Post publicitario colgado desde el más absoluto arrobamiento lector:
Mark Twain, hace casi un siglo:
... en todas
las épocas los pueblos de Europa han sido diligentemente entrenados para
evitar que mediten sobre las imposturas de la monarquía y la nobleza,
entrenados para reverenciarlas; y a resultas de ello, reverenciar se ha
convertido en ellos en una segunda naturaleza. Para despertar a los
pueblos es suficiente con inyectar un poco de la cualidad contraria en
sus embotadas cabezotas. Durante siglos, cualquier expresión de la
llamada irreverencia ha sido considerada pecado y crimen. El fraude y
estafa de todo esto quedan bien patentes en cuanto se piensa que nadie
más que uno mismo está legítimamente cualificado para juzgar lo que
merece reverencia y lo que no.
Es de "El pretendiente americano", rescatado por Navona.
En breve, de nuevo en todas las librerías.