(Apuntes sueltos sobre los minutos de silencio y sobre los blogs que han decidido callar hoy)
Cojan a ustedes a un niño pequeño y róbenle el helado que está a punto de comerse. ¿Creen que se quedará callado? No: Montará una rabieta que les destrozará los tímpanos a base de gritos y las espinillas a base de patadas. Ésa es la manera natural de protestar ante algo no te gusta. Ésa y no otra. Y menos cuando hay cosas importantes que decir: ¿se ha callado Manuel Baixauli? No: Manuel Baixauli lo primero que ha hecho cuando ha visto que le prohibían ver la tele en su lengua ha sido hablar, escribir y enviar por mail todo lo que tenía que decir. Y algunos, con el blog apagado, sí señor.
Si el problema es que están imponiendo el silencio a un canal de televisión simplemente por el idioma en el que se habla en ese canal de televisión, lo último que hay que hacer es callarnos todos la boca en respuesta a la censura. Si te apuntan con una pistola, ¿tú tiras la tuya al suelo en señal de disconformidad? Es absurdo.
No me cuadra que el homenaje a los muertos de viejo tenga la misma forma que la protesta por los asesinados, por ejemplo, ni que la protesta contra la censura tenga la misma forma que el resultado de la aplicación de esa misma censura.
Cita recurrente de Abel: ¿Por qué la gente no grita más?
¿Han visto cómo gritan por ahí abajo últimamente?
Yo no sé en qué va a acabar todo esto, lo que sí que tengo cada vez más claro es que esta revolución no es de los que se quedan callados, eso lo sé yo y lo saben ellos, los censores. ¿Qué fue lo primero que hicieron cuando las cosas empezaron a temblar? Cortar los medios transmisores de aquellas voces que comenzaban a sonar demasiado fuerte.
Buf.
... y para acabar, ponnos un ejemplo de silencio.
El sonido de fondo de este vídeo:
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