Y la literatura, para qué sirve? Pues para entender, por ejemplo, de dónde venían aquellos coletazos de educación carca que aún los de mi generación tuvimos que padecer. Y aquellas ideas absurdas del cielo y del infierno y de una moral falsa como ella sola. Para encontrar en ella a las personas que no aparecen en los libros de historia y poner caras y mentes a republicanos y a nacionales y ver cómo todo aquello encaja con las caras y mentes de nuestros abuelos y nuestros padres.
Y si no os lo creéis, probad a leeros casi simultáneamente "El mundo es ansí", de Baroja, y "Mr. Evasió", de Blai Bonet. Es la experiencia más parecida a estar, hace 25 años, en una cena de Navidad en mi casa y, seguramente también en las vuestras.
Los pelos de punta, oigan.