dissabte, 2 de juliol del 2011

Dietario de la tienda. Día 2

Dice mi hermano: La gente de Sant Cugat compra pijamas, la de Cornellà, no.
Yo le digo: La gente rica duerme en pijama, la pobre, en calzoncillos.
No te creas que allí vendí más calzoncillos que aquí, contesta él.
La gente pobre duerme en pelotas, concluyo yo.
Nos reímos un rato y me abandona a mi ya habitual estado contemplativo-meditativo -hoy he alcanzado unos niveles de órdago para ser sólo el segundo día: me he quedado totalmente in albis mirando un billete de cincuenta hasta que un cliente me ha dicho 'me tienes que devolver 12,40' y yo he tenido que reprimir un '¿tú quién eres?' que, al despertar tan súbitamente, ha estado a punto de salir de mi boca-.

A mi estado contemplativo-meditativo he vuelto, les decía, tras la conversación interfraternal, con un tema sobre el que pensar: la cosa de la generalización. Es un tema sobre el que llevo pensando desde hace unos días; desde que leí esto y luego esto, en concreto. A mí, hace tiempo que leer a Enric Vila ya no me cabrea, porque un día me lo explicaron. Desde entonces, cuando leo cosas como las que hace un momento les he linkado, pienso esto que les voy a decir ahora, que es lo mismo que he pensado tras la tontería de los calzoncillos y los pijamas. Pienso que querer entender un género, un país, incluso una época desde un punto de vista tan sesgado es una idiotez tan grande como creer vislumbrar la tendencia general de voto en el caso de un referendum por la independencia de Catalunya, a la luz de los resultados de un sondeo hecho en su web por el diario El Punt.

Por la tienda pasa mucha gente, todos son de un padre y de una madre. Es una solemne estupidez querer hacer teorías universales del tipo: las señoras que tienen un chihuahua son muy educadas, porque hoy ha entrado una señora con un chihuahua y me ha preguntado muy correctamente si podía entrar con el perro (pensaba que me había vuelto loca, por cierto: el perro estaba detrás de su zapato y yo no lo veía) y cuando le he dicho que sí me ha dado las gracias con una gran sonrisa.

Lo que pasa es que el mundo es tan grande y nosotros tan perezosos que tendemos a conformarnos con la encuestita de turno.

Esperando al tren a las 10 de la noche, he leído en una de las pantallas del andén: "España está por debajo de la media en comprensión lectora en formato digital", que es una afirmación que tiene pinta de venir también de una encuesta. Ahí lo dejo. Me ha inquietado un poco lo del nuevo subgénero lector. Aunque, bueno, igual he leído mal.