dimecres, 18 de setembre del 2013

Desde la Via, tengo clavada en la oreja la tonadilla de media docena de críos hiperexcitados y cacofónicos; los críos, como los gatos, a ratos se ponen cacofónicos por repetición.
Cantaban no sé qué que decía 'volem, volem, volem' en el estribillo. Le dije al amigo con quien me miraba la cosa a la distancia prudencial de la acera de enfrente, que oía todo el rato 'culet, culet, culet', por aquello del Shinosuke Nohara. Él me dijo que no, que era 'volem' y que era lo que se cantaba cuando él también era pequeño los sábados, en el esplai. Yo me acordé de que a nosotros, de pequeños, no los sábados, sino de lunes a viernes, a la hora del patio, nos dio por cantar 'melón, sandía, cabeza de policía' a grito pelao y con los puños apretados, como si fuéramos la columna del linchamiento del terror en miniatura. Suerte que nadie vino a grabarnos entonces o habrían llovido las retiradas de custodia por instrucción en el terrorismo entre nuestros padres, que no tenían ni idea de aquello que cantábamos y que, cuando nos salía la tonadilla en casa, al menos en la mía, corrían a decirnos que ESO no se cantaba, y nos dejaban pensando qué de malo había en que los melones, las sandías y los cascos de los polis fueran redondeados y más o menos del mismo tamaño.

Lo de los críos es delicao. Son monitos de repetición y más si la cosa suena a fiesta y hay colorines de por medio. Pero decir que se está manipulando a la población desde pequeña por una foto concreta, por las imágenes de la fiesta de un día, también es manipular. Hoy coges a cualquiera de esos críos "independentistas", los llevas a Madrid a un parque de atracciones, les dices que Madrid es la capital de España, les preguntas si les gusta España y te dicen que les pirra y que por qué no os quedáis a vivir allí, en el parque de atracciones que es España.

Lo que pasa es que la tele, las cámaras, fijan el momento, lo hacen absoluto. Aquí está lo verdaderamente delicado: ¿deben enseñarse imágenes de críos representando un compromiso político? No, porque eso no existe: los críos no toman compromiso político igual que no toman compromiso religioso, igual que si llevan la camiseta del Real Madrid o del Barça, es porque sus padres se la han comprado. ¿Es condicionar al crío esto? No, porque un crío no adquiere compromisos ni de cara a un referéndum ni de cara a unas elecciones de aquí a cuatro años ni de cara a acabarse la cena esa misma noche antes de irse a dormir. La edad de votar está puesta a los dieciocho años precisamente por eso, para que voten ellos, no ellos por sus padres.

Creer que de esto van a salir hordas de independentistas es negarle todo aprendizaje posterior a la generación actual de críos. Y si algo tienen los críos, por suerte además, es que luego aprenden y acaban decidiendo libremente. La Via catalana, por ejemplo, estaba llena de antiguos críos que todas las mañanas cantaban el Cara al sol en el patio del colegio. Y ni yo ni ninguno de mis amigos del cole, que yo sepa, hemos acabado cortando en rodajas la cabeza de ningún policía en pleno mes de agosto.

Así que no aportaban nada esas imágenes. Nada más que críticas de quien no quisiera ver más allá.