Miren esas caras.
Futbolistas retirándose del campo después de haber perdido otro partido.
Trabajadores sumando en sus cuentas particulares una noche más en la fábrica.
Novios yendo a trabajar después de discutir toda la noche.
Gente saliendo de un festival, con toda la bajona, a las 9 de la mañana.
Uno pone su peor cara a un nivel bajísimo de tristeza y cansancio a partir del cual la expresión ya no puede ir a peor. Debe de ser como la sensación de frío o de calor, que a partir de cierta temperatura ya da igual.
dimecres, 29 de juny del 2011
diumenge, 26 de juny del 2011
Les voy a explicar algo para que se hagan una ligera idea de cómo ha sido la cosa.
Es una entretela de la tele, un cotilleo de entre bambalinas, una de aquellas cosas que no se ven pero que explican resultados que sí son visibles; el ingrediente secreto, la clave de que las cosas sean tan redondas.
La cosa iba así: cada día de rodaje, teníamos un plató reservado para hacer una hora de falso directo. Una hora de falso directo es una hora de grabación, ni más ni menos: el programa empieza, no se para en ningún momento y cuando el cronómetro marca que han pasado 59 minutos, el presentador se despide, créditos y adiós.
Por si las moscas, teníamos un margen de entre una y media hora (dependiendo de lo puntuales que habíamos sido a la hora de empezar) de tiempo extra reservado de plató. En principio era para solucionar posibles problemas; si se tenía que volver a grabar el saludo, si fallaba alguna cosa técnica, si no acababa de entrar un vídeo... Si no pasaba nada de esto, acababamos de trabajar a la una o a la una y media en vez de a las dos, y nos íbamos a comer antes.
Les implicaré en el asunto, a riesgo de caer en la demagogia, para que ustedes lo entiendan mejor: TVC es una tele pública; la pagamos entre todos. Ustedes y yo, los viernes por la mañana, pagábamos dos horas de plató para L'hora del lector. Si L'hora del lector aprovechaba una hora de plató, ustedes y yo seguíamos pagando dos: la de la grabación y la que el plató quedaba vacío porque ya estaba todo grabado.
Un día pensamos que era casi un delito desaprovechar así una hora por el simple motivo de que esa hora extra no pudiera verse por la tele. No voy a engañarles; nadie dijo nada de contribuyentes timados ni de servicios ni responsabilidades públicas; la cosa fue más por la vertiente del: joder, acaba la hora de programa y no hemos hablado ni de esto ni de esto otro; teníamos a figurones en el plató diciendo cosas interesantísimas y, cataclonc, nos caía el tiempo encima y, corre, corre, corre, a decir adiós y dejarle al otro -y el otro era Ana María Matute, era Josep Maria Castellet, era Bernard Pivot- con la palabra en la boca. Y decidimos hacer una cosa que parecía dificilísima de conseguir: decidimos hacer que cámaras, gente de sonido, de iluminación, regidores y realizadores, se quedaran trabajando una hora más de lo que en principio se suponía que tenían que trabajar si todo iba bien. Una hora más de trabajo por el mismo sueldo. Decidimos, pasada la hora de grabación y la despedida del programa, quedarnos el ratito que aún nos correspondía de plató grabando aquello que se había quedado en el tintero para después ofrecerlo por internet, en el blog; un espacio destinado en principio sólo a repasar y comentar lo que había pasado en el programa, que acabó siendo contenedor de material extra con el que, a veces, podríamos haber hecho otro programa entero.
Acabamos, cuando todo el mundo estaba aún pensando cómo hacer para que en internet se pudiera ver lo mismo que en la tele, utilizando internet para dar lo de la tele y más, y para irnos a comer un poco más tranquilos, sin la cosa esta del habernos quedado a medias por el simple motivo de que una hora es una hora y no una hora y media.
Así que acabamos haciendo programas de hora y media o más en vez de programas de sólo una hora.
Y más: salíamos de la tele y nos llevábamos a comer al invitado con nosotros. Y hasta comiendo, a veces pensábamos que qué pena no tener allí una cámara para seguir grabando y colgar un rato más de programa en internet o donde fuera. Y aún a veces, cuando ya hacía rato que habíamos olvidado que aquello era trabajar, alargábamos la sobremesa todo lo que podíamos hasta que llegaba la despedida.
Así ha sido y así seguiría siendo pero ya no será.
