dilluns, 13 de maig del 2013

Que el Gobierno español se estuviera "fabricando" nuevos enemigos basados en la lengua previendo que Catalunya y Euskadi se van (¿qué hacen los gallegos, por cierto?), para cuando España sea definitivamente una, pequeña y dependiente de Alemania.

Que una vez establecidas las nuevas fronteras, los territorios en los que se habla el mallorquín, el valenciano el lapao y el lapapyp, inicen un proceso de secesión que esgrima cada uno de estos idiomas como seña identitaria, al mismo tiempo que lo que quede de España se invente denominaciones del tipo Lengua Aragonesa Propia del Área Occidental (LAPAOC), Lengua Aragonesa Propia de la Ribera Sur del Ebro (LAPRSE) O Lengua Murciana Propia del Área Norte (LEMPAN), y que cuando los tres primeros sean independientes, sea el turno de los procesos de secesión de estos últimos tres; al mismo tiempo que el Gobierno empieza a inventarse nombres para las lenguas, también inventadas, que se hablen en lo que queda de territorio.

Y así sucesivamente hasta que del territorio actalmente conocido como España, no quede absolutamente nada más que un pueblecito en el centro mismo de la península, que viva absurdamente orgulloso por ser el último bastión del castellano puro; que consiga el reconocimiento de su gran "mérito" por parte de la UE, la cual le otorgará categoría de "reserva" y le enviará a unos señores a instalar unos rollos de alambrada en todo su perímetro para acabar vendiéndolo, cuando se den cuenta de que nunca será rentable mantenerlo, a un magnate ruso del sector del turismo que acabará haciendo de él una especie de resort vacacional en el que se instalará el Eurovegas que Adelson nunca llegó a construir antaño.

Fin.