Si en la vida hay que aprender un par de cosas, estas probablemente sean: 1) Ser consciente de tus habilidades, de lo que sabes y puedes hacer, y 2) Ser consciente de tus limitaciones.
Hace un par de días, Lourdes García me propuso cubrir para la BBC/Al-Jazeera la manifestación antiindependentista que ayer se celebró en Barcelona. Lourdes es productora de TVE en Londres. Se encontró en el brete de buscar a alguien en menos de 24 horas para tal misión y echó mano de lo que pudo, como suele hacen los buenos productores en estos casos. Me llamó, me contó de qué iba la cosa y yo le dije que no.
Vale, no fue tan sencillo: Me mandó un mensaje y me dijo que me llamaba para darme los detalles. Entre el momento en el que recibí el mensaje y la llamada, por mi cabeza, pasó esto:
-Yo: ¡¡Ostras, ostras, la BBC!! ¡¡Ostras, ostras, periodismo!! ¡Sí! ¡Sí! ¡Qué fuerte que haya pensado en mí. Y qué fuerte que la BBC quiera cubrir esto!
-El otro Yo, más sensato: Pero a ver, ¿la cosa va a ser ponerte ahí con la alcachofa y explicarle al mundo en inglés qué está pasando? ¿Y hacerlo además de manera profesional, intentando no meter opinión, ahí, entre fachas?
-Yo: ¿Cómo se dirá facha en inglés?
-Mi otro Yo, más sensato: ¿Cómo se dirá facha en inglés? ¿Ves? No puedes hacerlo.
Llama Lourdes y le digo que no puedo hacerlo, que estaría más pendiente de cómo digo lo que digo que de qué digo y que además acabaría diciendo alguna inconveniencia nada periodística. Quedo con ella en que doy voces para buscar a alguien y le digo que, para esto no, pero que me llame si me necesita para cualquier otra cosa más premeditada, más guionizada, para la que esté más preparada, en definitiva.
Y cuelgo un poco con el dolor de corazón que producen las dudas de haber dejado pasar una oportunidad -objetivamente- interesante pero con el consuelo de haber evitado destrozar -subjetivamente- tal oportunidad.
A veces hay que ser realista contra el propio delirio. Hay que saber reconocer que hay cosas que nos vienen grandes, por muy grandes que nos creamos nosotros mismos. Hay que saber ver que puede que seamos necesarios, importantes, en la medida en la que podamos aportar nuestro granito de arena, pero también hay que no perder de vista que lo más que podríamos aportar sería eso: un granito, no un camión-hormigonera directo a cimentar la historia.
Hablando en el lenguaje del diario Ara (luego me lavaré la boca con jabón, no se preocupen): toca hacer visible a Catalunya en el mundo; toca construir país. Hacer una crónica que se retransmitirá por una tele de gran alcance, a nivel mundial, es una manera de hacer estas dos cosas, y tanto que lo es. Construir un Parlament sólido también lo es. Por muy ilusionados que estemos por hacerlo, por mucho que nos haga tilín la cosa ser protagonista, ser pieza importante en esta construcción, debemos ser conscientes que también la podemos cagar mucho si no estamos preparados para ello: que una cosa es jugar con los cubos de construcción de colorines y otra cosa es meterse a arquitecto. Que el entusiasmo solo no es suficiente. ¿Qué sé yo de hacer crónicas en inglés para la BBC? ¿Qué sabe Eva Piquer de hacer política? Nada. Y nada. Ganas de hacer una cosa y la otra seguro que las tenemos las dos; como locas, sí. Pero ahí es donde tiene que entrar en juego el otro Yo, más sensato, que se llama responsabilidad y que debe comenzar por uno mismo.
De momento, y a colación de todo esto, me sé de unos cuantos, yo incluida, que hemos decidido no votar esta vez a ERC. Y mira que había pocas alternativas.
(Ah, otro día podemos hablar de la compatibilidad del periodismo con lo que está haciendo esta señora).