Esta noche, a las 21h., tendrán en el Canal 33 el último L'hora del lector. Vino Miquel Barceló de invitado y tampoco le dejamos marchar sin venirse después a comer con nosotros. Entiéndanlo; no nos había acabado de contar lo de las pinturas rupestres, los pulpos, el otro Miquel Barceló y lo bueno que es el pan mallorquín.
Aquí es donde pueden ver todos esos minutos extras que nosotros decidimos que también podían caber en una hora.
Dígamne, por ejemplo, que no hubiera sido un delito privarles de cosas como esta por un simple tener que ajustarnos a la dictadura del reloj:
Es una entretela de la tele, un cotilleo de entre bambalinas, una de aquellas cosas que no se ven pero que explican resultados que sí son visibles; el ingrediente secreto, la clave de que las cosas sean tan redondas.
La cosa iba así: cada día de rodaje, teníamos un plató reservado para hacer una hora de falso directo. Una hora de falso directo es una hora de grabación, ni más ni menos: el programa empieza, no se para en ningún momento y cuando el cronómetro marca que han pasado 59 minutos, el presentador se despide, créditos y adiós.
Por si las moscas, teníamos un margen de entre una y media hora (dependiendo de lo puntuales que habíamos sido a la hora de empezar) de tiempo extra reservado de plató. En principio era para solucionar posibles problemas; si se tenía que volver a grabar el saludo, si fallaba alguna cosa técnica, si no acababa de entrar un vídeo... Si no pasaba nada de esto, acababamos de trabajar a la una o a la una y media en vez de a las dos, y nos íbamos a comer antes.
Les implicaré en el asunto, a riesgo de caer en la demagogia, para que ustedes lo entiendan mejor: TVC es una tele pública; la pagamos entre todos. Ustedes y yo, los viernes por la mañana, pagábamos dos horas de plató para L'hora del lector. Si L'hora del lector aprovechaba una hora de plató, ustedes y yo seguíamos pagando dos: la de la grabación y la que el plató quedaba vacío porque ya estaba todo grabado.
Un día pensamos que era casi un delito desaprovechar así una hora por el simple motivo de que esa hora extra no pudiera verse por la tele. No voy a engañarles; nadie dijo nada de contribuyentes timados ni de servicios ni responsabilidades públicas; la cosa fue más por la vertiente del: joder, acaba la hora de programa y no hemos hablado ni de esto ni de esto otro; teníamos a figurones en el plató diciendo cosas interesantísimas y, cataclonc, nos caía el tiempo encima y, corre, corre, corre, a decir adiós y dejarle al otro -y el otro era Ana María Matute, era Josep Maria Castellet, era Bernard Pivot- con la palabra en la boca. Y decidimos hacer una cosa que parecía dificilísima de conseguir: decidimos hacer que cámaras, gente de sonido, de iluminación, regidores y realizadores, se quedaran trabajando una hora más de lo que en principio se suponía que tenían que trabajar si todo iba bien. Una hora más de trabajo por el mismo sueldo. Decidimos, pasada la hora de grabación y la despedida del programa, quedarnos el ratito que aún nos correspondía de plató grabando aquello que se había quedado en el tintero para después ofrecerlo por internet, en el blog; un espacio destinado en principio sólo a repasar y comentar lo que había pasado en el programa, que acabó siendo contenedor de material extra con el que, a veces, podríamos haber hecho otro programa entero.
Acabamos, cuando todo el mundo estaba aún pensando cómo hacer para que en internet se pudiera ver lo mismo que en la tele, utilizando internet para dar lo de la tele y más, y para irnos a comer un poco más tranquilos, sin la cosa esta del habernos quedado a medias por el simple motivo de que una hora es una hora y no una hora y media.
Así que acabamos haciendo programas de hora y media o más en vez de programas de sólo una hora.
Y más: salíamos de la tele y nos llevábamos a comer al invitado con nosotros. Y hasta comiendo, a veces pensábamos que qué pena no tener allí una cámara para seguir grabando y colgar un rato más de programa en internet o donde fuera. Y aún a veces, cuando ya hacía rato que habíamos olvidado que aquello era trabajar, alargábamos la sobremesa todo lo que podíamos hasta que llegaba la despedida.
Así ha sido y así seguiría siendo pero ya no será.
