Así como medio trastocada por culpa de un gatito que el sábado me encontré en el portal. Suerte que no lo tengo en casa -está en casa de Jaume- y que no he sucumbido a la tentación de inventarle un nombre -Jaume lo ha hecho (Tomeu) y se ha creído el milagro de haber superado, de la noche a la mañana, una alergia que él sabe que no se va, que ayer se despertó llorando-.
Yo sé que en el fondo lo mío es sólo nostalgia: el gatito en cuestión es igualito igualito que el Koldo de pequeñín, un poco más grande que cuando lo encontramos. Por suerte no tiene un ojo infectado ni una vértebra (¿son aún vértebras las de la cola?) fuera de sitio. Tampoco tiene el miedo atroz que tenía y aún tiene el Koldo al género humano en general. De hecho, estas tres cosas son las que le he contado al veterinario: "No tiene infecciones en el ojo ni huesos fuera de sitio ni miedo", y me he dado cuenta de que se lo contaba señalando al gatito con mediodesprecio. Pura fachada: todo el mundo sabe que me lo quedaría, que me pasaría el día haciéndole carantoñas y que le pondría de nombre Kurtz (coronel), por seguir con la K de Koldo y Kika y por haber coincidido su aparición con la mía en la editorial Navona (con el gran Conrad en el catálogo). Pero no.
Adóptenlo, por favor, o llévense a Jaume a Lourdes a ver si se cura de verdad y me puedo quedar con el coronel (al que disimuladamente llamaré Tomeu) aunque sólo sea como vecino de escalera.
dilluns, 31 de gener del 2011
diumenge, 30 de gener del 2011
Ustedes no pueden permitirse estar tristes: ni ustedes ni nadie. Esto es tan corto, pasa tan volando que mejor no ceder terreno a la cosa esta de la nostalgia ni a la de la imposibilidad aparente. Ni hablar.
Léanse un buen Saki pero ni se les ocurra, por evocaciones facilonas, dar el salto a Vian. Vian es una trampa mortal; con Vian pueden reír, pero irá cavándoles así un punzón justo en el punto del pecho en el que estaría el vértice inferior del corazón, si el corazón fuera como lo dibujamos. Y yo no sé si ustedes lo habrán notado pero el vértice inferior del corazón está directamente unido a la sien izquierda, peligrosamente cercana al lacrimal.
No: Vian no es lectura recomendada para los domingos post cócteles con amigos que, de repente, justo cuando tienes la guinda del Manhattan en la boca, te preguntan bueno, y de aquello, ¿qué? Y tú contestas dada, cedo, con la guinda hinchándote el carrillo para seguidamente morderla y notar que, ésa en concreto, resulta especialmente áspera a la lengua, tanto, que lo siguiente que haces es buscar a Albertito con la mirada y con la mirada también rogarle, suplicarle, que ignore a esa guiri rubia tan obvia que acaba de pedirle con todas las letras un martini-agitado-no-removido-como-los-de-James-Bond y te prepare a ti otro Manhattan como los tuyos, aquellos que llevan esa angostura que, en cuanto a amargor, no tiene ni punto de comparación con la que sabes que Vian te va a provocar al día siguiente.
Léanse un buen Saki pero ni se les ocurra, por evocaciones facilonas, dar el salto a Vian. Vian es una trampa mortal; con Vian pueden reír, pero irá cavándoles así un punzón justo en el punto del pecho en el que estaría el vértice inferior del corazón, si el corazón fuera como lo dibujamos. Y yo no sé si ustedes lo habrán notado pero el vértice inferior del corazón está directamente unido a la sien izquierda, peligrosamente cercana al lacrimal.
No: Vian no es lectura recomendada para los domingos post cócteles con amigos que, de repente, justo cuando tienes la guinda del Manhattan en la boca, te preguntan bueno, y de aquello, ¿qué? Y tú contestas dada, cedo, con la guinda hinchándote el carrillo para seguidamente morderla y notar que, ésa en concreto, resulta especialmente áspera a la lengua, tanto, que lo siguiente que haces es buscar a Albertito con la mirada y con la mirada también rogarle, suplicarle, que ignore a esa guiri rubia tan obvia que acaba de pedirle con todas las letras un martini-agitado-no-removido-como-los-de-James-Bond y te prepare a ti otro Manhattan como los tuyos, aquellos que llevan esa angostura que, en cuanto a amargor, no tiene ni punto de comparación con la que sabes que Vian te va a provocar al día siguiente.
dissabte, 29 de gener del 2011
Se me rebela la cafetera: la dejo encendida mientras me ducho y cuando vuelvo a la cocina me encuentro el café desparramado por el suelo y al gato mirando, totalmente alucinado, cómo el charco avanza hacia él. Tiene el café a un escaso centímetro de sus patas, mira hacia abajo, inmóvil. Cuando el café está a punto de alcanzarle, retrocede un centímetro, vuelve a poner las patas juntas y vuelve a mirar fijamente hacia abajo, inmóvil otra vez. Digo: Koldo. Me mira y se va.
Cojo la fregona y me pongo a... fregar, claro, ¿qué iba a hacer con la fregona si no ante un charco de café de perímetro creciente?
Koldo me mira con esa cara de uhm, entre decepcionado y condescendiente, que sólo los gatos y algunas personas muy desengañadas contigo o demasiado acostumbradas a ti, esas que creen firmemente que nunca, nunca llegarás a sorprenderles, suelen poner cuando te miran.
Para cuando acabo de fregar el desaguisado, Koldo ya ha acabado de pensar esta tía no sabe divertirse y se ha quedado dormido.
Lo de Kika es peor: Kika ni siquiera ha abierto el ojo durante todo el incidente del café. Lo de Kika es de una indolencia que a veces roza la imprudencia. Kika es indolente e imprudente, y todo lo que rima...
Me voy a dar una vuelta. Es uno de esos sábados que tengo muy claro con quién me gustaría pasar el día y con quién no lo voy a pasar. Uno y otro vienen a ser la misma persona.
Bueno, ya saben: uhm, esta tía no sabe divertirse.
Cojo la fregona y me pongo a... fregar, claro, ¿qué iba a hacer con la fregona si no ante un charco de café de perímetro creciente?
Koldo me mira con esa cara de uhm, entre decepcionado y condescendiente, que sólo los gatos y algunas personas muy desengañadas contigo o demasiado acostumbradas a ti, esas que creen firmemente que nunca, nunca llegarás a sorprenderles, suelen poner cuando te miran.
Para cuando acabo de fregar el desaguisado, Koldo ya ha acabado de pensar esta tía no sabe divertirse y se ha quedado dormido.
Lo de Kika es peor: Kika ni siquiera ha abierto el ojo durante todo el incidente del café. Lo de Kika es de una indolencia que a veces roza la imprudencia. Kika es indolente e imprudente, y todo lo que rima...
Me voy a dar una vuelta. Es uno de esos sábados que tengo muy claro con quién me gustaría pasar el día y con quién no lo voy a pasar. Uno y otro vienen a ser la misma persona.
