para ver Sálvame y e-readers que cuestan 100 euros más que el libro que llevan dentro. Comprarle al niño las botas de Messi para que juegue al fútbol en el patio de cemento del colegio. Ir dejándote un ojo de la cara a plazos a base de pagar peajes de la autopista para ir a hacer una ruta en bici por la Plana de Vic.
El progreso tecnológico y de infraestructuras en detrimento del progreso intelectual. Eso es. Esa es la verdadera inflación. En esas estamos.
dimarts, 1 de maig del 2012
Puto imaginario colectivo, que ahora, cada vez que uno dé por terminado un trabajo que le haya costado un mínimo esfuerzo pensará: me he vaciado y ahora me tengo que volver a llenar.
Y venga épica inflada de la que siempre me lleva a reivindicar a mi padre diciendo: si te lo supieras todo, sacarías un diez. Y tu única obligación ahora, en el colegio, es sabértelo todo.
Todo el mundo piensa que la genialidad de Guardiola redime a todo el país de su mediocridad. Y yo, ahora, con el libro terminado, me resisto a darle carpetazo por sentirme más mediocre que nunca.
(Cómo estamos. Sí).
Y venga épica inflada de la que siempre me lleva a reivindicar a mi padre diciendo: si te lo supieras todo, sacarías un diez. Y tu única obligación ahora, en el colegio, es sabértelo todo.
Todo el mundo piensa que la genialidad de Guardiola redime a todo el país de su mediocridad. Y yo, ahora, con el libro terminado, me resisto a darle carpetazo por sentirme más mediocre que nunca.
(Cómo estamos. Sí).
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