divendres, 5 de novembre del 2010



Kunoichi is looooooove.
El 4 de abril de 2010, nuestro amigo Benedicto en su sermón de Pascua, lanzó unas palabrejas en guaraní desde el balcón del Vaticano.
El 17 de marzo de 2009, en una misa celebrada durante su visita a Camerún, hizo parte de la homilía en ewondo (¿en qué?; en ewondo, es un idioma; ¿de dónde?; de Camerún; ¿el Papa estuvo en Camerún en 2009?; Sí, salió por la tele).

El domingo, 7 de noviembre, en Barcelona, nuestro amigo Benedicto hablará en catalán. El momento será captado por unas cuantas cámaras de tv3; la señal la recogerá un camión aparcado en la calle Sicília, por ejemplo, que la rebotará a un satelitito que la mandará a Sant Joan Despí o a Collserola, no sé, desde donde se la pasarán a un pepinazo de satélite que la esmicolarà (o sea, la desmenuzará) y la hará caer en el aparato receptor de un señor que en su casa habla en ewondo (¿en qué?) y que estará mirando la tele en ese momento. ¿Qué se habrá perdido por el camino? El catalán: el señor verá por su tele una misa en la que antes se habrá hablado en latín y después en español; el señor no entendería nada si pudiera oír estos idiomas pero seguramente lo que estará oyendo sea la voz en off en camfranglais (¿en qué?) del periodista de turno de la cadena de televisión de máxima audiencia en Camerún. Dicha cadena, por cierto, habrá puesto en el sitio de la mosca de tv3, que nunca llegará a Camerún, por cierto, su propia mosca, claro.

Así que Benedicto XVI, el 7 de noviembre de 2010, habló en catalán (¿en qué?; en catalán, cuando estuvo en Barcelona; ¿estuvo en Barcelona?; sí, lo dieron por la tele).

Olvídense del artificio, de los millones de euros y de los miles de vallas de seguridad (y de las calles cortadas al tráfico, si pueden). Vayamos a la rentabilidad para el catalán del asunto. mmmmmm.... No: no es rentable ni práctico en absoluto. Aquí, lo único práctico acaba siendo, como siempre, el suma y sigue de pequeñas dimensiones, por ejemplo: práctico para el catalán es que la familia Sucunza-Alfonso (la mía, ¡je!) haya aportado tres nuevos catalanohablantes normalizados (cinco, contando a mis dos sobrinas mallorquinas); que Antonio ayer estuviera buscando cursos para sacarse el nivell C y que Susana se quiera apuntar a un curso de catalán en cuanto se venga a vivir de Pamplona a Barcelona (si se acaba viniendo). La familia de filipinos que vive en el piso de al lado también es práctica para el catalán: una niña y un niño escolarizándose en Barcelona.

¿Que venga el papa y suelte un "Germans, som aquí reunits" en la Sagrada Família? Yo no veo dónde está el negocio.