Bueno, ya saben: uhm, esta tía no sabe divertirse.
divendres, 28 de gener del 2011
De ser un hype a que te cuelguen un sambenito hay un paso.
Hay ejemplos a patadas, en la historia; hay hasta hypes humanos que acaban siendo denostados por la misma sociedad que los encumbró. Hay hasta un negocio inventado en torno al descubrimiento del hype humano en cuestión. El mismo negocio acabará siendo un hype también. Y venga todos a alucinar con el hype y venga todos a entregarse luego al juego de la negación.
Y no olviden que el buen hype no es: el buen hype o está siendo o fue. Y en eso se parece mucho a la vida según la vemos los agnósticos.
Hay ejemplos a patadas, en la historia; hay hasta hypes humanos que acaban siendo denostados por la misma sociedad que los encumbró. Hay hasta un negocio inventado en torno al descubrimiento del hype humano en cuestión. El mismo negocio acabará siendo un hype también. Y venga todos a alucinar con el hype y venga todos a entregarse luego al juego de la negación.
Y no olviden que el buen hype no es: el buen hype o está siendo o fue. Y en eso se parece mucho a la vida según la vemos los agnósticos.
dimecres, 26 de gener del 2011
Mi amigo Natxo, que encarna, en palabras de un escritor catalán en ciernes, el equilibrio perfecto entre garrulismo e intelectualidad, se ha buscado una misión en la vida: desequilibrar las encuestas. Mi amigo Natxo está convencido de que nos sacan información por todos lados, a cualquiera se la sacan, que eso es inevitable en la era de las redes sociales, los blogs y las encuestas a pie de calle, y de que luego aprovechan esa información para dos cosas: primero, hacerse ricos y segundo, manipularnos. O vicecersa. Cuando dice esto, mi amigo Natxo habla de, por ejemplo, las productoras de televisión que diseñan su producto a base de estudios de shares pasados y basan su estrategia en el ¿les gusta el café? pues café para todos y una vez decidido que café para todos, ya veremos qué ponemos y les colamos con ese café.
Así que mi amigo Natxo ha decidido dedicarse a despistar a las cafeteras del mundo. Existen mil maneras y métodos de sacarnos la información pero fuente sólo hay una: nosotros. Vamos a crearles un problema haciéndonos crecer caños y grifos y escupiendo unas veces agua, otras vino y otras kalimotxo; que tengan que pararse a pensar de dónde beben y cuáles son los motivos por los que unas veces escupimos una cosa y otras veces otra. En resumen: vamos a complicarles la vida.
Yo soy fan de mi amigo Natxo. Yo crearía una religión que consistiera en obrar según su Palabra. Así que ayer mostré interés por una cosa por la que no lo había mostrado nunca antes. Hice algo que yo creo que nadie, ni un estadista de cabecera que tuviera asignado, que llevara años siguiendo mi disoluta trayectoria de afinidades políticas, habría esperado de mí. Y lo hice, ya saben, para despistar.
Ayer me planté en el MACBA dispuesta a asistir al acto de presentación del canal en inglés de la Agència Catalana de Notícies.
Tengo que reconocer que en primera instancia fui por amistad: desde hace unas semanas hay una nueva actriz en el teatro de mi círculo de amistades más próximo: Gemma. Gemma me cae bien. Le cae mejor aún a mi amigo Jordi, pero ésa es otra historia. Para Gemma lo de ayer era profesionalmente importantísimo, para Jordi era muy importante y para mí era importante y encima encajaba en la línea de acción del marear la perdiz que propone Natxo. Así que para allá que me fui.
El acto se presentaba en forma de debate sobre las líneas a seguir para la internacionalización de una Catalunya independiente o, al menos, con ganas de serlo. Participaban, agárrense los machos, (copio y pego de la web de la ACN) l'expresident Jordi Pujol, l'investigador Jordi Camí, l'economista Jordi Galí, l'empresari Ferran Soriano i l'arquitecta Benedetta Tagliabue. Todos empezaron a hablar de lo importante que era para Catalunya ser internacional para ser independiente. No te jode. Como si hubiera otra manera de serlo teniendo en cuenta que uno (país) es independiente precisamente si es internacional para todo el mundo excepto para él mismo...
Una vez puestos todos de acuerdo en este nada controvertido punto, empezaron a hablar de números: el economista, de PIBs; el empresario, de aeropuertos; el investigador, de idas y venidas de cerebros científicos; el expresidente, de kilómetros de vías de trenes de alta velocidad; y Tagliabue... bueno, Tagliabue de qué contenta se ponía cada vez que llegaba a Barcelona desde Shanghai. El caso es que, Tagliabue -que hablaba todo el rato de sí misma- a parte, nadie hablaba de personas. Ni de personas ni de qué piensan las personas ni de la manera de hacer de esas personas. Números y datos exclusivamente. Ni sentir ni pensar de quienes generaban esos datos. Ni sentir ni pensar de quienes, al otro lado de la frontera, recibían esos datos. Sólo hubo un momento en el que Jordi Galí, el economista, hizo un primer amago de humanización del asunto: en medio de todos esos números que hablaban de una más que posible independencia matemática de Catalunya, dijo algo así como que también había que ser sinceros y sensatos y reconocer que fuera, a Catalunya, no se le ve ni de coña como un Estado independiente; que ya es muuuucho que la gente viajada y leída tenga una pequeña idea de qué es Catalunya. ¡Zas! (No se volvió a pisar este terreno en toda la sesión).
Así que todos de acuerdo en que hay cosas que matemáticamente son posibles. Que Belén Esteban triunfe matemáticamente es posible: lo está haciendo. Que Catalunya sea matemáticamente independiente, es posible: lo podría conseguir. Que todo el mundo reconozca el prestigio y el mérito de cualquiera de las dos, eso es otra cosa. Puede que Belén Esteban incluso tuviera ahora mismo más oportunidad que Catalunya de ser declarada Estado independiente, miren qué les digo. Puede que a Europa o a la OTAN, les interesara ahora mismo tener las fronteras de Belén Esteban mucho más delimitadas que las de Catalunya. Pero ya lo dijo el Molt Honorable ayer por la tarde en el MACBA: a Europa ahora no le interesa tener nuevas independencias.
Yo espero que después de lo de ayer, me apunten en la lista estadística de independentistas catalanes, en la de los más conservadores, en la de los que saben lo que hacen y trabajan con números y volúmenes de negocio que, seguramente, son los más peligrosos para Madrid. Mientras eso pasa, me dedicaré a contar los días para el concierto del Salaíto y del Puchero del próximo 17 de marzo en el Taller de Músics.
