dilluns, 30 de setembre del 2013

Esta mañana, niños queridos, hay algo nuevo en el aula; hay algo nuevo que vosotros podéis ver. Me refiero a esos dos señores que hay ahí al fondo. Y hay algo nuevo que vosotros no podéis ver todavía, porque sois muy pequeños, pero que yo os voy a enseñar a ver o, por lo menos, lo voy a intentar porque ésa es mi obligación; quizás mi única obligación. Hoy hay en esta clase una falta absoluta de libertad. Esos dos señores, que no son niños, que no son yo mismo, y a quienes he intentado impedir que entren en el aula, se han colado aquí y, lo que es mucho más grave aún, me han exigido que os haga un examen para que ellos puedan calibrar cuál es el estado actual de vuestros conocimientos, y, después de todo esto, os diré que pretenden, ¡ja, reíros conmigo, oh, niños! que la suya es una ocupación pacífica del pueblo. ¿¡¿Qué mayor violencia que la que se ejerce contra el espíritu?!?
Examen. Tomad nota de las preguntas:

- El inglés, su importancia geográfica.
- ¿Es verdad el inglés?
- Historia del inglés.
- El inglés en la actualidad.
- El inglés de los americanos.
- ¿Cómo hay que tocar el inglés?
- El ruido del inglés.
- El inglés más famoso.
- El inglés y la literatura.
- Un kilo de inglés.
- El inglés de los niños.
- El inglés y la cabeza; relación si la hubiera.
- El inglés en andalucía. Y el clavel.
- Teoría general del Estado y el inglés.
- El inglés negro.
- ¿Hay un inglés o hay muchos ingleses?
- El inglés de los actores.
- El inglés y Dios.
- No ha nacido todavía el inglés que me domine.
- El inglés descabalado. Su porqué.
- El inglés puto.
- Dibujo a mano del inglés.
- ¿Es carne el inglés?
- El jaque al inglés.
- ¿Satisface hoy en día un inglés?

- ¿Qué inglés?

(vídeo original, aquí)


Gracis, profes; gracis, Mallorca.

diumenge, 29 de setembre del 2013

El cuento del culturista catalán que han tenido a bien publicarme los del Clift Fanzine en su número 6 (éste) va justamente de esto que dice aquí Jorge Bustos, bueno, de eso que dijo sobre el kitsch Milan Kundera en "La insoportable levedad del ser" y que ahora, en su artículo, Bustos cita tan extensamente.

Dice Kundera: Cuando digo totalitario quiero decir que todo lo que perturba al kitsch queda excluido de la vida: cualquier manifestación de individualismo (porque toda diferenciación es un escupitajo a la cara de la sonriente fraternidad), cualquier duda (porque el que empieza dudando de pequeñeces termina dudando de la vida como tal), la ironía (porque en el reino del kitsch hay que tomárselo todo en serio)...”. Sí, sí y sí. Y ese es precisamente el problema de Dempeus, el prota del cuento, culturista que quiere poner sus músculos al servicio de la independencia pero que se encuentra con que lo suyo no puede encajar, por individualista, en una corriente que ahora es colectiva.

Falla Bustos sin embargo al aplicar al caso catalán algunas de sus conclusiones derivadas de la definición de Kundera. Falla con ésta, por ejemplo: El kitsch catalán es un biombo que oculta la ruina. Y con esta otra: Es un precinto que aísla de la mierda a los soñadores. Un festivo certamen de castellets erigidos sobre el agujero de un donut, sobre la nada decimonónica y sentimental. Y falla Bustos porque no ha entendido qué hay en este caso detrás de tanto kitsch: no es que el kitsch sea el biombo, es que el kitsch es la propia ruina; si hubiera leído a Valero Sanmartí o a Antonio Baños, esto, Bustos lo sabría, como también sabría que gran parte la mayoría silenciosa que el PP ha entendido tan mal está formada por gente que renegando y no habiendo querido participar en vías, manifestaciones que parecen cabalgatas de reyes ni habiéndose planteado nunca, jamás, ni arrimarse a los castells -no castellets- a hacer piña, votará SÍ, si la pregunta finalmente es de sí o no, en el próximo referéndum sobre la independencia.

Supongo que es este párrafo de Kundera el que probablemente haya despistado a Bustos: Nadie lo sabe mejor que los políticos. Cuando hay una cámara fotográfica cerca, corren enseguida hacia el niño más próximo para levantarlo y besarle la mejilla, que como afirmación es impecablemente cierta pero que no es aplicable al caso catalán: nunca un político había rehuído tanto lo kitsch como lo ha venido haciendo Mas en los últimos meses: ni participó en la manifestación del 11S de 2012 ni en la vía catalana; ni él ni el partido, y no me digan que ambas ocasiones no las pintaban calvas para hacerse fotos hasta con el apuntador.

