Yo, cuando voy a la Barceloneta y desde la arena, de cara al mar, miro a la derecha, pienso en dos personas: una, en el Watusi (miren a lo alto del hotel Vela y lo entenderán), y otra, en A.
A., a quien se le acaba de salir de plano algo importante en la vida, lleva un mes sin playa y hoy tampoco irá. Así que yo voy a acercarme hasta allá sólo para contarle que todo lo demás sigue en su sitio: el hotel, la W. y el barrio que, tal como me lo presentó, de todos los en los que ha vivido, es el más suyo.