Esta noche, a las 21h., tendrán en el Canal 33 el último L'hora del lector. Vino Miquel Barceló de invitado y tampoco le dejamos marchar sin venirse después a comer con nosotros. Entiéndanlo; no nos había acabado de contar lo de las pinturas rupestres, los pulpos, el otro Miquel Barceló y lo bueno que es el pan mallorquín.
Aquí es donde pueden ver todos esos minutos extras que nosotros decidimos que también podían caber en una hora.
Dígamne, por ejemplo, que no hubiera sido un delito privarles de cosas como esta por un simple tener que ajustarnos a la dictadura del reloj:
dimarts, 14 de juny del 2011
Perdón, ¿eh? pero la técnica esta de sacar fotos "fotos sin sol, con una luz suave, envolvente, tamizada" que dice que ha utilizado Fernando Manso para las instantáneas de Madrid que ha incluido en su libro "Madrid", ¿no empieza a estar tan sobreutilizada como el recurso aquel cinematográfico de meterle blanco y negro al flashback o un punto de distorsión y una voz metálica a los sueños?.
Las fotos que digo, aquí.
Igual es que el tiempo va muy acelerado ahora y todo lo susceptible de ser aplicación de iPhone nace ya siendo mainstream.
Las fotos que digo, aquí.
Igual es que el tiempo va muy acelerado ahora y todo lo susceptible de ser aplicación de iPhone nace ya siendo mainstream.
-¿Ves lo que te decía de las narices grandes que tenían todos en aquella época? Es por lo de los judíos.
-A este le gustaba mucho mirarse al espejo.
Comentarios realistas hechos por visitantes realistas, cazados al vuelo en la exposición Realisme(s). L'empremta de Courbet, en el MNAC.
Luego ha sido tomar un vermut com Abel, echarme una siesta muy reveladora del realismo de la situación y quedar con Víctor a tomar unas cervezas que paliaran, por el simple hecho de compartirla, tanta realidad. Y muy bien, oye, el lunes de fiesta.
-A este le gustaba mucho mirarse al espejo.
Comentarios realistas hechos por visitantes realistas, cazados al vuelo en la exposición Realisme(s). L'empremta de Courbet, en el MNAC.
Luego ha sido tomar un vermut com Abel, echarme una siesta muy reveladora del realismo de la situación y quedar con Víctor a tomar unas cervezas que paliaran, por el simple hecho de compartirla, tanta realidad. Y muy bien, oye, el lunes de fiesta.
diumenge, 12 de juny del 2011
Lo mejor que iría todo si fuéramos capaces de sentir de fondo de lo que hacemos las palmitas que suenan a lo largo de toda esta canción, a lo largo de toda la vida, tacatacatacatá, sin parar, rítmica, lentamente, pero sin parar.
Como toda una historia escrita con el ruido de la máquina de fondo hasta que se acabe el papel, hasta que caiga el punto y final.
Como toda una historia escrita con el ruido de la máquina de fondo hasta que se acabe el papel, hasta que caiga el punto y final.
dijous, 9 de juny del 2011
Y después de la conversación de ayer (de una de las conversaciones de ayer o de una parte de la larguísima conversación de ayer, que volvió a salirse del corrillo de cámaras y de luces para meterse en el corrillo de cigarros, vinos y roastbeef que montamos en un momento; de aquí a allá, como si allá no hubiera pasado nada) qué iba a hacer yo al llegar a casa más que decir hola hola, Kika, hola hola, Koldo, y abrirme camino entre las dos cabecitas peludas, intentando no pisar patitas que se enredaban con mis patitas, para ir directa a la estantería en busca de El canvi, de Miquel Bauçà.
No lo encontré. Ni rezándole a Santa Rita, que es el mecanismo automático que se me activa siempre que no encuentro algo -es la herencia de la abuela-, que más que un rezo completo, con el paso de los años se ha convertido en un escueto va, Santa Ritaaa... Pero nada. No estaba. Así que me cagué en mi desorden y en mi biblioteca de a dos filas por estante, hasta que mis ojos dieron con Els estats de connivència y, soltando un si no hay pan, buenas son tortas, abrí para leer esto que voy a copiar aquí abajo, tras lo que tuve que cerrar e intentar dormir un rato no pensando demasiado ni en indignados de ahora ni indignados de entonces, cuando las acampadas acababan en inyecciones inyectadas por inyectar sin más.
Esto, decía:
Abaltits i decandits,
caminen per camins tèrbols,
que no porten cap enlloc.