Al final del cuento, Dempeus, el culturista catalán pierde la ilusión por participar de lo kitsch, de lo colectivo, decide sin embargo seguir trabajando en lo del culturismo y en lo de lo catalán; es parte de la mayoría silenciosa Dempeus, pero no de la que se piensan allá en Madrid, sino de la que llena el agujero del donut que, según Bustos, está tan vacío; de la que no se hace fotos, la que no se pinta la cara, la que acabará por salir y demostrará que es precisamente lo kitsch la ruina que no está dejando ver bien la verdad más profunda que hay detrás.

dimarts, 24 de setembre del 2013

A los 13 años, servidora se reveló como negada para los números mediante un, en casa, sonorísimo cate en matemáticas. Mis padres me apuntaron a clases particulares con un profe vecino, un señor de unos cincuenta años que tenía el despacho en el que me daba la lección lleno de estanterías de libros del suelo al techo. El profe, viéndome incapaz de centrarme en la ecuación de segundo grado que tenía delante por quedarme mirando embobada los lomos de los libros que nos rodeaban, un día, señalándome los numericos del papel, me dijo: 'céntrate, resolvemos esto primero y si lo conseguimos, -señalando entonces los libros de la pared- te regalo uno'.

Me regaló "La ciudad y los perros" de Vargas Llosa y me dijo que, si me gustaba, podría coger todos los que quisiera. A partir de entonces, cada día, al final de la clase, me quedaba un rato a mirar los libros y a hablar con él de lo que había leído.

Al César lo que es del César: El profe de mates y Vargas Llosa fueron importantísimos, más de lo que me pensaba en aquel momento, para todo lo que ha venido después.

dilluns, 23 de setembre del 2013

Hace unos días colgaba este texto sacado de 'Incerta Glòria' aquí, en referencia la peli aquella de zombies que han hecho sobre la II Guerra Mundial:

Tothom contra els dolents; tothom, sempre, a tot arreu, a favor dels bons. ¡Quina monotonia, Déu meu! ¿És que no hi ha ningú amb una mica d'imaginació en aquest planeta? Però el que tenen de pitjor les guerres és que després se'n fan novel·les; pel que respecta a aquesta (que t'ho asseguro, és una guerra de merda com tantes), se'n faran unes novel·les particularment idiotes, d'un rosa i d'un verd molt pujats...

Pues me equivoqué un poco entonces: me creí muy lista haciendo la traslación 'donde Sales dice novela, ahora se tiene que decir película', ya saben, porque ha pasado el tiempo y tal; ¡como si cuando Sales no hubiera ya películas! Me quedé corta avanzando, cortísima, la cosa es mucho peor. Ha pasado el tiempo, sí, y lo que ha sobrevenido a Sales no ha sido el cine, que ya estaba, ha sido la inmediatez, la prisa, la generalización del acceso a los contenidos y, por tanto, su banalización: el artículo de urgencia, el 'algo tengo que decir sobre esto de lo que ahora se habla tanto', y así, claro, uno se acaba encontrando con columnas como los que hemos leído estos días: sensibleras, imprecisas, tendenciosas, manipuladoras, hasta cargadas de la jeta infinita que hace falta para decir sin despeinarse 'de esto no entiendo nada, pero voy a opinar'.

Lo de los columnistas se está revelando como timo, como inflación. Es timar al nobel de literatura ofrecerle un espacio semanal en un diario de actualidad; es decirle que confías en él para hacer precisamente todo lo contrario a lo que sabe hacer, a la reflexión pausada, a disponer del tiempo de documentarse, de dejar que lo escrito haga chupchup. Es convertir su trabajo en cantidad, no en calidad; en rutina fastidiosa de aquellas que te exigen pensar antes en qué quieren oír que en lo que quieres decir. Firmar para un diario de los de hoy lleva implícita una carga elevadísima de autocensura; tan implícita, tan esencial, que a la que llevas un tiempo te descubres loando al escritor de la columna de al lado, saliendo en su defensa sin tener tiempo de fijarte siquiera en los recursos cutresalchicheros que éste, timado también a base de renombre, a base de dinero, acostumbra a utilizar. Y que un Nobel acepte estas condiciones laborales supone que el Nobel nos está timando también; se está incluso timando a sí mismo.