Así que mi amigo Natxo ha decidido dedicarse a despistar a las cafeteras del mundo. Existen mil maneras y métodos de sacarnos la información pero fuente sólo hay una: nosotros. Vamos a crearles un problema haciéndonos crecer caños y grifos y escupiendo unas veces agua, otras vino y otras kalimotxo; que tengan que pararse a pensar de dónde beben y cuáles son los motivos por los que unas veces escupimos una cosa y otras veces otra. En resumen: vamos a complicarles la vida.
Yo soy fan de mi amigo Natxo. Yo crearía una religión que consistiera en obrar según su Palabra. Así que ayer mostré interés por una cosa por la que no lo había mostrado nunca antes. Hice algo que yo creo que nadie, ni un estadista de cabecera que tuviera asignado, que llevara años siguiendo mi disoluta trayectoria de afinidades políticas, habría esperado de mí. Y lo hice, ya saben, para despistar.
Ayer me planté en el MACBA dispuesta a asistir al acto de presentación del canal en inglés de la Agència Catalana de Notícies.
Tengo que reconocer que en primera instancia fui por amistad: desde hace unas semanas hay una nueva actriz en el teatro de mi círculo de amistades más próximo: Gemma. Gemma me cae bien. Le cae mejor aún a mi amigo Jordi, pero ésa es otra historia. Para Gemma lo de ayer era profesionalmente importantísimo, para Jordi era muy importante y para mí era importante y encima encajaba en la línea de acción del marear la perdiz que propone Natxo. Así que para allá que me fui.
El acto se presentaba en forma de debate sobre las líneas a seguir para la internacionalización de una Catalunya independiente o, al menos, con ganas de serlo. Participaban, agárrense los machos, (copio y pego de la web de la ACN) l'expresident Jordi Pujol, l'investigador Jordi Camí, l'economista Jordi Galí, l'empresari Ferran Soriano i l'arquitecta Benedetta Tagliabue. Todos empezaron a hablar de lo importante que era para Catalunya ser internacional para ser independiente. No te jode. Como si hubiera otra manera de serlo teniendo en cuenta que uno (país) es independiente precisamente si es internacional para todo el mundo excepto para él mismo...
Una vez puestos todos de acuerdo en este nada controvertido punto, empezaron a hablar de números: el economista, de PIBs; el empresario, de aeropuertos; el investigador, de idas y venidas de cerebros científicos; el expresidente, de kilómetros de vías de trenes de alta velocidad; y Tagliabue... bueno, Tagliabue de qué contenta se ponía cada vez que llegaba a Barcelona desde Shanghai. El caso es que, Tagliabue -que hablaba todo el rato de sí misma- a parte, nadie hablaba de personas. Ni de personas ni de qué piensan las personas ni de la manera de hacer de esas personas. Números y datos exclusivamente. Ni sentir ni pensar de quienes generaban esos datos. Ni sentir ni pensar de quienes, al otro lado de la frontera, recibían esos datos. Sólo hubo un momento en el que Jordi Galí, el economista, hizo un primer amago de humanización del asunto: en medio de todos esos números que hablaban de una más que posible independencia matemática de Catalunya, dijo algo así como que también había que ser sinceros y sensatos y reconocer que fuera, a Catalunya, no se le ve ni de coña como un Estado independiente; que ya es muuuucho que la gente viajada y leída tenga una pequeña idea de qué es Catalunya. ¡Zas! (No se volvió a pisar este terreno en toda la sesión).
Así que todos de acuerdo en que hay cosas que matemáticamente son posibles. Que Belén Esteban triunfe matemáticamente es posible: lo está haciendo. Que Catalunya sea matemáticamente independiente, es posible: lo podría conseguir. Que todo el mundo reconozca el prestigio y el mérito de cualquiera de las dos, eso es otra cosa. Puede que Belén Esteban incluso tuviera ahora mismo más oportunidad que Catalunya de ser declarada Estado independiente, miren qué les digo. Puede que a Europa o a la OTAN, les interesara ahora mismo tener las fronteras de Belén Esteban mucho más delimitadas que las de Catalunya. Pero ya lo dijo el Molt Honorable ayer por la tarde en el MACBA: a Europa ahora no le interesa tener nuevas independencias.
Yo espero que después de lo de ayer, me apunten en la lista estadística de independentistas catalanes, en la de los más conservadores, en la de los que saben lo que hacen y trabajan con números y volúmenes de negocio que, seguramente, son los más peligrosos para Madrid. Mientras eso pasa, me dedicaré a contar los días para el concierto del Salaíto y del Puchero del próximo 17 de marzo en el Taller de Músics.
dilluns, 24 de gener del 2011
Supongo que si a cierta edad te centras en una cosa y no en otra que tiene fecha de caducidad, es que esta segunda la estás empezando a borrar definitivamente del mapa.
Por ejemplo: servidora tiene casi cuarenta y desde el año pasado, en vez de plantearme lo que las mujeres se plantean a los casi cuarenta si no lo han hecho ya (tener hijos) estoy cada vez más centrada en hacer cosas no personas. No me lo tomo como una claudicación; lo sería si en algún momento me lo hubiera planteado como objetivo, supongo, pero no lo es tanto si piensan que más que algo que yo me haya planteado es algo que la sociedad esperaba de mí, como mujer, digo. Pero es que lo del "como mujer" es un argumento que nunca ha tenido peso suficiente para mí, llámenlo inconsciencia de la propia condición o llámenlo postfeminismo, como quieran. Ahora, no les resultará tan feminista la cosa si les cuento que no entiendo el proyecto hijo como iniciativa individual (y hablo ahora en primerísima y exclusivísima persona; todos mis respetos para quien sí lo puede entender así) sino compartida y, seamos sinceros, ni las circunstancias ni algunas personas me han acompañado.
Y todo eso ando pensando ahora que voy de pluriempleada, corriendo de aquí para allá.
Ya volveremos a hablar del tema de aquí a un tiempo cuando haya cambiado de opinión o sea definitivamente tarde para todo esto.
Por ejemplo: servidora tiene casi cuarenta y desde el año pasado, en vez de plantearme lo que las mujeres se plantean a los casi cuarenta si no lo han hecho ya (tener hijos) estoy cada vez más centrada en hacer cosas no personas. No me lo tomo como una claudicación; lo sería si en algún momento me lo hubiera planteado como objetivo, supongo, pero no lo es tanto si piensan que más que algo que yo me haya planteado es algo que la sociedad esperaba de mí, como mujer, digo. Pero es que lo del "como mujer" es un argumento que nunca ha tenido peso suficiente para mí, llámenlo inconsciencia de la propia condición o llámenlo postfeminismo, como quieran. Ahora, no les resultará tan feminista la cosa si les cuento que no entiendo el proyecto hijo como iniciativa individual (y hablo ahora en primerísima y exclusivísima persona; todos mis respetos para quien sí lo puede entender así) sino compartida y, seamos sinceros, ni las circunstancias ni algunas personas me han acompañado.
Y todo eso ando pensando ahora que voy de pluriempleada, corriendo de aquí para allá.
