Hay un mamoneo tan cutre montado por todas partes que parece que, hasta de asuntos que pudieran tener una cierta transcendencia potencial, se hacen bandos y el debate llega un punto en el que se estanca y se limita al 'ha dicho culo'.
Es horrible. Me deprime. No: primero hace que me sienta muy lista ante el darme cuenta de tan visionaria previsión; luego hace que se me congele la sonrisa y que los dedicos con el signo de la victoria vayan doblándoseme falange a falange hasta quedarme las manos muertas y colgantes cual las de un Mr. Burns de pacotilla. ¿O no sabían que las manos colgantes de Mr. Burns no eran otra cosa que signos de la victoria desinflados? Pues eso.
Hace muchos años salió un libro, 'Viure mata', de Abel Cutillas. Llevaba un aforismo que venía a decir algo así como que el holocausto fue un homenaje a los judíos (perdón, los aforismos hay que decirlos bien por respeto a su habitualmente imbricado proceso de creación, pero es que se ha repetido tantas veces ya que estoy segura de que ustedes lo han leído. Y me da pereza buscarlo). Hace menos tiempo salió un libro coordinado por Arnau Pons, "Escriure després", en el que una serie de pensadores, partiendo del aforismo en cuestión, decía la suya. Yo me enteré y sufrí un poco. Pensé que vaya putada, que Cutillas se estaba currando una carrera y una obra para que ahora le repescaran una cosa que había dicho hacía tanto tiempo y que además caía de pleno en el territorio de lo tabú. Hablando con unos y con otros, vi que a lo mejor la cosa se ponía interesante; que interesante ya era de por sí, precisamente, la ruptura de ese tabú; y que unos y otros, Cutillas y los del libro, tenían fondo más que sobrado para generar una interesante discusión. Y, de hecho, empezaron a salir unos cuantos artículos que hicieron que pareciera que sí pero de repente habla Mathew Tree y la cosa se desvía un poco; se desvía aún más con otro artículo de Enric Vila; se empieza a hundir con los comentarios del mismo Vila en Twitter, y se hunde más lejos imposible del artículo inicial con una justificadísima carta firmada por varias personas cabreadas por ciertas cosas que decía Vila que poco tenían ya que ver con el aforismo inicial (a mí también me cabrearon esas cosas). Luego Vila intenta arreglarlo con otro artículo en el que empieza con un párrafo que recupera la figura de Cutillas (que había quedado ya por el camino, que la última mención digna que había tenido fue aquella del prólogo de Pons) para decir que se está haciendo muy famoso (no es cierto y, si lo fuera, habría que pensar los motivos de esa 'fama') y seguir con otro párrafo directamente demagógico.
El caso es que yo aún iba por ahí diciendo la lástima que era todo este asunto, lo bajo que había caído en unos pocos meses el listón inicial, el nivel de la discusión (imagínense que ya se había echado mano al socorrido 'yo tengo amigos judíos'), hasta que hoy, un mail que venía a decirme algo así como la primera frase de esta canción de Los Punsetes
me ha hecho bajar del burro.
Yo ya lo he dicho todo. Acabado el desmoronamiento de falanges, ahora he doblegado hasta las muñecas. Mr. Burns se va a otra parte.
No se quien es ese tal Cutillas pero yo ni he leido su libro,ni sabia que era escritor y de hecho desconocia su faceta como ser humano.
ResponEliminapots enllaçar els articles que nomenes? gràcies!
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