Es inflación. Dar de leer algo, cualquier cosa, firmado por un premio Nobel no quiere decir que ese algo sea digno de premio Nobel también. Pensar que cualquier artículo de Vargas Llosa es una filigrana literaria, el colmo de la sabiduría y de la pureza del pensamiento universal, sería como pensar que el saltito que da la gimnasta olímpica todos los días al bajar el último peldaño de la escalera de su casa es merecedor de una medalla de oro también. Pero nos lo venden así, lo del Nobel, y lo cree así el Nobel también; y ahí está la inflación consciente, que es falta de respeto, claro: sabiéndose respetado por la gente que lo lee, el Nobel decide ignorarlo o acomodarse en ello y hacer tu trabajo con el mínimo esfuerzo; lanzar opiniones como si fueran verdades, porque sabes que se las van a tomar como tal, sin interesarse por los resultados de las últimas elecciones ni por la historia de Cataluña de los últimos cuarenta años, sobre la cual, encima, vas a hablar.

Estas últimas entradas del First Swimming Lesson están jugadas en el terreno de la independencia, sí, van de eso: es una cosa que me preocupa y que creo que estoy teniendo muchísima suerte pudiendo vivirla in situ; pero van también de la degradación de la profesión; de los articles de merda que s'estan fent; de la dejadez, de la vagancia, de la vacía manera de pontificar que tienen algunos; de cómo se creen que son ellos quienes van escribiendo la opinión, quienes van inventándosela e, inventándosela, se creen también que pueden inventarse la historia: la que ha pasado y la que vendrá.

Ya lo dije el otro día en un twitt: tenemos una cancha de tenis de lujo -la independencia- y estamos dejando que se nos metan a jugar tenistas vagos y descuidados. Y no: eso no se puede permitir.

diumenge, 22 de setembre del 2013

Hola, Vargas Llosa.

El "parece mentira que el independentismo catalán esté en el centro de la actualidad española" que suelta usted en el primer párrafo de su artículo de hoy, quiere decir exactamente lo mismo que el "no me gusta opinar sobre lo que no sé, pero aquí va" del último párrafo de aquel otro artículo que firmaba hace unos días Almudena Grandes.

Para entender lo que está pasando en Cataluña (y entender lo que está pasando en Cataluña o al menos creer entenderlo, pienso, es o debería ser condición previa a sentarse a escribir un artículo sobre el tema), lo primero que hay que entender es cómo ha llegado a ser el independentismo tema central de la actualidad española. Voy a permitirme darle una pista a ver si lo entiende y luego le voy a explicar qué me ha hecho perderle el respeto hasta el punto de creerme en posición de darle una pista a todo un Nobel de literatura como usted: Se habla tanto del independentismo catalán ahora mismo porque hace un tiempo, en las últimas elecciones catalanas, los partidos ya se presentaron dejando claro en sus programas si eran o no independentistas, y resultó que ganaron los que lo eran. Ni usted ni Cercas, por lo visto, se enteraron de esto, igual que usted no ha visto tampoco que han pasado otras cosas que, en su artículo, dice que no han pasado; como que la opinión pública SÍ se indignó cuando salieron niños pidiendo la independencia por la tele, pero luego se acordó de que la tele española lleva tiempo ensenñando niños 'en trance', como los niños catalanes que exageradísimamente retrata usted, poniendo cara a proclamas antiabortistas, proolímpicas y hasta rojísticas, de La Roja la selección, por ejemplo, y nadie se ha extrañado por esa manipulación.

Otra pista que debería de ayudarle a entender el porqué de la actualidad del independentismo, la dice usted en su mismo artículo cuando escribe "la libertad del individuo (es) la más importante conquista de la historia, que dio al ciudadano la prerrogativa de elegir su propio destino –su cultura, su religión, su vocación, su lengua, su domicilio, su identidad sexual- y de coexistir con los demás, siendo distinto a los otros, sin ser discriminado ni penalizado por ello.", lo que pasa que la utiliza para argumentar todo lo contrario de para lo que, desde hace unos años, se está utilizando para argumentar aquí. Se apropia usted de un argumento que puede utilizarse tanto para una cosa como para la otra: dice que el nacionalismo catalán coarta la libertad del individuo, cuando precisamente el nacionalismo catalán se ha hecho más fuerte en ver el individuo su libertad coartada; su libertad, por ejemplo, de utilizar su propio idioma, y elijo idioma por centrarme en una cosa que a usted sí parece importarle, a ver si nos entendemos así. Podría aquí pasarle la lista, hacerle la cronología de la supervivencia del catalán, que sería la misma cronología del vapuleo al que desde el gobierno central se le ha sometido desde tiempos inmemoriales, pero por no alargarme, simplemente le diré que le eche un vistazo a lo que ahora mismo está pasando en Mallorca; lo encontrará buscando en el google vaga mestres mallorca (vaga quiere decir huelga y mestres maestros, el resto se entiende solito, ya lo verá usted).

