Se me han mezclado luchas y causas en la cabeza y llevo toda la mañana tarareando esta canción
y pensando si no será otra forma de dictadura esta manera descarnada de tener que ganarnos las alubias que últimamente se nos está imponiendo.
Ya, la respuesta es sí y la reflexión no es original: cuando te oprimen, te oprimen, da igual que lo hagan con una sirena de fábrica, con una ley de vagos y maleantes o con un aumento del tanto por ciento en el irpf acompañado de una subida del agua y de la luz.
Siempre es el puñetero Estado. Es el Estado el que primero va de padre, obligando, por ejemplo, a reducir la velocidad, a poner advertencias en cajetillas de tabaco y etiquetas de güisquis para decir a los niños lo que no tienen que hacer, y que, cuando tienen a los padres medio confiados en este sentido por cuestiones de responsabilidades compartidas, van un paso más allá y, por los poderes que les han sido concedidos, acaban obligándoles a ellos también a no poder hacer otras cosas como ingresar un sueldo en el banco cada mes y, en consecuencia, no poder pagar tampoco la hipoteca y mucho menos la vacación; ¿pa qué? si también está prohibida otra cosa que no sea vacacionar.
Luego nos extrañará que haya nostálgicos que digan que, al menos, lo que vetaba el anterior era solo pensar, y que, total, de no pensar, uno no se moría de hambre, aunque poco comían algunos entonces también.
Así que, porque ahora puedo y por si mañana no, que todo vuelve, todo esto ando pensando hoy, primero de mayo.