Quien busca encuentra. Y a veces, no hace falta ni buscar demasiado: con activar un sensorcito especialmente pendiente de un tema determinado, parece que las cosas concretas vienen solas a tu encuentro.
Ando yo últimamente, ya lo saben, fascinada por lo ruso. La culpa es de Dov vía subalillo, ya lo saben también, aunque la cosa me picaba de antes; me picó Grossman hace un añito y me había picado antes aún mi amigo Manuel, que tiene una novia con dacha cerca de San Petersburgo; y antes aún me había empezado a escocer bastante la cosa en un hotel de pasillos eternos y ascensores jadeantes de Moscú (a la derecha, la Estación de Riga y, en la bañera llena de hielo, treinta botellas de vodka de a un dólar la unidad), pero ésas son historias de veinteañeros borrachos incapaces de asimilar de dónde les venía todo ese frío y esa repentina e irracional nostalgia por un comunismo que nunca antes habían percibido más que eclipsado ya todo por la mancha en la calva de la perestroika... Me estoy yendo por las ramas.
Me pica lo ruso y como me pica, no paro de encontrar mosquitos que me ofrecen la clave de mi picor. Hoy uno me acaba de saltar encima desde La Vanguardia. Miren el fragmento concreto que me ha hecho exclamar un "¡Eso es!" como una casa:
... el ministro de Finanzas ruso, Alexei Kudrin, invita a sus compatriotas a fumar y beber como cosacos porque así pagan más impuestos. “Si fumas un paquete al día, estás ayudando a solucionar los problemas del país. Aquellos que beben y fuman hacen más por el Estado”. Alguien se lanzaría al Volga si su caudal fuese vodka. Todo por la patria.
¡Eso es! ¡Ahí está la clave! Imagínense lo dentro que tiene que llevar uno el país para querer seguir atiborrándose de él hasta el punto del no retorno, de la pérdida de perspectiva total, del estar tú ya fuera pero que el país siga tan ahí metido que tú no puedas sino explicar el país sin darte cuenta de la fuerza que tiene tu realidad fuera de plano, de lo tremendo que suena todo eso fuera de contexto -o dándote cuenta perfectamente pero no pudiendo explicarlo de otra manera porque no hay otra manera-.
Grossman y Dovlatov sólo explicaron Rusia, igual que Buñuel sólo explicó Las Hurdes igual que Delibes sólo explicó el pueblo de Los santos inocentes. Y lo hicieron de una manera que no tiene nada que ver con la denuncia, es más una descripción pura y dura, es, para que me entiendan, lo más alejado de la sensiblería que pueda uno imaginarse. No sé si tienen ustedes presente a Kertész, pues ellos serían el Kertész encontraposición a la Anna Frank de la ocupación Nazi.
Y así, tú: el gran descubrimiento del lunes.