dissabte, 10 de setembre del 2011
Jo, pel meu compte, només voldria mossegar-li la boca, la llengua, una part així. Ara..., ¿com hi arribaré? Em cansaré molt abans. De moment, no tinc cap estratègia a punt. Confio, sí, en certs principis, repasso certes modalitats prestigioses, m'enganyo com un diplomàtic qualsevol. I això que encara no ha esclatat la guerra. Copso, però, moviments de tropes, telefonades seques. Anit vaig decidir de declarar-m'hi inapte. No seria una peça valuosa dins un combat significatiu. Sé que la sang no em circula amb la fluïdesa necessària i un bon combatent ha de saber aguantar les explosions de prop i caminar per la neu. Qualsevol lluitaria millor que jo, llançaria amb més eficàcia les granades,manipularia els morters amb més esment. Sento que aquestes reflexions no em són fàcils d'acceptar, però són molts ja els anys de meditació i malenconia. Així, a la batalla que m'espera practicaré el despreniment i no pas la defensa aferrissada. Cauré dins els fossats sense armes. Seré aterrat seguidament. Carrer Marsala. Miquel Bauçà.
Al día siguiente de la patética y grosera entrevista de Manel Fuentes a Vicenç Navarro en Catalunya Ràdio, el diario Ara publicó una de esas entrevistas-perfiles sumamente complacientes que firma Bibiana Ballbè dedicada, oh, sorpresa, precisamente a Manel Fuentes.
Si uno iba al link de la entrevista en cuestión, justo encima del titular, encabezando la página, aparecía, oh, sorpresa otra vez, un banner de lado a lado (que es como suelen aparecer normalmente los banners), de publicidad pagada por Catalunya Ràdio, con un Manel Fuentes sonrientíííísimo: la viva imagen de la alegría de vivir encarnada en una gran cara de vengan a escucharme, que soy de confianza y bien majo.
La cosa es que en la entrevista-perfil no se mencionaba para nada el desbarajuste radiofónico (supongo que estaba redactada con anterioridad) y Manel Fuentes acababa retratado como una persona con la que uno se iría a tomar todos los cafés del mundo y a la que uno le acabaría suplicando que no se limitara a hacer un programa sólo matinal: que lo hiciera todo el día, hombre, 7/24 nonstop del mejor profesional de la radio que ha parido este país.
La cosa es que, poco después de escuchar yo la entrevista y ponerme a redactar esta entrada, una periodista del Ara me dijo que seguía mi blog porque le había hablado de él una amiga común. A mí esto me hizo ilusión, fue muy agradable, en serio, pero también me hizo pensar coño, ¿cuelgo o no cuelgo ahora esta entrada que tengo medio preparada?
Total, que ya está colgada, porque este es mi blog y nadie me paga: ni yo misma me pago, así que me ha parecido que sería muy flagrante y bastante gratuito por mi parte sucumbir tan fácil a la autocensura.
(Sirva de pequeño homenaje a aquellos que históricamente sí que se han tenido que callar la boca).
Si uno iba al link de la entrevista en cuestión, justo encima del titular, encabezando la página, aparecía, oh, sorpresa otra vez, un banner de lado a lado (que es como suelen aparecer normalmente los banners), de publicidad pagada por Catalunya Ràdio, con un Manel Fuentes sonrientíííísimo: la viva imagen de la alegría de vivir encarnada en una gran cara de vengan a escucharme, que soy de confianza y bien majo.
La cosa es que en la entrevista-perfil no se mencionaba para nada el desbarajuste radiofónico (supongo que estaba redactada con anterioridad) y Manel Fuentes acababa retratado como una persona con la que uno se iría a tomar todos los cafés del mundo y a la que uno le acabaría suplicando que no se limitara a hacer un programa sólo matinal: que lo hiciera todo el día, hombre, 7/24 nonstop del mejor profesional de la radio que ha parido este país.
La cosa es que, poco después de escuchar yo la entrevista y ponerme a redactar esta entrada, una periodista del Ara me dijo que seguía mi blog porque le había hablado de él una amiga común. A mí esto me hizo ilusión, fue muy agradable, en serio, pero también me hizo pensar coño, ¿cuelgo o no cuelgo ahora esta entrada que tengo medio preparada?
Total, que ya está colgada, porque este es mi blog y nadie me paga: ni yo misma me pago, así que me ha parecido que sería muy flagrante y bastante gratuito por mi parte sucumbir tan fácil a la autocensura.
(Sirva de pequeño homenaje a aquellos que históricamente sí que se han tenido que callar la boca).
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