Cuando el continente gana por goleada al contenido.
Teléfonos de última generación para tener conversaciones absolutamente estúpidas. Televisores de más pulgadas que la pared del comedor para ver Sálvame y e-readers que cuestan 100 euros más que el libro que llevan dentro. Comprarle al niño las botas de Messi para que juegue al fútbol en el patio de cemento del colegio. Ir dejándote un ojo de la cara a plazos a base de pagar peajes de la autopista para ir a hacer una ruta en bici por la Plana de Vic.
El progreso tecnológico y de infraestructuras en detrimento del progreso intelectual. Eso es. Esa es la verdadera inflación. En esas estamos.