Lo que pasa con Amour, de Haneke, es que cuenta cosas que yo pensaba que eran imposibles de explicar.
Cómo cambiar el pañal sin sacar a la persona de la cama, cómo obligarle a abrir la boca para comer, cómo levantarla de la silla, bañarla... Todo eso, nada; es incluso aprendible; es sólo técnica.
Cómo hablar con ella sabiendo que no te entiende, cómo cantar juntos, riendo sin parar, canciones tontas, cómo aguantarte las ganas de darle un sopapo y sobre todo aprender a no pensar que eres la peor persona del mundo cada vez que las ganas de darle un sopapo te vengan a la cabeza, o como aprender a dormirte mientras oyes sus grititos recurrentes en la habitación de al lado, eso es lo que yo no he sido capaz de explicar nunca y por tanto, yo soy así, pensaba que era rotundamente inexplicable.
Y Haneke lo explica.
Es una obra maestra.
Ho subscric i ho corroboro.
ResponEliminaLa tengo en pendientes. Me cuesta aceptar que me cuenten cosas demasiado dolorosas, aunque haya habido amor, mucho amor.
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