Ya volveremos a hablar del tema de aquí a un tiempo cuando haya cambiado de opinión o sea definitivamente tarde para todo esto.
diumenge, 23 de gener del 2011
dijous, 20 de gener del 2011
De la sensación de que hay algunas cosas que nacen ya siendo recuerdo.
Y no van a pasar de ahí.
Que es muy rara esta sensación, quiero decir; es como si algunas cosas que están pasando ahora, que están en pleno desarrollo, estuvieran ya en el pasado. O como si esas cosas te propulsaran al futuro, a verte de aquí a 20 años.
Piensen, piensen.
Y no van a pasar de ahí.
Que es muy rara esta sensación, quiero decir; es como si algunas cosas que están pasando ahora, que están en pleno desarrollo, estuvieran ya en el pasado. O como si esas cosas te propulsaran al futuro, a verte de aquí a 20 años.
Piensen, piensen.
dimarts, 18 de gener del 2011
Tengo una foto de Xavi de cuando no llevaba barba e iba rapado. Hoy la he mirado (la tengo en la estantería, al lado del escritorio) y me he sorprendido pensando: hala, Xavi, qué pintas te gastabas; como cuando alguien te enseña la foto del dni que se hizo años antes de hacerse el dni o como cuando vas a casa de los padres de alguien y ves una foto de ese alguien cuando era pequeño.
El caso es que en la foto de Xavi que tengo en la estantería también estoy yo. Es de cuando éramos compañeros de piso: yo veía a Xavi a diario cuando se gastaba esas pintas y ahora también en la foto, en la estantería, al lado del escritorio, pero hasta hoy no había sido consciente de que, en mi cabeza, la imagen del Xavi sin barba había sido sustituida por la imagen del Xavi actual, barbudo y con pelo rizado.
(y ahora, miren: si clickan aquí, entran en un loop)
Eso es todo por lo que toca a Xavi y a la foto, que los veo con asiduidad.
Ahora imagínense lo que pasa con los recuerdos de las cosas que vivimos una vez y no hemos vuelto a vivir.
Guau...
Me voy de cañas.
El caso es que en la foto de Xavi que tengo en la estantería también estoy yo. Es de cuando éramos compañeros de piso: yo veía a Xavi a diario cuando se gastaba esas pintas y ahora también en la foto, en la estantería, al lado del escritorio, pero hasta hoy no había sido consciente de que, en mi cabeza, la imagen del Xavi sin barba había sido sustituida por la imagen del Xavi actual, barbudo y con pelo rizado.
(y ahora, miren: si clickan aquí, entran en un loop)
Eso es todo por lo que toca a Xavi y a la foto, que los veo con asiduidad.
Ahora imagínense lo que pasa con los recuerdos de las cosas que vivimos una vez y no hemos vuelto a vivir.
Guau...
Me voy de cañas.
dilluns, 17 de gener del 2011
Yo hace tiempo -desde que me regalaron del Quadern gris, en concreto- que esto de escribir sobre las cosas que a uno le pasan lo veo como carne de dietario o de blog como mucho. O sea que casi no lo veo como escribir en realidad. No me malinterpreten: no estoy hablando en general, no estoy diciendo que cuando otros escriben sobre sí mismos no considere que eso sea literatura, porque entonces podrían ustedes argumentarme rápidamente que Proust o que el mismo Pla, por ejemplo.
Estoy hablando sobre mí -esto es un blog, ¿no?- y por experiencia sé que cuando hablo sobre mí me salen verdaderas chapuzas que a veces incluso asustan a la gente hasta el punto de que algunos me dejan comentarios en plan nena, ¿estás bien? Te llamo(*) y otros no me dicen nada pero sé que están leyendo y haciendo pfffff al mismo tiempo. Todos tienen razón. Yo misma pienso que colar rollos en plan testimonio está bien si eres periodista de actualidad y que vaciar el buche de mala leche aquí, para que lo lea todo el mundo, es de un morro y de un aprovecharse de la paciencia ajena supinos. Pero bueno, esto es un blog, ¿no?
Las cosas que no hablan de mí las tengo guardadas en una carpeta que se llama Cosicas, dentro de la carpeta Documentos de mi ordenador. Lo digo por si me muero de repente, para que lo sepa alguien más que Marina y Miquel, que el día que se lo dije estaban con la cabeza en otra parte y luego me dijeron que no se acordaban.
Y ahora no se me pongan a pensar que me voy a morir de repente, ¿eh?, que esto es sólo un blog.
(*) que me dejen comentarios en plan nena ¿estás bien? Te llamo, me hace sentir mal sobre todo si he soltado alguna mentirijilla con el fin de hacerme la interesante, que lo hago a veces, así, al más puro estilo Paco Rico.
Estoy hablando sobre mí -esto es un blog, ¿no?- y por experiencia sé que cuando hablo sobre mí me salen verdaderas chapuzas que a veces incluso asustan a la gente hasta el punto de que algunos me dejan comentarios en plan nena, ¿estás bien? Te llamo(*) y otros no me dicen nada pero sé que están leyendo y haciendo pfffff al mismo tiempo. Todos tienen razón. Yo misma pienso que colar rollos en plan testimonio está bien si eres periodista de actualidad y que vaciar el buche de mala leche aquí, para que lo lea todo el mundo, es de un morro y de un aprovecharse de la paciencia ajena supinos. Pero bueno, esto es un blog, ¿no?
Las cosas que no hablan de mí las tengo guardadas en una carpeta que se llama Cosicas, dentro de la carpeta Documentos de mi ordenador. Lo digo por si me muero de repente, para que lo sepa alguien más que Marina y Miquel, que el día que se lo dije estaban con la cabeza en otra parte y luego me dijeron que no se acordaban.
Y ahora no se me pongan a pensar que me voy a morir de repente, ¿eh?, que esto es sólo un blog.
(*) que me dejen comentarios en plan nena ¿estás bien? Te llamo, me hace sentir mal sobre todo si he soltado alguna mentirijilla con el fin de hacerme la interesante, que lo hago a veces, así, al más puro estilo Paco Rico.
diumenge, 16 de gener del 2011
Dietario del fin de semana (o así)
Lunes
Soy insípido y desazonado (dijo Iván).
Tú no puedes permitirte ser insípido y desazonado. El sábado te vienes conmigo a conocer al Carrete (dije yo).
Jueves (o de cómo acabar a las 5 de la mañana, de la manera más tonta, en el Arc del Teatre hablando con el futuro más grande escritor ebrenc sobre viajar, sobre Logroño y sobre qué decir en las entrevistas)
Cumpleaños de Pedrals. El show talent, realmente, estaba en el callejón de detrás del (H)original más que en el (H)original mismo (cosas del fumar). El Pitxi contando chistes y la Panti investigando escaleras arriba. Y el Ferran soltando unos jo, això, no ho havia vist mai abans, que se le iba el alma en ellos. Y Beñat reconociendo a Martí y reconociéndose a sí mismo allí, en el (H)original, que no había estado nunca, y yo no explicándome cómo eso podía ser: ¡si es su sitio! El que no era nuestro sitio era el smoke-free Kentucky, que jo, el Kentucky sense fum sí que no ho havia vist mai abans y que, para eso, nos quedamos en la calle, ¿eh, Joan? Y en la calle nos quedamos, paseíco hasta el cajero de La Rambla incluído. A las 5, reintegración con el pelotón de los abrigos que ya no huelen mal; que si cuál es tu canción favorita de los Beatles, que si eso es imposible de decidir.
