Aquí, víctima de un absurdo insomnio infantil provocado por (feit) irme de excursión, me veo llenando la maleta de más vestidos que días voy a estar fuera, no pudiendo decidir qué libros llevo y pensando que ya no tengo edad para ponerme nerviosa por estas cosas.
Si ahora se me aparece mi señora madre con una cantimplora y un bocata de chorizo envuelto en papel de plata, no me sorprendería pero nada.
Wa yeah.
(Lo de llevar una hora viendo vídeos de Antònia Font, tampoco me lo explico).