Siempre que leo que alguien se refiere a otro alguien por el gentilicio para no repetirle el nombre a la segunda frase, se me antoja que escriba en genérico, y el artículo se me acaba volviendo un cúmulo de afirmaciones nazis.
El alemán toca el balón como los dioses.
Creo que la culpa es de "el abejaruco" de Félix Rodríguez de la Fuente.