Viernes (o de acordarse de cómo era eso de ir a trabajar de resaca)
Quedo con Marta para hablar de trabajo (del suyo) y acabamos hablando de los amigos. Y de libros, claro. Al final uno no puede evitar los temas que realmente importan. Y el trabajo, bueno, sí, el trabajo también, que todo va mezclado. Salgo de La Central pensando que qué suerte cuando lo que importa y el trabajo no son agua y aceite. Se lo cuento a Joan y a Marisa y ellos me hablan de su amigo Castellet. Vuelvo a mi despachito pensando en aquello de ser lo que se trabaja: eso sí que el diablo no se lo puede llevar.
Noche. Un clásico: el Tahití, con Jordi, Víctor y Jaume, otros clásicos, y más tarde Abel, que está ahí en el lindar de la categoría clásica también aunque de otra manera. Y una historia -buenísima-: Esto es Abel que está en un bar: 1.- Oye a un tipo hablando de Proust por teléfono. 2.- Mira al tipo y lo reconoce: es Albert, un amigo de Jaume. 3.- Oye que el tipo habla... sí: con Jaume. 4.- Se le ponen los nervios de punta cuando escucha que Albert dice que Proust moja la magdalena en un café con leche. ¡Té! ¡Es té, no café! A punto está de decirle algo, cuando oye que rectifica "moja la magdalena en té". Abel respira tranquilo y se va sin hablar con Albert. Fue terrible; estuve a punto de mandarte un mensaje (dijo Abel). Conclusión: cuando uno se ha leído el tiempo perdido en francés no puede pretender volver a ser capaz de leerse el periódico en un bar tranquilamente.
Sábado (o el Carrete de Málaga)
El Carrete vio un día a su madre escondiendo trigo debajo de las enaguas para llevárselo casa para comer sin que le pillara la Guardia Civil. El Carrete vio que a su madre le pelaron los tres caracolillos, ¡tres caracolillos que tenía la madre del Carrete, una gitana guaaaapa!, por robar una cartera. Y el Carrete, venga a bailar. Al Carrete le preguntas cuándo empezó a bailar y pone los ojos en blanco igual que si le preguntas cuándo nació. Le preguntas quién es su maestro y te dice que Fred Astaire, que lo veía en el cine cuando era chico mientras se comía una batata al ritmo del claqué. El Carrete se casó por lo mormón con una americana y tuvo que volverse de Estados Unidos para España porque la americana lo estaba dejando chupao. El Carrete la lió parda en el aeropuerto de Oslo explicándole a la policía cómo la gitana se había limpiao el rilete con el papelillo fino del billete de avión. Y ya está, Iván, sólo por esto tenías que venir a conocer al Carrete; porque a nosotros sólo nos queda arrimarnos al Carrete a ver si aprendemos algo, aunque no pasemos del soniquete de los tangos: es la única manera de no acabar condenados a la insipidez y la desazón que decías el lunes.
Lunes
Soy insípido y desazonado (dijo Iván).
Tú no puedes permitirte ser insípido y desazonado. El sábado te vienes conmigo a conocer al Carrete (dije yo).
Jueves (o de cómo acabar a las 5 de la mañana, de la manera más tonta, en el Arc del Teatre hablando con el futuro más grande escritor ebrenc sobre viajar, sobre Logroño y sobre qué decir en las entrevistas)
Cumpleaños de Pedrals. El show talent, realmente, estaba en el callejón de detrás del (H)original más que en el (H)original mismo (cosas del fumar). El Pitxi contando chistes y la Panti investigando escaleras arriba. Y el Ferran soltando unos jo, això, no ho havia vist mai abans, que se le iba el alma en ellos. Y Beñat reconociendo a Martí y reconociéndose a sí mismo allí, en el (H)original, que no había estado nunca, y yo no explicándome cómo eso podía ser: ¡si es su sitio! El que no era nuestro sitio era el smoke-free Kentucky, que jo, el Kentucky sense fum sí que no ho havia vist mai abans y que, para eso, nos quedamos en la calle, ¿eh, Joan? Y en la calle nos quedamos, paseíco hasta el cajero de La Rambla incluído. A las 5, reintegración con el pelotón de los abrigos que ya no huelen mal; que si cuál es tu canción favorita de los Beatles, que si eso es imposible de decidir.
Viernes (o de acordarse de cómo era eso de ir a trabajar de resaca)
Quedo con Marta para hablar de trabajo (del suyo) y acabamos hablando de los amigos. Y de libros, claro. Al final uno no puede evitar los temas que realmente importan. Y el trabajo, bueno, sí, el trabajo también, que todo va mezclado. Salgo de La Central pensando que qué suerte cuando lo que importa y el trabajo no son agua y aceite. Se lo cuento a Joan y a Marisa y ellos me hablan de su amigo Castellet. Vuelvo a mi despachito pensando en aquello de ser lo que se trabaja: eso sí que el diablo no se lo puede llevar.
Noche. Un clásico: el Tahití, con Jordi, Víctor y Jaume, otros clásicos, y más tarde Abel, que está ahí en el lindar de la categoría clásica también aunque de otra manera. Y una historia -buenísima-: Esto es Abel que está en un bar: 1.- Oye a un tipo hablando de Proust por teléfono. 2.- Mira al tipo y lo reconoce: es Albert, un amigo de Jaume. 3.- Oye que el tipo habla... sí: con Jaume. 4.- Se le ponen los nervios de punta cuando escucha que Albert dice que Proust moja la magdalena en un café con leche. ¡Té! ¡Es té, no café! A punto está de decirle algo, cuando oye que rectifica "moja la magdalena en té". Abel respira tranquilo y se va sin hablar con Albert. Fue terrible; estuve a punto de mandarte un mensaje (dijo Abel). Conclusión: cuando uno se ha leído el tiempo perdido en francés no puede pretender volver a ser capaz de leerse el periódico en un bar tranquilamente.
