Notas sueltas del fin de semana
-He vuelto a pasar por la calle Aurora (era la calle Aurora, no la de la Cera, como había explicado en otro sitio) a ver si volvía a ver al señor con la gallina. No estaban. Igual salen a tomar la fresca sólo por la noche. Luego volveré a pasar: daba gusto ver a esa gallina tan oronda y también la orondez de satisfacción de la cara del señor; qué orgulloso parecía estar de su gallina. Estoy segura de que si le tiro un poco de la lengua, una de dos: o me explica historias maravillosas de su gallina o me dice con todo el aplomo (y la razón) del mundo: "Nena, ¿qué hay de raro en que un señor tenga una gallina?"
-En un momento de debilidad, una amiga dice que le da coraje pensar que a su exnovio le va tan bien. Le digo que lo de tenerle mucha rabia a alguien pasa siempre por imaginarse (y pongo mucho énfasis en la palabra imaginarse) que a ese alguien todo le va muy bien. Es un juego muy vicioso el de los vencidos. Apunto en la libreta "Nadie puede tener una relación de tú a tú con alguien mientras uno de los dos piense que el otro le debe un sentirse mal".