Esta foto sirve para casi todo. Miren:
CIU saca un anteproyecto modificando de golpe 80 leyes, y el argumento es que "en tiempos de crisis la ciudadanía no entendería gastar toda la legislatura debatiendo las leyes una a una"
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Me acaba de llegar una nota de prensa que anuncia la publicación del libro "¡Estás contratado! Todas las claves para superar con éxito una entrevista de trabajo". Uno de los puntos del índice es: "Prepararnos para gestionar el rechazo".
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si reemplazas automáticamente las palabras clave por otras igual de clave, tienes un libro de ligar
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Enviamos a los Mossos por cuestiones de salubridad y limpieza; todo el material confiscado podrá recuperarse a partir del lunes.
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dimarts, 7 de juny del 2011
Aquí, intentando destilar el tipo dictador, me encuentro con Omar Torrijos, el panameño, diciéndole a García Márquez que 'El otoño del patriarca' es su mejor libro porque "es verdad, todos (los dictadores) somos así".
De un tiempo a esta parte, cuando quiero desviarme de ciertas líneas de pensamiento recurrente -que, de tanto recurrir, me empiezan a aburrir y mucho-, pienso en dictadores: de lo pequeño a lo grande, ya saben, al más puro estilo demagógico del ‘anda que preocuparte por eso con la cantidad de niños que mueren de hambre en el mundo...’, pero llevado al otro extremo; al de los delirios de grandeza en vez de al de los de miseria: ¿por qué no iba a funcionar la cosa a lo fastuoso si funciona a lo decadente? Y funciona; se lo juro: las pequeñas turbulencias de la vidita de una transpoladas a la dimensión dictatorial tienen un no sé qué de ridículo hiperdimensionado que llevan directas a dejarse de hostias.
Se me está mimetizando en la cabeza además, cada vez más y más cuanto más leo al respecto, la figura del dictador clásico con la clásica figura de la mujer despechada: con lo que yo he hecho por ti (país/marido) para que tú ahora me pagues con estas.
Y en esas ando: con todo esto pendiente de desarrollo, ciñéndome a dos máximas que últimamente mandan -mucho- en mi modus operandi, a saber: 'muypronto perodespacito' (Jojo dixit) y 'si sale con barba, San Antón, y si no, la Purísima Concepción' (Gemma dixit).
De un tiempo a esta parte, cuando quiero desviarme de ciertas líneas de pensamiento recurrente -que, de tanto recurrir, me empiezan a aburrir y mucho-, pienso en dictadores: de lo pequeño a lo grande, ya saben, al más puro estilo demagógico del ‘anda que preocuparte por eso con la cantidad de niños que mueren de hambre en el mundo...’, pero llevado al otro extremo; al de los delirios de grandeza en vez de al de los de miseria: ¿por qué no iba a funcionar la cosa a lo fastuoso si funciona a lo decadente? Y funciona; se lo juro: las pequeñas turbulencias de la vidita de una transpoladas a la dimensión dictatorial tienen un no sé qué de ridículo hiperdimensionado que llevan directas a dejarse de hostias.
Se me está mimetizando en la cabeza además, cada vez más y más cuanto más leo al respecto, la figura del dictador clásico con la clásica figura de la mujer despechada: con lo que yo he hecho por ti (país/marido) para que tú ahora me pagues con estas.
Y en esas ando: con todo esto pendiente de desarrollo, ciñéndome a dos máximas que últimamente mandan -mucho- en mi modus operandi, a saber: 'muypronto perodespacito' (Jojo dixit) y 'si sale con barba, San Antón, y si no, la Purísima Concepción' (Gemma dixit).
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