Del por qué es tan importante que Valero y Baños estén en la lista de libros independentistas recomendados por Biel Mesquida. Del por qué es tan importante que se hayan escrito estos libros, de hecho.
Valero Sanmartí, con "Jo només il·lumino la catalana terra", y Antonio Baños, con "La rebel·lió catalana", han aportado la pieza que faltaba para tener la imagen completa del país. Sólo a partir de esta imagen, se puede empezar a hacer algo que no parezca un partido de futbito de sexto de EGB contra los del cole de al lado.
Se ha trivializado tanto el sentimiento nacionalista que hemos llegado a pensarnos que la cosa estaba a tocar porque las ventas de banderas se habían disparado en los todoacienes y el maquillaje cuatribarrado era el que los niños querían llevar en la cara; cualquier cosa cantada en catalán nos servía -hasta el envàs on vas-, hacíamos chipi-chapa cada vez que cualquier farandulero, sin más criterio que haber salido en una serie -mala- de tv3, se prestaba a salir en un anuncio épico diciendo que el pueblo tiene derecho a decidir, como si decidir, de por sí, ya fuera garantía de algo, como si fuera poco indicativo que el pueblo, las veces que ya ha decidido, ha decidido ver Polseres vermelles y escuchar a Sopa de Cabra.
Valero Sanmartí y Antonio Baños apuntan en sus libros a todo eso que tanto nos irrita del país de al lado, y nos dicen que no somos tan diferentes y que, como no somos tan diferentes, ya podemos hablar también nosotros de país, para bien y para mal, con toda nuestra mediocridad, borreguismo, corrupción e ignorancia, que son las cuatro cosas que conforman el muestreo universal -perdonen la contradicción- de la masa que un día irá (esto está aún por ver) a las urnas.
Es depresivo el panorama cultural y político que presentan Valero y Baños. Si uno se parte de risa leyendo sus libros es porque son, encima, buenos explicándose, los tíos. Y que tanta gente esté partiéndose de risa leyéndolos, es porque ya empezamos a ser capaces de tener una cierta capacidad de autocrítica que va más allá del España es mala, Catalunya buena, y este partido lo vamos a ganar.
Baños, el otro día, me decía: Es importante que se empiece a hablar también en estos términos. Y tenía toda la razón.
Hay que leer a Baños y a Valero para saber de dónde se viene. Hay que leerlos para saber a dónde se va; para saber que la estructura de estado no es sólo un novelista malo erigido como escritor nacional por puritica desesperación; que hay estructuras de estado mucho más profundas que son las que provocan las superficiales. Y que saber ver estas estructuras y que haya gente, como estos dos, que sepa criticarlas con tanto arte sin ser luego inmediatamente linchados por la masa boba, es lo que también, sobre todo, por fin, empieza a dar una definición creíble de un país.