divendres, 2 d’agost del 2013

Partido Popular: Las focas.



Piénsenlo: ¿a quién se aplaude cuando se equivoca? Hay una condescendencia implícita en esto del aplauso a lo fallido; una intención de animar, de demostrar que alguien cuenta con nuestro respaldo aunque haya fallado. No puede servir para política, esto; no, al menos, en una democracia. ¿Qué es eso de ponerse así al servicio de un líder? El aplauso al líder que falla sólo puede significar una cosa: pegadito al líder va todo un estatus que no se quiere perder. Reconocerle al líder el fallo y aplaudirlo sólo puede querer decir que, a los pocos que aplauden les interesa mantener una coyuntura -que ya le va bien a la foca la piscina que le han montado, siempre que le vayan poniendo pescados a tiro de morro- de la que claramente salen beneficiados. No puede servir la democracia para que sólo unos pocos salgan beneficiados de esa coyuntura. La dictadura sí; la dictadura sí sirve para eso.

Los aplausos del PP a Rajoy incriminan al PP en todo este caso. Que el PP esté dispuesto a pasar por alto el "error" de Rajoy, sólo puede querer decir que todo el PP ha cometido ese "error". Y ese "error" va entrecomillado porque es más falso que un duro de cuatro pesetas. No puede ser que todo un partido en bloque vea cómo su líder se equivoca y le siga en la equivocación. Sólo se sigue a quien se equivoca cuando a) somos tontos b) somos ultrasumisos y lo que hace el líder va a misa sin cuestionarse o c) ya nos va bien hacernos los tontos porque sacamos tajada de esa equivocación; es lo mismo que callar cuando vas a la pescadería, pagas con uno de diez y te devuelven cambio de veinte.

Así que se lo tendrían que hacer mirar, estos del PP y los otros también, lo de aplaudir siempre al líder. Y se lo tendrían que hacer mirar también todos aquellos que les van votando porque estos últimos ni siquiera tienen la excusa de la conveniencia, la de estar sacando tajada de todo esto.


Otra cosa a hacernos mirar sería el porqué de esta estrategia de asumir el error (sin hacer amago de enmendarlo, además), con precedente en historias de reyes y elefantes. Yo sólo me lo explico si pienso que, ahora que todos somos tan humanos, ahora que las pasamos tan putas, vaya, nos produce cierta empatía ver que el líder también lo es, que también se equivoca. Caer en esta empatía ya es de tontos, pero más de tontos es no ser capaces de ver que de un tiempo a esta parte la están instrumentalizando; la están utilizando para colárnoslas bien gordas. Y les funciona, ahí siguen al menos durmiendo tranquilos o no durmiendo del puro flipe que les debe de producir que aún les funcione.