Sábado (o el Carrete de Málaga)
El Carrete vio un día a su madre escondiendo trigo debajo de las enaguas para llevárselo casa para comer sin que le pillara la Guardia Civil. El Carrete vio que a su madre le pelaron los tres caracolillos, ¡tres caracolillos que tenía la madre del Carrete, una gitana guaaaapa!, por robar una cartera. Y el Carrete, venga a bailar. Al Carrete le preguntas cuándo empezó a bailar y pone los ojos en blanco igual que si le preguntas cuándo nació. Le preguntas quién es su maestro y te dice que Fred Astaire, que lo veía en el cine cuando era chico mientras se comía una batata al ritmo del claqué. El Carrete se casó por lo mormón con una americana y tuvo que volverse de Estados Unidos para España porque la americana lo estaba dejando chupao. El Carrete la lió parda en el aeropuerto de Oslo explicándole a la policía cómo la gitana se había limpiao el rilete con el papelillo fino del billete de avión. Y ya está, Iván, sólo por esto tenías que venir a conocer al Carrete; porque a nosotros sólo nos queda arrimarnos al Carrete a ver si aprendemos algo, aunque no pasemos del soniquete de los tangos: es la única manera de no acabar condenados a la insipidez y la desazón que decías el lunes.
dissabte, 15 de gener del 2011
Conversaciones en el sofá del vecino
-X dice que Y tiene cara de tenerla pequeña y de follar mal.
-A ver, enséñame una foto... Ah, pues sí.
-¿Pero cómo lo sabéis?
-Por la nariz.
-Pero ¿qué de la nariz?
-No sé, la nariz... Piensa en los tíos que te has tirado, piensa en sus narices y saca tus conclusiones.
-...
-También tiene pinta de ser bueno con las manos, quiero decir, tocando. Así- me toca el hombro.
-Ah, pues ser bueno con las manos, si folla mal, es importante.
-Sí, es importante... Espera, ¿dices que se dedica a aquello?
-Bueno, sí pero no fulltime.
-Ah, entonces no: tampoco es bueno con las manos.
-X dice que Y tiene cara de tenerla pequeña y de follar mal.
-A ver, enséñame una foto... Ah, pues sí.
-¿Pero cómo lo sabéis?
-Por la nariz.
-Pero ¿qué de la nariz?
-No sé, la nariz... Piensa en los tíos que te has tirado, piensa en sus narices y saca tus conclusiones.
-...
-También tiene pinta de ser bueno con las manos, quiero decir, tocando. Así- me toca el hombro.
-Ah, pues ser bueno con las manos, si folla mal, es importante.
-Sí, es importante... Espera, ¿dices que se dedica a aquello?
-Bueno, sí pero no fulltime.
-Ah, entonces no: tampoco es bueno con las manos.
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Conversaciones en el sofá del vecino
divendres, 14 de gener del 2011
En la óptica:
-¿Qué tal las lentillas?
-Bien, no me molestan pero veo las cosas más grandes que con las gafas.
-Es normal. El tamaño real de las cosas es que el ves ahora con las lentillas.
-Ostras, pues me he mirado en el espejo y me he visto cara de pan.
-Pero tienes la cara igual que con las gafas.
-Ya, pero...
-Oh, no te preocupes, la gente te va a ver igual que cuando llevas gafas.
-También me he puesto a enviar un mail y la letra me parecía enorme.
-Pero a que cabía todo en la pantalla.
-Sí: no se salía por los lados.
-¿Ves?
(qué me gustan a mí este tipo de conversaciones cuando van totalmente en serio...)
-¿Qué tal las lentillas?
-Bien, no me molestan pero veo las cosas más grandes que con las gafas.
-Es normal. El tamaño real de las cosas es que el ves ahora con las lentillas.
-Ostras, pues me he mirado en el espejo y me he visto cara de pan.
-Pero tienes la cara igual que con las gafas.
-Ya, pero...
-Oh, no te preocupes, la gente te va a ver igual que cuando llevas gafas.
-También me he puesto a enviar un mail y la letra me parecía enorme.
-Pero a que cabía todo en la pantalla.
-Sí: no se salía por los lados.
-¿Ves?
(qué me gustan a mí este tipo de conversaciones cuando van totalmente en serio...)
dimecres, 12 de gener del 2011
La hija de unos amigos de mis padres está en la cárcel por pertenecia a banda armada, adivinen a cuál.
Tiene veintipocos años. Por lo que me han contado -las referencias que tengo son las que me cuentan mis padres y vienen de los suyos-, su hermano ha dejado de hablarle y de hablar de ella si no es para soltar improperios. Sus padres no. Su madre, en concreto, va a verle lejos de Pamplona cada vez que tiene permiso de visita. Dice que está bien, que, como se ha puesto a estudiar, tiene sus privilegios; que en la cárcel tienen unas instalaciones, que si polideportivo que si biblioteca, y que hace falta hacer méritos para utilizarlas. Por lo visto también, cuando le pregunta (su madre) cosas que preguntan las madres como ¿por qué nos has hecho esto?, ella responde: lo he hecho por vosotros y por vuestros nietos; para que tengan un futuro mejor. Ésa fue una de las primeras cosas que contó su madre a sus amigos, a mis padres, cuando por fin empezaron a hablar del tema.
Antes de empezar a hablar del tema, pasaron unos meses que, primero, no salían de casa; después, cuando aparecían por el barrio a tomar potes, los amigos cambiaban de tema -de monotema- y hablaban de cualquier otra cosa si hablaban, que mi madre también me decía que al principio aparecían con unas caras hasta el suelo y no abrían la boca.
Hace poco, mi madre me contó que su amiga había empezado a decir que lo de su hija era una injusticia, que ella no había matado a nadie. Y es verdad: no ha matado a nadie. Supongo que ese dato es algo a lo que una madre tiene que aferrarse si no quiere morir o matarse directamente cuando ve el nombre de su hija en una lista de posibles futuros asesinos o colaboradores de asesinos. Es un poco el equivalente al nimio consuelo este tonto pero real del "por lo menos ha sido rápido" cuando, en un visto y no visto, se te muere alguien de cáncer.
No sé cómo habrá caído lo de la tregua en casa de los amigos de mis padres. Lo que sí que sé es que, en Pamplona, estas cosas lo que tienen es que cuando ves la noticia, en seguida le pones nombres, apellidos y caras al asunto. Igual que hace unos años, cuando leías la noticia de un asesinato, casi que respirabas tranquilo cuando al acabar de leer no habías puesto nombres, apellidos y caras al asunto ni por la parte del muerto ni por la del matador.
Ahora me viene a la cabeza mi padre en el momento en que le puso cara de amigo a un muerto en 1998.
No sé. Es todo muy así. Tan así que uno acaba leyendo que si ahora tregua, que si ahora no, y es como si oyera llover. Y es que cuando lo que viene a la cabeza al oír llover son muertos y gente de veintipocos encerrada en la cárcel, ya les digo yo que llevar o no llevar paraguas es lo de menos.
(Por lo que veo, el sentimiento del clap-clap-clap desganado es compartido)
Tiene veintipocos años. Por lo que me han contado -las referencias que tengo son las que me cuentan mis padres y vienen de los suyos-, su hermano ha dejado de hablarle y de hablar de ella si no es para soltar improperios. Sus padres no. Su madre, en concreto, va a verle lejos de Pamplona cada vez que tiene permiso de visita. Dice que está bien, que, como se ha puesto a estudiar, tiene sus privilegios; que en la cárcel tienen unas instalaciones, que si polideportivo que si biblioteca, y que hace falta hacer méritos para utilizarlas. Por lo visto también, cuando le pregunta (su madre) cosas que preguntan las madres como ¿por qué nos has hecho esto?, ella responde: lo he hecho por vosotros y por vuestros nietos; para que tengan un futuro mejor. Ésa fue una de las primeras cosas que contó su madre a sus amigos, a mis padres, cuando por fin empezaron a hablar del tema.
