dilluns, 21 de febrer del 2011

Que Sarmenta se mueve es un hecho. Dice Cesc Martínez que, desde Barcelona, se puede llegar hasta allá en tren, que es un momento. Yo no me lo acabo de creer. Bien, de hecho me lo creí mientras lo leía, puedo coger el tren y volver esta misma noche o algo así, decía F. de Fabre, y yo pensaba ah, pues sí, pero luego empezaba a sonar una música que no puede ser que suene a un rato de tren de Barcelona, que hacía que Sarmenta volara -déjate de terremotos; en Opi i sardines, Sarmenta vuela- y que hacía también que siempre, siempre, pareciera que en Sarmenta es de noche.

El presente de Sarmenta es noche cerrada y el pasado es día de pícnic. Y en la noche de Sarmenta, la gente, que es toda parda, se empeña en aclarar los misterios de la Sarmenta de día, como si eso fuera importante, como si no supieran que a lo más que pueden llegar es a tener una ligera experiencia del movimiento de Sarmenta si tienen la suerte de que alguien se ofrezca a darles una vuelta en una moto trucada.

Sarmenta son trenes, jazz, voces sin cara y caras sin voz.

Sarmenta da igual; la próxima vez que mires, seguramente, ya no estará allí.

Opi i sardines. Cesc Martínez. La Magrana, 2011
(Boníssim, exemple de com recòrrer a allò local només per a agafar embranzida a fi de catapultar-se cap a l'infinit. Bravo!)

diumenge, 20 de febrer del 2011

Mi amigo Natxo me llama por teléfono para decirme que de esto de ser anonymous, nada, que es muy creepy la cosa, y que los nazis empezaron así. Me dice que ha hablado también con Luis, que está en Londres, y anda poniendo cosas "anónimamente" en facebook. Yo le digo ¿anonymous? pero ¿tú has visto que todo va firmado? ¿has visto que colgamos cosas y arriba pone Luis Silva y pone también Isabel Sucunza? E insiste: que no le gusta, que al principio ha tragado pero luego ha visto que no y se ha agobiado y ha tenido, como siempre que pierde pie, que volver a las raíces y por eso se ha liado poniendo links de música irlandesa. En respuesta al anonimato, Natxo busca definirse y definiéndose, a veces, se le queda el muro hecho unos zorros.

Yo llevaba ya desde el viernes dándole vueltas a la cosa esta del anonimato como método espoleador de las masas, valga la redundancia. En serio, el viernes por la tarde me pasé un buen rato en el sofá, mirando al vacío, googleando mentalmente el concepto de ser todos y no ser nadie, siendo nadie quien te empuja a la acción, siendo todos la máscara protectora. Y sí; es creepy y da the chills pero funciona. Y ¿por qué funciona? Pues precisamente porque uno, en pleno subidón de ser nadie y ser todos, no se para a pensar en lo bizarro (bizarro, de valiente -déjense de anglicismos-: de valiente tontería) del asunto.

El viernes los top tres de mi lista de resultados googlementales fueron:

1.- La portada de aquel número de Navidad de 2006 de la revista Time, el de la semana en la que anualmente eligen a la persona del año. Aquel año, el protagonista absoluto eras TÚ. "Person of the year: YOU", decía la portada en medio de un monitor de ordenador. ¿YO? repetían miles -o millones igual- de lectores de todo el mundo entre halagados y mediosorprendidos. Y, patapúm, ego para arriba. Y venga a crecerse todos que sí, que claro que podemos, que somos importantes.

El salto mental fue claro:

2.- El "Yes, we can" obamiano: todos a votar por un cambio obvio que, de tan obvio, parecía que se haría solo pero que si se hacía solo no habría resultado tan brillante, así que para que el cambio reluzca como nunca, vamos a hacer creer que si pasa es porque hemos hecho entre todos que pasara, mejor aún: TÚ has hecho que pasara. Y patapúm, otra vez el ego para arriba: legiones de gente haciendo algo simplemente porque podían, sin pararse a preguntarse por un momento "Yes, we can... but WHAT is it we can do?" ¿Podrían si se lo hubieran preguntado? ¿Querrían? Unos años después, seguro que muchos responderían no a esta última pregunta.

De ahí salté a:

3.- La anécdota de la libélula.

No sé si la anécdota de la libélula es cierta, es una leyenda urbana o es un chiste, pero desde que me la explicaron la tengo guardada como argumento recurrente y siempre acabo echando mano de ella como explicación de lo inexplicable.

La anécdota de la libélula dice: una vez, un ingeniero demostró matemáticamente que las libélulas no podían volar. Alguien le preguntó: ¿y cómo es que vuelan? Él respondió: porque ellas no saben que no pueden hacerlo.