El comport reaccionari
és present per tot arreu,
per una raó molt simple:
no hi ha lloc on practicar...
I parlar d'alternatives
és un miserable engany,
tal com fer-se ecologistes
o bé metges rodamón.
És només la poesia
que ofereix un bon outlook:
practicar-la, no llegir-ne.
d'amagat dels presidents.
Avui és intolerable
que el noranta-nou per cent
dels humans siguin imbècils
i consentin ser explotats.
No cap mètode pedagògic
ni cap revolució
no han fet res. Cal resoldre
que és urgent de dissenyar
altres plans, altres programes.
Si encara no podem
prescindir de la família
o la sexualitat,
la idea és recloure's
i dormir per descobrir
l'esplendor únic dels somnis.
Fóra motivació
per gitar lluny l'estultícia.
La sociabilitat
és només una conducta,
la més rígida, inclement
i també la més cretina.
Si les revolucions
duren poc i sucumbeixen
és perquè mai no podran
canviar cap de les normes.
És la tècnica que no diu
res, la que regeix els canvis,
totes les mutacions.
No lo encontré. Ni rezándole a Santa Rita, que es el mecanismo automático que se me activa siempre que no encuentro algo -es la herencia de la abuela-, que más que un rezo completo, con el paso de los años se ha convertido en un escueto va, Santa Ritaaa... Pero nada. No estaba. Así que me cagué en mi desorden y en mi biblioteca de a dos filas por estante, hasta que mis ojos dieron con Els estats de connivència y, soltando un si no hay pan, buenas son tortas, abrí para leer esto que voy a copiar aquí abajo, tras lo que tuve que cerrar e intentar dormir un rato no pensando demasiado ni en indignados de ahora ni indignados de entonces, cuando las acampadas acababan en inyecciones inyectadas por inyectar sin más.
Esto, decía:
Abaltits i decandits,
caminen per camins tèrbols,
que no porten cap enlloc.
El comport reaccionari
és present per tot arreu,
per una raó molt simple:
no hi ha lloc on practicar...
I parlar d'alternatives
és un miserable engany,
tal com fer-se ecologistes
o bé metges rodamón.
És només la poesia
que ofereix un bon outlook:
practicar-la, no llegir-ne.
d'amagat dels presidents.
Avui és intolerable
que el noranta-nou per cent
dels humans siguin imbècils
i consentin ser explotats.
No cap mètode pedagògic
ni cap revolució
no han fet res. Cal resoldre
que és urgent de dissenyar
altres plans, altres programes.
Si encara no podem
prescindir de la família
o la sexualitat,
la idea és recloure's
i dormir per descobrir
l'esplendor únic dels somnis.
Fóra motivació
per gitar lluny l'estultícia.
La sociabilitat
és només una conducta,
la més rígida, inclement
i també la més cretina.
Si les revolucions
duren poc i sucumbeixen
és perquè mai no podran
canviar cap de les normes.
És la tècnica que no diu
res, la que regeix els canvis,
totes les mutacions.
dimarts, 7 de juny del 2011
Esta foto sirve para casi todo. Miren:
CIU saca un anteproyecto modificando de golpe 80 leyes, y el argumento es que "en tiempos de crisis la ciudadanía no entendería gastar toda la legislatura debatiendo las leyes una a una"
_____________________________________________________________________________________
Me acaba de llegar una nota de prensa que anuncia la publicación del libro "¡Estás contratado! Todas las claves para superar con éxito una entrevista de trabajo". Uno de los puntos del índice es: "Prepararnos para gestionar el rechazo".
_____________________________________________________________________________________
si reemplazas automáticamente las palabras clave por otras igual de clave, tienes un libro de ligar
_____________________________________________________________________________________
Enviamos a los Mossos por cuestiones de salubridad y limpieza; todo el material confiscado podrá recuperarse a partir del lunes.
_____________________________________________________________________________________
CIU saca un anteproyecto modificando de golpe 80 leyes, y el argumento es que "en tiempos de crisis la ciudadanía no entendería gastar toda la legislatura debatiendo las leyes una a una"
_____________________________________________________________________________________
Me acaba de llegar una nota de prensa que anuncia la publicación del libro "¡Estás contratado! Todas las claves para superar con éxito una entrevista de trabajo". Uno de los puntos del índice es: "Prepararnos para gestionar el rechazo".