Antes de empezar a hablar del tema, pasaron unos meses que, primero, no salían de casa; después, cuando aparecían por el barrio a tomar potes, los amigos cambiaban de tema -de monotema- y hablaban de cualquier otra cosa si hablaban, que mi madre también me decía que al principio aparecían con unas caras hasta el suelo y no abrían la boca.
Hace poco, mi madre me contó que su amiga había empezado a decir que lo de su hija era una injusticia, que ella no había matado a nadie. Y es verdad: no ha matado a nadie. Supongo que ese dato es algo a lo que una madre tiene que aferrarse si no quiere morir o matarse directamente cuando ve el nombre de su hija en una lista de posibles futuros asesinos o colaboradores de asesinos. Es un poco el equivalente al nimio consuelo este tonto pero real del "por lo menos ha sido rápido" cuando, en un visto y no visto, se te muere alguien de cáncer.
No sé cómo habrá caído lo de la tregua en casa de los amigos de mis padres. Lo que sí que sé es que, en Pamplona, estas cosas lo que tienen es que cuando ves la noticia, en seguida le pones nombres, apellidos y caras al asunto. Igual que hace unos años, cuando leías la noticia de un asesinato, casi que respirabas tranquilo cuando al acabar de leer no habías puesto nombres, apellidos y caras al asunto ni por la parte del muerto ni por la del matador.
Ahora me viene a la cabeza mi padre en el momento en que le puso cara de amigo a un muerto en 1998.
No sé. Es todo muy así. Tan así que uno acaba leyendo que si ahora tregua, que si ahora no, y es como si oyera llover. Y es que cuando lo que viene a la cabeza al oír llover son muertos y gente de veintipocos encerrada en la cárcel, ya les digo yo que llevar o no llevar paraguas es lo de menos.
(Por lo que veo, el sentimiento del clap-clap-clap desganado es compartido)
dimarts, 11 de gener del 2011
dilluns, 10 de gener del 2011
diumenge, 9 de gener del 2011
Creo que ya lo sabe todo el mundo que lo tenía que saber de primera mano, así que va para el resto: a partir de mañana empiezo a ser la tercera en discordia (salvando las muchas y enormes distancias con los otros dos) de la editorial Navona, que se me llena la boca a mí diciendo Navona. Pasen y vean el catálogo que poquito a poco y con muchísimo cariño, me consta, se están haciendo Joan Capdevila y Marisa Trigo, los jefes, a base de rescatar y publicar libros que a ellos les gustaron cuando los leyeron hace cuarenta años. Y créanme que hace cuarenta años, en estaespañanuestra no era nada fácil leer estos libros.
Me voy a volver loca, también me consta; pretendo combinar la tele con esto nuevo o, lo que es lo mismo, pretendo estar en misa y repicando; venga a carreras campanario arriba, campanario abajo.
Lo mejor es que tengo un par de garantías que me hacen sentir que piso sobre seguro, a saber: un montón de amigos que conocen el mundo editorial mucho mejor que yo, dispuestos a cogerme el teléfono y a darme palmaditas en la espalda al ritmo del "ya, ya, ya..." en caso de necesidad; y unas líneas de la mano que, según me leyeron ayer en un momentico que dejé de dar palmas por tangos, indican felicidad y una cierta autosuficiencia.
Allá voy.
Me voy a volver loca, también me consta; pretendo combinar la tele con esto nuevo o, lo que es lo mismo, pretendo estar en misa y repicando; venga a carreras campanario arriba, campanario abajo.
Lo mejor es que tengo un par de garantías que me hacen sentir que piso sobre seguro, a saber: un montón de amigos que conocen el mundo editorial mucho mejor que yo, dispuestos a cogerme el teléfono y a darme palmaditas en la espalda al ritmo del "ya, ya, ya..." en caso de necesidad; y unas líneas de la mano que, según me leyeron ayer en un momentico que dejé de dar palmas por tangos, indican felicidad y una cierta autosuficiencia.
Allá voy.
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laboro
dissabte, 8 de gener del 2011
dijous, 6 de gener del 2011
Teníamos un plan con Héctor y Jaume: hacer un blog que se llamara "Mientras juega el Barça" en el que explicaríamos qué estábamos haciendo nosotros tres mientras, eso, jugaba el Barça.
Lo recordé hace semanas, que Susana estaba por casa y cogió un libro a la voz de "Y éste ¿qué tal?" No recuerdo qué libro era, sí recuerdo que le dije "bien, llévatelo", ella lo hojeó y entre las páginas encontró una servilleta con un símbolo dibujado. "Hay un papel con un símbolo aquí, ¿no será importante?", me dijo. El símbolo era éste:
Recordé en aquel momento lo del blog, porque aquél era el libro que llevaba en el bolso el día que me dibujaron el 'símbolo' que me enseñaba Susana, en una servilleta de papel, en un bar, en el Gòtic. Aquel día, Héctor, Jaume y yo hablábamos de Einstürzende Neubauten. También estaban Anna y un amigo suyo mexicano. Jo no tenía el gusto de haber conocido a Blixa y compañía aún. El amigo mexicano resultaba ser un superfan, él y Héctor me explicaban toda la historia de la banda y Jaume hacía ruiditos con todos los cacharritos que había en la mesa intentando reproducir a escala bar todo el sonido post-industrial alemán.
Ah, se me olvidaba decirlo: mientras en nuestra mesa pasaba todo eso, jugaba el Barça y el resto de la parroquia miraba embobada la tele. Y viendo esto, se nos ocurrió lo del blog.
Ésta podría haber sido una entrada de aquel blog. Lo que pasa es que los partidos del Barça son demasiado cortos y con el tiempo he comprobado que lo que a mis amigos y a mí nos pasa en hora y media no cabe realmente en hora y media: desborda por todos los lados.
A ver si me explico.
Aquí tendría que empezar a poner vídeos, meter a toda la Einstürzende, a todo el sonido alemán de aquella época en una entradita de unas treinta líneas. Tendría que poner además todos los saltos de vídeo en vídeo que después fuimos dando y que nos llevaron a Meret Becker y de Meret Becker al cabaret, por ejemplo; y todas explicaciones sobre la 'cosa' alemana que Héctor debió de soltar en ese rato; y toda la poesía, ahora no recuerdo bien pero seguro que hubo poesía, porque siempre que está Anna, hay mucha poesía...
