dimecres, 5 de gener del 2011

Tengo un día lleno de cosas importantes por delante y me despierto pensando en UNA palabra que creo que debería corregir de un texto que ayer envié a una revista y que ni siquiera sé si me publicarán. Y no respiro tranquila, ni siquiera me paro a prepararme el café, hasta que se enciende el ordenador, se abre el Word, cambio la palabra y vuelvo a enviar el texto.

Una vez hecho todo esto, entonces sí, me preparo el café, hago pis y pongo comida a los gatos. Y mientras recupero mi rutina normal de las mañanas, me van viniendo a la cabeza las cosas que de verdad parecían importantes: que tengo una cita a las once, otra a las seis, que es la víspera de reyes...

Todo se ha parado. El director de la película ha decidido congelar el plano, poner un prop en rojo donde todo lo demás es blanco y negro, poner la lupa encima de un lugar de toda la Galia (¿toda la Galia? ¡No!) y decir: miren, esto es lo importante, aunque a primera vista no lo parezca: no puede seguir la vida mientras esto no esté solucionado.

Solucionado está. Sigo entonces.

1 comentari:

  1. Hace unas semanas me desperté a las 4am diciendo 'es "underrepresented", la palabra que necesito es "underrepresented"!'. La cambié en el artículo y me acosté de nuevo.

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