Siempre va bien, una vez has vuelto, repasar en qué no has pensado mientras estabas fuera, para ver qué es y qué no es importante (a un nivel muy subjetivo).
Tirando a lo grande, Catalunya, por ejemplo, allá, como si no existiera.
Es una trampa: Catalunya no ha desaparecido: me he dado cuenta cuando he llegado a casa y me he puesto a leer el Ara, que tampoco lo había leído estos días porque allá tampoco existe, entendiendo en ese mismo momento el porqué de la actitud tan mesiánica de algunos.
Pero bueno, la cosa es que uno relativiza que da gusto.
Y no se crean que es una cuestión de distancia o de estar de vacaciones, simplemente. Mi madre, por ejemplo, allá está existiendo tanto últimamente, que duele.
Y no deja de doler, por mucho que ponga tierra de por medio.