Así que no, we can't, pero Anonymous nos dice que sí y nosotros volamos nada anónimamente. Yo vuelo y tú vuelas. Y, oye, parece que funciona: al menos, algo de ruido estamos metiendo. A ver si no nos sale una rana por el camino, que ésas saben que no pueden volar pero lo que no saben es que es imposible tener una lengua tan larga y pegajosa.

dissabte, 19 de febrer del 2011

(Apuntes sueltos sobre los minutos de silencio y sobre los blogs que han decidido callar hoy)

Cojan a ustedes a un niño pequeño y róbenle el helado que está a punto de comerse. ¿Creen que se quedará callado? No: Montará una rabieta que les destrozará los tímpanos a base de gritos y las espinillas a base de patadas. Ésa es la manera natural de protestar ante algo no te gusta. Ésa y no otra. Y menos cuando hay cosas importantes que decir: ¿se ha callado Manuel Baixauli? No: Manuel Baixauli lo primero que ha hecho cuando ha visto que le prohibían ver la tele en su lengua ha sido hablar, escribir y enviar por mail todo lo que tenía que decir. Y algunos, con el blog apagado, sí señor.

Si el problema es que están imponiendo el silencio a un canal de televisión simplemente por el idioma en el que se habla en ese canal de televisión, lo último que hay que hacer es callarnos todos la boca en respuesta a la censura. Si te apuntan con una pistola, ¿tú tiras la tuya al suelo en señal de disconformidad? Es absurdo.

No me cuadra que el homenaje a los muertos de viejo tenga la misma forma que la protesta por los asesinados, por ejemplo, ni que la protesta contra la censura tenga la misma forma que el resultado de la aplicación de esa misma censura.

Cita recurrente de Abel: ¿Por qué la gente no grita más?

¿Han visto cómo gritan por ahí abajo últimamente?
Yo no sé en qué va a acabar todo esto, lo que sí que tengo cada vez más claro es que esta revolución no es de los que se quedan callados, eso lo sé yo y lo saben ellos, los censores. ¿Qué fue lo primero que hicieron cuando las cosas empezaron a temblar? Cortar los medios transmisores de aquellas voces que comenzaban a sonar demasiado fuerte.

Buf.

... y para acabar, ponnos un ejemplo de silencio.
El sonido de fondo de este vídeo:

Un dels programes que, amb el pas del temps, s'ha convertit en IMPORTANT a la meva videta, és un que vam fer al poc temps de començar a TV3. Veníem de 6 anys a Barcelona Tv, acabàvem de desembarcar a Sant Joan Despí i semblàvem Paco Martínez Soria amb la boina, la cesta i la gallina. Estàvem més perduts -el lloc és com per a perdre-s'hi; amb tots aquells passadissos i jardinets i controls de seguretat i gent...- que un pop en un garatge. Érem un equip de 6 persones acostumades a fer-nos-ho tot nosaltres mateixos: que calien gintònics -indispensables- al catering? un de nosaltres anava al súper; que calia que es veiés una foto al plató? un de nosaltres l'imprimia, la retallava i l'enganxava amb celo a qualsevol raconet al crit de "la poso aquí, d'acord??!?!". De sobte, a la casa gran, teníem a la nostra disposició un encarregat de fer la foto, un altre de pitjar el botonet de la impressora, un altre d'anar a buscar les tisores i un altre de retallar-la. Per a enganxar-la al plató, havies de demanar un permís signat pel cap de les coses enganxades al plató i un altre de l'il·luminador. Pel que fa als gintònics, n'estaven prohibits.

Sobrepassats com ho estàvem per les coses i sobretot per la manera de fer les coses, l'únic que ens quedava, l'únic que ens recordava al que fèiem abans i a com ho fèiem, eren les persones. I en aquell programa de principis de la era L'hora del lector a TV3, n'hi vam tenir dues que ens van fer recordar lo senzill que era tot quan tractes amb gent senzilla, sense càrrecs, sense poders absurds ni telèfons permanentment ocupats ni agendes atapeïdes ni mil filtres a superar abans d'arribar a ells: en Miquel Adam, blogaire fet un manoll de nervis a l'hora que flipat perquè l'estaven maquillant per a sortir per la tele, i en Manuel Baixauli, escriptor valencià amb una novel·la -L'home manuscrit- que ben valia més de mitja hora de conversa televisada, encantador i encantadíssim, a altes hores de la nit,a un plató, a Sant Joan Despí, tan lluny de ca seva i tan content de que el veiessin al poble.

Han passat els anys i en Miquel s'acabat convertint en editor i, millor encara, en un gran amic. En Manuel, en millor escriptor, encara.

Però bueno, en realitat, tot això ho explico per a dir que va haver un dia que un escriptor valencià va venir a TV3 com qui va a ca seva, que ens va fer sentir també com si estiguéssim treballant amb algú de casa. Que va haver un dia que a València era normal veure algú de casa sortint pel Canal 33.... Va haver un dia que, a València, era normal mirar TV3 i mirar el Canal 33.

