Pensaba que me quedaban unas treinta páginas para acabar El mar, de Blai Bonet, y resulta que sólo me quedaban dos y que todas las que venían detrás era un postfacio -maldita sea- que me ha pillado pensando -maldita, maldita sea- en lo poco que tiene que ver esta novela con la referencia que a la inmensa mayoría le viene ahora a la cabeza cuando piensa en niños y en hospitales.
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Pensando en Albert Espinosa, me ha pillado el final de El mar.
MALDITA, MALDITA, MALDITA SEA.