dimecres, 27 de març del 2013

El mapadeltiempogate que, tras años y años haciendo chup-chup acaba de explotar en nuestros mismos morros, ha puesto mi casa perdida como sólo la llegan a poner perdida esos ocasionales breaking news que parece que hablan de una cosa concreta más o menos tremenda, cuando en realidad están hablando de cosas muchísimo más bestias todavía; de esos que, más que dejarte informado, te dejan con la sensación de, a partir de ese momento, no saber qué más puede pasar.

Este asunto de la suspensión de la emisión de ETB en Navarra, no significa sólo que unos cuantos vayan a quedarse sin el fútbol, la pelota y las motos del Kirolez kirol. Ha y un problema: es el motivo de esta suspensión; un motivo que supone la salida definitiva del armario de la inocuidad de esa cosa que es tan de casa como el café de la sobremesa: la información meteorológica de los telediarios. Nos estaban manipulando también por ahí. O, al menos, jugaban a que lo hacían.

Politizar un mapa no tiene mucho misterio, de hecho, vienen ya politizados de la tienda cuando no son físicos; así que, no siendo el problema el mapa, sí vendría a serlo la intención de quien lo utiliza.

En el caso del mapa del tiempo de la tele, la cosa es más grave aún: si ese mapa se politiza, es porque la información -incluso la que nos habla de si tenemos que coger el paraguas o no- está politizada también. No es nuevo esto último, de hecho, estoy convencida, en algún despacho de ETB (y de TVE y de TV3 y de...), desde hace tiempo, se están tomando decisiones de diseño gráfico e infografía desde la mismísima perspectiva política dominante de turno. Lo que sí que es nuevo es que hemos llegado al punto en el que alguien (el Gobierno de Navarra, en este caso) no tiene ningún reparo en gritarlo a los cuatro vientos: ¡Os estamos manipulando con el mapa del tiempo también!, cuando hasta ahora, por mucho que dejaran a Valencia sin señal, por mucho que se empeñaran en que los repetidores de Baleares no tuvieran nada que repetir, nadie había hablado de los motivos tan abiertamente.

Yo cada vez lo tengo más claro: esto es una guerra y, si no, se le empieza a parecer mucho; y más ahora, con mapas de por medio, con tanta gente moviendo fronteras de aquí para allá, a golpe de rotulador.
Me está saliendo de golpe toda la demagogia con esto de la PAH siendo medioETA o no. Demagogia de la de, estando ayer con dos amigos hablando del tema, pasarme por la cabeza la idea de un tipo imaginario, hijo de asesinado, a punto de ser desahuciado, y advertirles "esto que voy a decir es muy demagógico", para acabar diciéndolo igual y, mientras lo suelto, notar así como un sabor entre naftalina, incienso de botafumeiro y almidón de planchar el cuello de la camisa de diputado: todo un cuadro de sensaciones auditivo-olfativas asqueroso, vaya, les ofrecí yo ayer a estos dos. Pero es que me da mucha rabia todo esto. Rabia de la que confunde, de la de volverse loco y querer arramblar con todo; de la de querer coger a esta señora, por llamarle algo, y gritarle "pero tú qué te has creído, imbécil", que aún andáis por la vida llenándoseos la boca, ETA, ETA, ETA, como si fuera vuestra; como si fuera tan fácil esto de los buenos y los malos; como si pudiérais seguir tratándonos como a críos a los que les presentáis el mundo como un sitio en el que las cosas se dividen en dos: caca y rico, según se puedan o no meter en la boca, siendo además sólo vosotros quienes deciden qué se puede y qué no se puede meter en la boca.

Eres caca, tía. Eso es lo que eres. Deberías estar encerradita en tu casa, oyendo cómo llaman a tu puerta al toque de "abra, policía", ya verás lo etarra que te volvías en un momento.