En fin, podría seguir pero veo que vuelve a utilizar, para cerrar su artículo, la idea de que la libertad es propia del no nacionalismo y, como veo que no nos vamos a poner de acuerdo en esto porque yo soy de las que piensa que el no nacionalismo es una cosa que no existe -piénselo: en un juego de contrarios sería como decir que el Madrid es fútbol, así que su contrario, el Barça, por el mero hecho de no ser el Madrid, no lo es- prefiero dejarlo aquí, no sin antes decirle que creo que ha escrito usted un artículo llenito de lugares comunes para protestar precisamente por los lugares comunes, y llenito también de reflexiones que pueden utilizarse tanto para defender una cosa como para defender la otra, que es al final como si no hubiera escrito nada. Pero déjeme explicarle antes, que se lo he prometido, por qué me he atrevido a darle pistas, por escrito encima, a un gran escribidor como usted. Aquí va:

La metáfora del semáforo de Cercas es una mierda. Es cutre. Juega con símbolos prohibitivos y los quiere vender como marco legal a respetar. Cae por su propio peso. Así que no me trago que a usted, Nobel de literatura, le parezca buena. Así que no me trago nada tampoco de lo que viene después en este su artículo de hoy.

dissabte, 21 de setembre del 2013

Todo el tiempo que tardó en morirse Juan de Borbón en Pamplona, tuvo ocupada una planta entera de la Clínica Universitaria. Una planta entera sólo para él y supongo que accesos y pasillos de otras plantas también fueron cortados para el paso de su séquito de seguratas, familia y allegados. También los parterres de delante de la clínica, en la avenida Pio XII estuvieron, si no cortados, sí ocupados por fotógrafos a pie de calle y subidos a escaleras de tijera; fotógrafos y focos y furgonetas con antenas parabólicas. Y policía, claro, pero bueno, la policía siempre había sido tan parte del paisajismo urbano en Pamplona como las murallas de la ciudadela, los ciervos de la taconera y el pino con la copa partida en dos por un rayo de los jardines de la Diputación.

Nosotros en esa época nos fuimos a Rusia, a hacer quinielas entre vodka y vodka con el día de la muerte del rey que nunca fue. Los diarios no llegaban allá hasta el día siguiente y no había internet, así que por las noches apostábamos por si se había muerto o no durante aquel día que acababa de pasar. Por la mañana, pillábamos el diario y exclamábamos 'aún no; pero de hoy no pasa fijo' y seguíamos con nuestro viaje: nos íbamos a ver el Hermitage o a Lenin, previo paso siempre por la estación de Riga -que quedaba a la derecha en el camino de ida y a la izquierda en el de vuelta, como siempre se empeñaba en indicar nuestra pacientísima guía; que qué vocación la suya, qué santa paciencia ante tan gandul público de resaca sostenida y pocas ganas de escuchar; éramos jóvenes y cafres, estábamos fuera de casa y la botella de vodka costaba un dólar, qué queréis-.

El que no fue rey no se murió mientras estuvimos lejos. Cuando volvimos, entrando por Pio XII, vimos aún a todo el mundo allá, tal como los habíamos dejado.

Ahora se muere uno que sí ha sido rey. Y si mientras no se moría su única misión en este mundo había sido estar vivo, ahora, estos días, su único papel será estar muriéndose. Ni teniendo cumbres internacionales pendientes, visitas protocolarias, cositas que firmar, le han puesto sustituto; y ésta es la prueba de que su trabajo consiste sólo en ser. Ser delante de una cámara, ser encima de Corinna, ser cayéndose por las escaleras, ser vestido de militar, ser leyendo un papel en Navidad, ser sobre todo intocable, y, ahora, ser muriéndose.

Y nosotros, como cuando su padre, a mirar cómo es, que vendría a ser nuestro único papel ante la monarquía: mirar, ver, hojear el periódico de hoy o el de ayer y hacer apuestas o comentar. Si la institución monárquica ha aguantado tanto, igual es porque los papeles se han mantenido siempre en esta simpleza, porque a nadie, nadie, se le ha ocurrido actuar. Así que ¿cómo va a abdicar el Rey? Eso supondría un movimiento, un reconocer que tenía un trabajo fuera de otra cosa que no fuera ser. ¿Cómo va a abdicar el Rey ahora que lo está haciendo tan bién, además? Si los defensores de la monarquía hablan de la importancia del monarca como representación, ahora es cuando más tenemos que darles la razón, con este monarca deshecho, infectado, corrupto representando al país.

