Mueran los ilustradores de personajitos cabezones (esa especie de mangas mal digeridos, de mejillas sonrosadas y ojos grandes con pupilitas vibrantes y en permanente estado de humefacción -me la he inventado esta última palabra-...).
Detalle, denme detalle; nada de fondos difuminados residuo de la época no superada de pintura con dedos de la guardería.
Dadme más libros de Einar Turkowski!
Uy, pero miren, ¡si hay uno nuevo y dentro de un mes es mi cumpleaños!
¡Gracias!