dijous, 5 d’abril del 2012

'En esta casa, o lo hago yo todo o nadie hace nada'.

En este comentario taaaaan de madre agachándose a recoger los zapatos que el niño ha dejado tirados en medio de la alfombra del salón mientras, con la otra mano, sigue barriendo, hay dos mensajes: hay botella medio llena y hay botella medio vacía:

Uno (botella medio llena): Soy imprescindible en esta casa.
Dos (botella medio vacía, literalmente, a base de lingotazos a escondidas que se ha pegado la propia madre de la escoba): Vivo con una panda de huevones y estoy más sola que la una.

Pues Dos es un poco lo que pasa por la cabeza de una (lo que debería pasar por la cabeza de cualquiera) cuando un día, por la tarde, se encuentra con esto en las noticias: El conseller d'Interior, Felip Puig, considera que hi ha una 'connivència intel·lectual', o simpatia, amb els violents en casos de manifestacions com les del 29-M. Puig s'ha referit a polítics, intel·lectuals, acadèmics, periodistes i professionals altres que miren d'aixoplugar els violents i promouen 'un debat intel·lectual i polític' que posa en dubte la policia. Y al día siguiente, por la mañana, abre los periódicos y ve que los artículos de opinión hablan de todo menos de esto, precisamente, que es de lo que deberían estar hablando todo el rato periodistas, intelectuales, políticos y demás por alusiones.

¿Estamos idiotas o qué?

Me parece de lo más normal que si a mí me da por cruzar un coche en la calle Calderería, venga el guardia de la porra, me diga que deje de hacer eso, me lo vuelva a decir y, si sigo en mis trece y además le amenazo, me suelte un porrazo. Me parece hasta lógico que si a mí y a mis quinientos mejores amigos nos da por cruzar un trailer en la Diagonal, vengan treinta mossos y, ante la evidente desventaja en el cuerpo a cuerpo, peguen un par de pelotazos al aire o al suelo para dispersarnos. Es la policía, la fuerza de la autoridad; la autoridad mantiene el orden, la autoridad garantiza la circulación fluida por Calderería y por la Diagonal, están haciendo su trabajo, de acuerdo.

Pero ¿cuál es el trabajo de intelectuales, periodistas y demás gente con palestra? ¿no es promover 'un debat intel·lectual i polític', precisamente? ¿Y no es precisamente de eso de lo que les está acusando Felip Puig?

Felip Puig les está acusando de hacer su trabajo cuando ellos están acusando a la policía, a él mismo, de excederse en su trabajo. Es muy distinto y muy parecido a la vez porque en realidad, en el fondo, se están acusando mutuamente de lo mismo, lo que pasa es que el listón que tiene Felip Puig en la cabeza de hasta dónde puede llegar la libertad de un columnista está muy bajo, bajísimo, y la anchura de la manga de los columnistas para con el poder se ha ido dando de sí a base de años y años de bailarle el agua en este charquito ahora, en este otro después a ese poder, hasta que de repente, ay, el poder saca los lanzapelotas y en el charco cae un poquito de sangre y eso pone un poco los pelos de punta y hace que algún columnista que, hasta ahora, por la calma aparente de las circunstancias, escribía la columnita y ponía la mano para cobrar del mismo poder, alce un poco la voz contra la pluma firmante del cheque y la pluma firmante del cheque, respaldada por la autoridad que le confiere el tener a la policía ya en la calle, diga ¿cómo? ¿voy a tener que pegarte a ti también, Bruto?

Ayer comentando todo esto en el Facebook, Stefanie, una amiga que creció en Brasil durante la dictadura militar, se quedaba con este comentario de Felip Puig: "el sistema de seguretat actual no és prou dissuasori i no fa por", que le hacía pensar en el miedo que daba la policía de su infancia, la policía de la dictadura. Yo no me extrañaba de que le hicera pensar en eso la cosa, y le respondía que era muy de principios de dictadura esto de empezar a criminalizar a periodistas e intelectuales. Totalment, contestaba ella.

¿Entienden lo sola que me siento esta mañana? ¿Entienden lo a punto que estoy de tirar la escoba y echar mano al whisky?