Ja no. I Baixauli n'ha escrit un manifest. I el manifest és aquest d'aquí baix. I potser no cal dir res més però fer molt més sí que cal: és l'hora d'arreglar moltes coses o potser una sola, de ben grossa però.



MANIFEST PERSONAL

Els qui em coneixen saben que deteste el carnaval de la política. Tot i que intente tindre unes nocions elementals de com va el món, quan fullege un diari passe molt per damunt les pàgines de política i m’entretinc, només, en la secció de cultura. Si un dia dedique més temps a la política és perquè algun fet em crida l’atenció o perquè m’afecta en la vida privada. La situació dels valencians durant els últims anys me l’he mirat, com tants veïns meus, amb preocupació. Obres caríssimes i innecessàries, sense una demanda social que les justifique, al costat de mancances en camps tan importants com la salut i l’educació públiques; creixement urbanístic irracional, que ha degradat el paisatge i ens ha enfonsat en una crisi de conseqüències encara imprevisibles; ocultació i demonització de la identitat cultural i lingüística que ens fa irrepetibles davant del món; manipulació i degradació dels mitjans de comunicació, avui esclaus del poder; presidents a qui sospitosament toca, més d’una vegada a l’any, la loteria, o que fan construir, amb diners de tots, un monument de la seua pròpia cara, ja de per si horrible; subvencions destinades a ajudes al tercer món que van a parar, en canvi, a immobles del partit polític que governa; presidents presumptament implicats en trames empresarials corruptes... La llista és llarga, no cap ací. En conèixer cada cas, he reaccionat unes vegades amb ironia, d’altres amb tristesa, però en totes m’ha vingut al cap una idea llegida a Imre Kertész, supervivent de l’holocaust nazi i premi Nobel. Ell es preguntava, referint-se al cim de la barbàrie nazi, com s’havia pogut arribar a una situació tan diabòlica sense haver-se’n alertat a temps, i ell acabava responent-se que era perquè havia arribat amb dosis menudes, dia rere dia, com quan es puja un campanar escaló a escaló, i de sobte te n’adones que ja estàs dalt. Una imatge m’ha fet comprendre que, a València, ja estem dalt: la dels meus fills mirant una pantalla buida, negra. Els meus fills miraven cada dia els dibuixos del Canal Super 3. Ahir, mentre els veien, la pantalla es quedà fosca, i muda. La imatge dels meus fills mirant el buit m’alertà i em féu comprendre que no vivim temps per a la ironia ni la tristesa. És temps d’actuar. Aquell que veta l’emissió de canals televisius, en l’època de la globalització i de la desaparició de les fronteres informatives, aquell qui gosa envair la nostra vida privada, entrar a les nostres cases i imposar-nos què hem de veure i què no, aquell intrús no pot continuar governant en un país que es diga democràtic.

Els qui hem obert els ulls tenim la responsabilitat de fer-los obrir als qui els tenen tancats o miren cap a un altre lloc. També Hitler guanyà unes eleccions; i si va cometre els pitjors crims de la història fou perquè una multitud còmplice el consentia o mirava cap a un altre costat.

No es tracta de fer el joc a cap partit de l’oposició, més d’un d’ells còmplice del que ha passat, és tracta de fer fora els qui manen ara, els qui ens han dut dalt del campanar i es deleixen per espentar-nos. Quan es castiga un delicte, no es fa sols per escarmentar qui l’ha comés, sinó també per advertir els altres perquè no el cometen.

En alguns països d’Àfrica, els joves han tombat en quatre dies dictadures que semblaven inalterables. Als mitjans de comunicació corromputs, han oposat les eines que facilita Internet i un desig poderós, irrefrenable, de viure en condicions dignes.

Aprenguem d’ells la lliçó. Movem-nos. El que avui pareix inalterable ho pot desmuntar la voluntat del poble. No hem d’esperar que ningú resolga el nostre problema. Hem d’adreçar-nos als veïns cecs i als veïns indiferents, hem de fer-los veure allò que per a nosaltres és un dilema d’una obvietat insultant: o Camps o democràcia. No hi ha terme mitjà.


M. Baixauli

dijous, 17 de febrer del 2011

Primero Vázquez Montalbán y ahora Santi Santamaría.

Los Mares del Sur reivindicando su condición de cementerio de elefantes gourmets.
(De la repelencia (la mía) como filtro)

Cuando me pongo a leer artículos como éste y ya en el primer párrafo veo que me estoy fijando más en lo mal puestos que están los adjetivos y lo mal utilizados que están los verbos (¿acudir a una calumnia sexual? ¿falsa calumnia?), llego a la conclusión de que lo que me cuentan no me interesa para nada.

dimecres, 16 de febrer del 2011

Había empezado esta entrada así:

Temo bastante estas fechas que se acercan: hacia el 20 de febrero siempre pasan cosas tremendas.

Pero enseguida me he dado cuenta de que le estoy dando demasiada importancia tanto a las cosas que pasan como a lo cíclico del tiempo. Y ¡bah!