Ya ven que resultó un poco imposible al final llevar a cabo el proyecto de blog "Mientras juega el Barça"; que nos habría sido mucho más sencillo escribir un diario explicando simplemente que el Barça había metido cuatro goles y nosotros nos habíamos tomado ocho cervezas y quedarnos tan anchos.
Lo que pasa es que nosotros, la mayoría del tiempo, no somos de hacer las cosas tan fáciles.
Lo recordé hace semanas, que Susana estaba por casa y cogió un libro a la voz de "Y éste ¿qué tal?" No recuerdo qué libro era, sí recuerdo que le dije "bien, llévatelo", ella lo hojeó y entre las páginas encontró una servilleta con un símbolo dibujado. "Hay un papel con un símbolo aquí, ¿no será importante?", me dijo. El símbolo era éste:
Recordé en aquel momento lo del blog, porque aquél era el libro que llevaba en el bolso el día que me dibujaron el 'símbolo' que me enseñaba Susana, en una servilleta de papel, en un bar, en el Gòtic. Aquel día, Héctor, Jaume y yo hablábamos de Einstürzende Neubauten. También estaban Anna y un amigo suyo mexicano. Jo no tenía el gusto de haber conocido a Blixa y compañía aún. El amigo mexicano resultaba ser un superfan, él y Héctor me explicaban toda la historia de la banda y Jaume hacía ruiditos con todos los cacharritos que había en la mesa intentando reproducir a escala bar todo el sonido post-industrial alemán.
Ah, se me olvidaba decirlo: mientras en nuestra mesa pasaba todo eso, jugaba el Barça y el resto de la parroquia miraba embobada la tele. Y viendo esto, se nos ocurrió lo del blog.
Ésta podría haber sido una entrada de aquel blog. Lo que pasa es que los partidos del Barça son demasiado cortos y con el tiempo he comprobado que lo que a mis amigos y a mí nos pasa en hora y media no cabe realmente en hora y media: desborda por todos los lados.
A ver si me explico.
Aquí tendría que empezar a poner vídeos, meter a toda la Einstürzende, a todo el sonido alemán de aquella época en una entradita de unas treinta líneas. Tendría que poner además todos los saltos de vídeo en vídeo que después fuimos dando y que nos llevaron a Meret Becker y de Meret Becker al cabaret, por ejemplo; y todas explicaciones sobre la 'cosa' alemana que Héctor debió de soltar en ese rato; y toda la poesía, ahora no recuerdo bien pero seguro que hubo poesía, porque siempre que está Anna, hay mucha poesía...
Ya ven que resultó un poco imposible al final llevar a cabo el proyecto de blog "Mientras juega el Barça"; que nos habría sido mucho más sencillo escribir un diario explicando simplemente que el Barça había metido cuatro goles y nosotros nos habíamos tomado ocho cervezas y quedarnos tan anchos.
Lo que pasa es que nosotros, la mayoría del tiempo, no somos de hacer las cosas tan fáciles.
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Einstürzende Neubauten,
Filias,
Música,
Vecinos
dimecres, 5 de gener del 2011
Me pregunto qué sería de estos madrugones con música, teclear de ordenador, paseos del salón a la cocina y al lavabo... si viviera con alguien más que no fueran mis dos gatos.
Me lo pregunto y tuerzo el morro.
___________________
Me lo pregunto, tuerzo el morro y un rato después Delmore Schwartz me responde:
All poets' wives have rotten lives,
Their husbands look at them like knives
(Poor Gertrude! Poor Eileen! No longer seventeen
Exactitude their livelihood
And rhyme their only gratitude,
Knife-throwers all, in vaudeville,
They use their wives to prove their will
Me lo pregunto y tuerzo el morro.
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Me lo pregunto, tuerzo el morro y un rato después Delmore Schwartz me responde:
All poets' wives have rotten lives,
Their husbands look at them like knives
(Poor Gertrude! Poor Eileen! No longer seventeen
Exactitude their livelihood
And rhyme their only gratitude,
Knife-throwers all, in vaudeville,
They use their wives to prove their will
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Del preguntarse,
Incerta glòria,
Madrugones
Tengo un día lleno de cosas importantes por delante y me despierto pensando en UNA palabra que creo que debería corregir de un texto que ayer envié a una revista y que ni siquiera sé si me publicarán. Y no respiro tranquila, ni siquiera me paro a prepararme el café, hasta que se enciende el ordenador, se abre el Word, cambio la palabra y vuelvo a enviar el texto.
Una vez hecho todo esto, entonces sí, me preparo el café, hago pis y pongo comida a los gatos. Y mientras recupero mi rutina normal de las mañanas, me van viniendo a la cabeza las cosas que de verdad parecían importantes: que tengo una cita a las once, otra a las seis, que es la víspera de reyes...
Todo se ha parado. El director de la película ha decidido congelar el plano, poner un prop en rojo donde todo lo demás es blanco y negro, poner la lupa encima de un lugar de toda la Galia (¿toda la Galia? ¡No!) y decir: miren, esto es lo importante, aunque a primera vista no lo parezca: no puede seguir la vida mientras esto no esté solucionado.
Solucionado está. Sigo entonces.
Una vez hecho todo esto, entonces sí, me preparo el café, hago pis y pongo comida a los gatos. Y mientras recupero mi rutina normal de las mañanas, me van viniendo a la cabeza las cosas que de verdad parecían importantes: que tengo una cita a las once, otra a las seis, que es la víspera de reyes...
Todo se ha parado. El director de la película ha decidido congelar el plano, poner un prop en rojo donde todo lo demás es blanco y negro, poner la lupa encima de un lugar de toda la Galia (¿toda la Galia? ¡No!) y decir: miren, esto es lo importante, aunque a primera vista no lo parezca: no puede seguir la vida mientras esto no esté solucionado.
Solucionado está. Sigo entonces.
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Madrugones
diumenge, 2 de gener del 2011
LA inquietud de partir es algo que a los poetas los pone al papel, mientras que para el común que no tiene la suerte de habitar mundos invisibles, es como una garra que le coge en frío el garganchón y parece le ahoga. Tiene que ver con el aliento a podre de Sanchito Muerto, ese fantasma que te sigue y te avisa que ya empieza a ser demasiado tarde para casi todo, y que sin embargo, antes de que tu mismo empieces a oler a rencor muy seriamente, te empuja a echarte al camino para terminar metiendo los pies en las aguas heladas del estrecho de Magallanes, allí por Punta Arenas, y decirte: "¡Oye, pero qué bien, qué a gusto, qué paz!". Y encima estás ahí de propia mano, no pagado por quien con el halago y la prebenda política compra tu aplauso o tu silencio.
(de aquí)
Creo que llevo semanas, meses, intentando explicar (-me) exactamente esto. Qué bien que Miguel Sánchez-Ostiz me haya sacado del bucle.
(de aquí)
Creo que llevo semanas, meses, intentando explicar (-me) exactamente esto. Qué bien que Miguel Sánchez-Ostiz me haya sacado del bucle.
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Incerta glòria,
Miguel Sáncez-Ostiz
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