dijous, 23 de setembre del 2010

Dietario de la semana del holismo. Dia 1. Jueves

La vida me ha hecho pagar con una colleja muy merecida la chulería de decirle al Sr. Luri que se callara antes de que abriera la boca. Mira que podría haberle dejado hablar y él me habría explicado lo de la polis aristotélica y el sujeto parmenidiano antes de lanzarme así a las bravas a la consecución de no sé qué equilibrio holístico; esto me habría servido para tener en cuenta a priori un "pequeño" detalle que ahora veo que será omnipresente en mi penoso empeño de caminar hacia esa anhelada vidaza equilibradísima, coherente y encaminada a una particular cosecha de éxitos personales de la que les hablaba ayer. Señores, he aquí el pequeño detalle: existen agentes externos al factor yo y son agentes que pueden jugar a mi favor o jugar en mi contra.

En mi primer día de camino hacia la vida consecuente ha habido una adversidad que no voy a explicar aquí.

En el fondo ya contaba con que esto pudiera pasar pero no me había detenido a pensarlo demasiado. Lo mejor de todo es que, ahora que pienso sobre ello a toro pasado, me alegro de que esto haya ocurrido en mi primer día de la semana del holismo pues me hace verlo de forma diferente. Miren: desde el mismo momento en el que la cosa ha empezado a suceder yo no pensaba tanto en cómo de malo era eso que estaba pasando sino en cómo estaba yo solucionando la situación pensando en la persona virtuosísima que, si este experimento funciona, seré la semana que viene. Creo que sólo por eso 1) no me he puesto a llorar, 2) me he centrado en la búsqueda de una solución al problema y 3) he entendido el mensaje y he visto que la intención del agente externo era buena, que quizás había un fallo en la formulación del asunto y quizás él mismo (el agente externo en cuestión) estaba en ese momento bastante jodido a su vez por culpa de otros agentes externos a él, pero lo que me estaba diciendo era bueno. Sí.

(O igual es que simplemente soy demasiado optimista).

Estoy siendo muy críptica y está pareciendo que mi día está siendo horrible, y no: No solo he cumplido con gran parte de los objetivos que ayer enumeraba (la cama está hecha y llevo los labios de un rouge impecable) sino que la jornada me ha brindado un par de momentazos de los de pensar: "gracias, Dios o quien seas". ¿Que no se lo creen? Les cuento uno: Hoy, poco antes de las 12 del mediodía, el mismísimo Enrique Morente estaba tocando la guitarra y cantando para diez personas, una de ellas, esta humilde tò pân suya.

Sólo les puedo decir que esto está siendo too much y que me voy a ver a los Surfing Sirles. Necesito un poco de punk.
¿Qué es el holismo?
Según Aristóteles es la idea de que un todo es mayor que la suma de sus partes.

Tras esta introducción tan didáctica, les cuento que hoy Víctor y Marina, mientras cenábamos, se me han quedado mirando con cara de "esta tía está loca" cuando les he dicho que creo firmemente que la inestabilidad en ciertas facetas de la vida lleva a la inestabilidad en todo lo demás. Y no sé por qué (estoy más que acostumbrada a que estos dos me miren a veces como si fuera una marciana) pero me ha afectado que me miraran así.

(Momento drama) Sí, Víctor y Marina: ME HA AFECTADO.

Así que me he decidido a hacer una cosa. Empezando mañana, durante toda la semana voy a obligar a mi cuerpo y a mi mente a llevar una rutina ridículamente ordenada. Si Aristóteles tenía razón, al final del experimento, la suma de tanto orden en diversos aspectos provocará que mi caótica vidita empiece a metamorfosearse en una vidaza equilibradísima, coherente y encaminada a una particular cosecha de éxitos personales (o igual simplemente el todo resultante consiste en que si cada día me he aburrido 1, la suma de estos días dará mucho más que 7; 59, por ejemplo. No sé).

Una de las rutinas será, por supuesto, colgar aquí una serie de entradas diarias que expliquen la evolución del asunto. La serie se titulará: Dietario de la semana del holismo.

Pienso hacer de todo: cepillarme los dientes todas las mañanas, todos los mediodías y todas las noches, pintarme los labios cada vez que salga a la calle (esto ya lo hago y no sé muy bien por qué es bueno, pero en fin...), leer un mínimo de dos horas diarias y escribir un mínimo de otras dos (el resultado será que he leído y escrito 178 horas en vez de 28, tampoco lo sé), comer caliente (tenga que cocinar o no) todos los días, no dejar para más tarde lo pueda hacer en el momento...

Y hacerme la cama todas las mañanas (al final habré hecho la cama 42 veces). Y llamar a mi madre por lo menos tres veces esta semana (la habré llamado todos los días por la mañana y por la tarde). Y pasar el aspirador. Y leer los periódicos. Y reprimir ciertas tendencias a la mala leche que me provoque la lectura de los periódicos. Y no leer blogs que leo de manera recurrente y que solo consiguen ponerme de mala leche. Y contestar a todos los mails que deba contestar por cortesía. Y...

Puede que todo acabe resultando un fracaso estrepitoso; eso que les habré ahorrado si estaban planteado hacerlo ustedes también. Puede que sea un éxito rotundo; montaré una secta y seré su líder espiritual.

Aquí voy; aplicando métodos cartesianos a ideas aristotélicas, convirtiendo la teoría en empirismo militante.

Sr. Luri, no me venga con que "Lo que Aristóteles quería decir en realidad es que..."

No intenten detenerme.