Así que muy bien, oiga, siga siendo, siga muriéndose usted, no intente arreglar lo que ya funciona, no le abra las puertas a la no impunidad, no sea que por el otro lado, a los que miramos, nos dé por actuar también.

dijous, 19 de setembre del 2013



Es verdadera devoción la que hay en esta casa por Jorge Bustos, por eso me he llevado las manos a la cabeza cuando he leído este artículoque hoy le dedicaba a Martín de Riquer.

Les pongo en antecedentes sobre mi disgusto: hace un par de días, hablaba con Joan Safont sobre el artículo de mierda de Cercas (matizaba mucho más el calificativo entonces, pero ha pasado el tiempo y me estoy encontrando con que mi cerebro lo ha archivado en tan desagradable casilla), luego vinieron los de Lindo y Grandes, que ahora le hacen olorosa compañía en ese rincón del archivo. Le decía a Joan que son gente toda esta que, a base de tener espacio que rellenar cada semana en prensa, decidían hablar sobre todo y acababan hablando sobre nada que les importara, escribiendo al final sobre todo lo que que mandara la rabiosa actualidad, o sea, sobre nada de lo que estuvieran bien informados. Le decía también que yo prefería pasarme un ratito cada día leyendo a Sostres, a Bustos y a Ruiz Quintano, antes que a todos los payasos antes mencionados, porque, aunque no soliera comulgar con sus inclinaciones, estos sí, por lo menos, me ofrecían la garantía de que, al escribir siempre sobre cosas que sí eran importantes para ellos, se habían tomado su tiempo de estudio, reflexión e investigación.

Entonces va Bustos y escribe lo de Riquer.
A Bustos le importa Riquer, le importa el Quijote, le importa incluso Tirant lo Blanc, hasta ahí por lo menos no andaba yo tan equivocada.
Lo que pasa es que Bustos usa Riquer no solo para hablar del Quijote, que también, sino para subirse al carro de la rabiosa actualidad, y acaba así pecando de lo mismo que Cercas, Lindo y Grandes. Ahí es donde se escacharra el artículo de Bustos.

Me he llevado las manos a la cabeza, ya se lo he dicho a ustedes al principio de esta entrada, y se lo he dicho a Bustos también por Twitter. Me ha respondido –no con estas palabras exactas- más o menos que Riquer, en Cataluña, estaba olvidado por su opción ideológica; le he dicho que aquí Riquer no estaba olvidado; me ha dicho que lo de ahora eran elogios obligados; le he dicho que no lo eran; me ha matizado diciendo que aquí, en Cataluña, el ruido de lo contrario era tan fuerte que no dejaba oír su nombre y opción; le he dicho que es tan fuerte el ruido de lo contrario en Madrid que se habla de Cervantes pero no se habla de Martorell, cuando Riquer habló de los dos.

Pues bien; ese último twitt, el de Cervantes y Martorell, ha sido una soberana metedura de pata por mi parte.

Me ha pasado por la cabeza ponerme a explicar mi equivocación, pero no me he visto capaz de encajarlo todo ahí, así que me he venido para aquí, que tengo más cancha.

El mismo ruido que en Madrid no deja escuchar Martorell, en Barcelona, en Cataluña, tampoco ha dejado escucharlo durante mucho tiempo. Eso se traduce en que la gente –vaya, la que conoce a Riquer, tampoco vamos ahora a ponernos espléndidos con eso- aquí,en Cataluña, por mucho que lo llame Martí, a Riquer lo relaciona con el Quijote antes que con el Tirant, y que aquí, en Cataluña, no ha sonado nunca el Tirant tanto como el Quijote, ¿sabrá Bustos esto?, porque estoy segura de que, si lo supiera, él se llevaría las manos a la cabeza un poco también.

Al final lo importante es que Riquer habló tanto de Cervantes como de Martorell y miren, creo que en esto que voy a decir ahora, quizás, si se lo repensara, Bustos estaría de acuerdo conmigo: utilizar un artículo-homenaje a Riquer para apuntarse al carro de la rabiosa actualidad, para tirar una paletadita más de prejuicio sobre todo esto que está pasando, no es de recibo; no lo es.