_____________________________________________________________________________________
si reemplazas automáticamente las palabras clave por otras igual de clave, tienes un libro de ligar
_____________________________________________________________________________________
Enviamos a los Mossos por cuestiones de salubridad y limpieza; todo el material confiscado podrá recuperarse a partir del lunes.
_____________________________________________________________________________________
Aquí, intentando destilar el tipo dictador, me encuentro con Omar Torrijos, el panameño, diciéndole a García Márquez que 'El otoño del patriarca' es su mejor libro porque "es verdad, todos (los dictadores) somos así".
De un tiempo a esta parte, cuando quiero desviarme de ciertas líneas de pensamiento recurrente -que, de tanto recurrir, me empiezan a aburrir y mucho-, pienso en dictadores: de lo pequeño a lo grande, ya saben, al más puro estilo demagógico del ‘anda que preocuparte por eso con la cantidad de niños que mueren de hambre en el mundo...’, pero llevado al otro extremo; al de los delirios de grandeza en vez de al de los de miseria: ¿por qué no iba a funcionar la cosa a lo fastuoso si funciona a lo decadente? Y funciona; se lo juro: las pequeñas turbulencias de la vidita de una transpoladas a la dimensión dictatorial tienen un no sé qué de ridículo hiperdimensionado que llevan directas a dejarse de hostias.
Se me está mimetizando en la cabeza además, cada vez más y más cuanto más leo al respecto, la figura del dictador clásico con la clásica figura de la mujer despechada: con lo que yo he hecho por ti (país/marido) para que tú ahora me pagues con estas.
Y en esas ando: con todo esto pendiente de desarrollo, ciñéndome a dos máximas que últimamente mandan -mucho- en mi modus operandi, a saber: 'muypronto perodespacito' (Jojo dixit) y 'si sale con barba, San Antón, y si no, la Purísima Concepción' (Gemma dixit).
De un tiempo a esta parte, cuando quiero desviarme de ciertas líneas de pensamiento recurrente -que, de tanto recurrir, me empiezan a aburrir y mucho-, pienso en dictadores: de lo pequeño a lo grande, ya saben, al más puro estilo demagógico del ‘anda que preocuparte por eso con la cantidad de niños que mueren de hambre en el mundo...’, pero llevado al otro extremo; al de los delirios de grandeza en vez de al de los de miseria: ¿por qué no iba a funcionar la cosa a lo fastuoso si funciona a lo decadente? Y funciona; se lo juro: las pequeñas turbulencias de la vidita de una transpoladas a la dimensión dictatorial tienen un no sé qué de ridículo hiperdimensionado que llevan directas a dejarse de hostias.
Se me está mimetizando en la cabeza además, cada vez más y más cuanto más leo al respecto, la figura del dictador clásico con la clásica figura de la mujer despechada: con lo que yo he hecho por ti (país/marido) para que tú ahora me pagues con estas.
Y en esas ando: con todo esto pendiente de desarrollo, ciñéndome a dos máximas que últimamente mandan -mucho- en mi modus operandi, a saber: 'muypronto perodespacito' (Jojo dixit) y 'si sale con barba, San Antón, y si no, la Purísima Concepción' (Gemma dixit).
divendres, 3 de juny del 2011
Un poco de dietario sentimentale de lo que viene siendo el día
Le comento a Marina que hace tiempo que no vemos a Miquel y que tengo ganas de quedar con él a tomar una cerveza. Estamos grabando. Tres figurones de la cultura actual hablando entusiasmados, como si fueran niños pequeños, sobre Literatura y Arte. Pero figurones, figurones -no digo tontería- y sobre Literatura y Arte –no pongo mayúsculas porque sí-, y yo pienso en Miquel y en hace cuánto que no tomamos una cerveza, y se lo digo a Marina y Marina me dice que sí. Y volvemos a quedarnos las dos absortas mirando en un monitor lo que está pasando al otro lado de la pared de la habitación en la que estamos nosotras.
Acaba el programa. Que acabe un programa ahora no es como cuando acababa un programa hace tres ni hace dos meses ni hace uno. Que acabe un programa ahora es como ir leyendo en el metro, ver que sólo quedan tres paradas y hacer riiiiias con las páginas que vienen del libro para ver si te da tiempo de acabar el capítulo antes de llegar. Y ver que no.
Y durante todo este rato, yo sigo con el runrún de que hace mucho tiempo que no tomamos una cerveza con Miquel y caigo en que si me preocupa tanto que hace tanto tiempo que no tomamos una cerveza con Miquel, es seguramente porque estoy bajo los efectos del síndrome del final de las cosas importantes, por el que una acaba pensando que son todas, y no sólo una, las cosas importantes que van a acabar.
Todo esto que les acabo de contar, ha provocado que acabe en un mode tirando a dramático de más, escribiendo un email no sólo a Miquel sino también a Joan, al que ellos, si estuvieran leyendo ahora mismo como servidora las cartas que Armand Obiols envió a Mercè Rodoreda, responderían con un tranquilizador “no estiguis trista, Isabel, si us plau: no ho estiguis”.
Le comento a Marina que hace tiempo que no vemos a Miquel y que tengo ganas de quedar con él a tomar una cerveza. Estamos grabando. Tres figurones de la cultura actual hablando entusiasmados, como si fueran niños pequeños, sobre Literatura y Arte. Pero figurones, figurones -no digo tontería- y sobre Literatura y Arte –no pongo mayúsculas porque sí-, y yo pienso en Miquel y en hace cuánto que no tomamos una cerveza, y se lo digo a Marina y Marina me dice que sí. Y volvemos a quedarnos las dos absortas mirando en un monitor lo que está pasando al otro lado de la pared de la habitación en la que estamos nosotras.
Acaba el programa. Que acabe un programa ahora no es como cuando acababa un programa hace tres ni hace dos meses ni hace uno. Que acabe un programa ahora es como ir leyendo en el metro, ver que sólo quedan tres paradas y hacer riiiiias con las páginas que vienen del libro para ver si te da tiempo de acabar el capítulo antes de llegar. Y ver que no.
Y durante todo este rato, yo sigo con el runrún de que hace mucho tiempo que no tomamos una cerveza con Miquel y caigo en que si me preocupa tanto que hace tanto tiempo que no tomamos una cerveza con Miquel, es seguramente porque estoy bajo los efectos del síndrome del final de las cosas importantes, por el que una acaba pensando que son todas, y no sólo una, las cosas importantes que van a acabar.
Todo esto que les acabo de contar, ha provocado que acabe en un mode tirando a dramático de más, escribiendo un email no sólo a Miquel sino también a Joan, al que ellos, si estuvieran leyendo ahora mismo como servidora las cartas que Armand Obiols envió a Mercè Rodoreda, responderían con un tranquilizador “no estiguis trista, Isabel, si us plau: no ho estiguis”.
dimecres, 1 de juny del 2011
Viene mi jefe y me dice que, como hace dos años entraron a robar en la oficina, de vez en cuando lo graban todo. Me pongo de los nervios y me pasan los cinco meses que llevo trabajando aquí ante los ojos. Me enseña un USB de 16GB y me dice que grabe ahí los documentos importantes que tenga en el ordenador por si vuelven a entrar a robar.
Sólo cuando se ha ido y me ha dejado temblando, con el USB en la mano, me paro a pensar que lo único que podría echarme en cara –sólo si no tuviera un mínimo sentido del ritmo- serían los bailecitos que me pego en el trayecto de la mesa a la cafetera los viernes, cuando ellos no están y, como no molesto a nadie, me pongo la musiquita a un poco más volumen del normal mientras trabajo.
Yo no puedo vivir en este régimen del terror que tengo montado en mi cabeza.
Sólo cuando se ha ido y me ha dejado temblando, con el USB en la mano, me paro a pensar que lo único que podría echarme en cara –sólo si no tuviera un mínimo sentido del ritmo- serían los bailecitos que me pego en el trayecto de la mesa a la cafetera los viernes, cuando ellos no están y, como no molesto a nadie, me pongo la musiquita a un poco más volumen del normal mientras trabajo.
Yo no puedo vivir en este régimen del terror que tengo montado en mi cabeza.
-Mi jefe quiere que le pase una lista de cosas que hago durante el mes. Dice que no me oye hablar demasiado por teléfono y que como ahora todo se hace por internet y eso no deja rastro de papeles -rastro de papeles, dice- él no puede saber si hago mucho o poco. En el fondo, tiene un poco de razón; me paga por horas y supongo que estaría más tranquilo si oyera o notara actividad frenética en mi despacho durante la media jornada diaria que estoy allí encerrada. Más de una vez le he dicho he hablado con éste o estoy organizando esto otro, y me ha respondido, incrédulo, ¿Sí? Me estoy planteando seriamente empezar a aporrear el teclado del ordenador para que suene como si fuera una máquina de escribir en pleno delirio creativo, mío, o ponerme a cantar o a recitar rítmicamente los números de los albaranes que, a veces, me hace repicar en documentos exel para enviarlos después por mail a distribuidores y proveedores (él no tiene ordenador para hacerlo él mismo). Poner una campana a modo de chivato de las propinas de bar y hacerla sonar cada vez que descubro una crítica de un libro nuestro publicada en prensa también sería una opción.
El no sólo tienes que ser; también tienes que parecer que eres -consejo de mi madre rechazado infinitas veces por mí- parece que tiene sentido ahora más que nunca.
-Mi amiga S. está por aquí haciendo entrevistas de trabajo. Ha conocido a un tipo que, si la cosa va, será su próximo jefe: Alguien que no le mira a la cara cuando habla y al que parece no importarle un pito nada de lo que le cuenta. Está con ella en las entrevistas también una persona de la empresa de selección con la que parece que este tipo sí que comenta la jugada cuando S. se va. Luego le llaman y le dicen: le has gustado, pero dice que no acaba de verte capaz de soportar la presión. Yo le digo que se piense si realmente le apetece trabajar con este tío de jefe. Hoy ha ido a hacer otra entrevista a otra empresa. Hemos preparado el guión para cuando le den el trabajo de esta segunda empresa: debería -DEBE- llamar a la persona de la empresa de selección y, sin decirle que ya ha encontrado otro trabajo, debería -DEBE- decirle: Dile al tipo este que abandono el proceso, que no me interesa trabajar para alguien como él; no hay nada peor que tener un jefe maleducado. Eso es lo que debería decirle, de hecho, hoy mismo. Hace una semana, debería habérselo dicho ya.
-Qué extraño resulta cuando tienes línea directa con alguien, parece que sabes muchas sobre él y, de repente, te llegan noticias suyas por otro lado que te hablan de una persona distinta a la que tú crees conocer. A saber si el otro es siempre el mismo y lo que varía es la percepción de quien lo escucha, si el otro es quien cambia dependiendo de a quién tiene delante o si las dos cosas se dan un poco. Que abandonados estamos, en cualquier caso, tanto a los designios de nuestra percepción como a la voluntad de parecer del otro... Lo que me lleva a rechazar de nuevo el consejo de mi madre: a veces el parecer se convierte en una trampa -en muchas trampas- para quien es.
El no sólo tienes que ser; también tienes que parecer que eres -consejo de mi madre rechazado infinitas veces por mí- parece que tiene sentido ahora más que nunca.
-Mi amiga S. está por aquí haciendo entrevistas de trabajo. Ha conocido a un tipo que, si la cosa va, será su próximo jefe: Alguien que no le mira a la cara cuando habla y al que parece no importarle un pito nada de lo que le cuenta. Está con ella en las entrevistas también una persona de la empresa de selección con la que parece que este tipo sí que comenta la jugada cuando S. se va. Luego le llaman y le dicen: le has gustado, pero dice que no acaba de verte capaz de soportar la presión. Yo le digo que se piense si realmente le apetece trabajar con este tío de jefe. Hoy ha ido a hacer otra entrevista a otra empresa. Hemos preparado el guión para cuando le den el trabajo de esta segunda empresa: debería -DEBE- llamar a la persona de la empresa de selección y, sin decirle que ya ha encontrado otro trabajo, debería -DEBE- decirle: Dile al tipo este que abandono el proceso, que no me interesa trabajar para alguien como él; no hay nada peor que tener un jefe maleducado. Eso es lo que debería decirle, de hecho, hoy mismo. Hace una semana, debería habérselo dicho ya.
-Qué extraño resulta cuando tienes línea directa con alguien, parece que sabes muchas sobre él y, de repente, te llegan noticias suyas por otro lado que te hablan de una persona distinta a la que tú crees conocer. A saber si el otro es siempre el mismo y lo que varía es la percepción de quien lo escucha, si el otro es quien cambia dependiendo de a quién tiene delante o si las dos cosas se dan un poco. Que abandonados estamos, en cualquier caso, tanto a los designios de nuestra percepción como a la voluntad de parecer del otro... Lo que me lleva a rechazar de nuevo el consejo de mi madre: a veces el parecer se convierte en una trampa -en muchas trampas- para quien es.
Subscriure's a:
Missatges (Atom)