Soy anti ir al médico total.
Ya lo era desde jovencita y mi hermana, médico, me acabó de convencer (es de las que les dices me duele la cabeza y te responde ah, a mí ayer también me dolía; pero, sigues tú, ¿me tomo algo?; noooo, dice ella, a mí se me pasó solo. Y así). Así que voy por la vida convencida de que, menos los dientes, que es la única cosa del cuerpo humano que no se regenera sola, si algo te duele y no le haces caso, se cura. Punto.
Total, que antes de ayer estaba yo en la consulta del cap pidiendo que me miraran una mancha que tengo en el pecho que, con el sol, se me había inflamado y me picaba. La conversación con el médico fue así:
-Tengo esta mancha que se me ha inflamado y me pica.
-Te has rascado.
-Sí, porque me pica.
-Como te has rascado, tienes una heridita y no puedo ver la mancha.
-Es que me picaba.
-Claro, ya, pero no te la puedo ver.
-Es que me picaba y me he rascado.
-Bueno, no importa. Ven que te pese y que te mida.
-¿Qué?
-Es que hace mucho que no vienes y hace mucho que no te pesamos ni te medimos.
-Pues creo que ni he crecido ni he engordado desde hace años.
-Pues qué suerte, anda, quítate los zapatos y sube... 1,59, 54 kilos.
-Pues eso, lo mismo.
-¿En qué trabajas?
-En una oficina.
-¿Cuándo te pusiste la antitetánica?
-Ni idea.
-¿Hace más de diez años?
-Supongo.
-¿Quieres que te ponga un recordatorio?
-¿Ahora?
-Sí, va bien, es de precaución.
-Bueno.
Pinchazo.
-Si se te inflama, ponte hielo.
-Vale.
-Te voy a pedir unos análisis de sangre también.
-...
-A la salida pide hora para que te los hagan y luego para venir a ver los resultados y así, cuando vengas, ya tendrás curado lo de la mancha y la podremos mirar.
Y eso hice.
Ayer me pincharon y tengo que volver en quince días.
Y ahora estoy acojonada, claro.
Hace un par de años me pasó más o menos lo mismo.Ya sabes la de pecas que tengo o sea que imagínate el rollo. En plena ansiedad-pre-resultados-de-los-análisis me fui a Cadaqués. Me tomé unos cócteles. Luego me tomé unos cuantos cócteles más. Y en un momento dado de la noche me dio por irme al espejo del baño del bar a mirar el bulto que tenía. Lo toqué y se me cayó al suelo. Era una costrita de alguna herida hecha con el sujetador. Si no hubiera ido al médico con mi madre, pensaría que me lo había inventado. No hay que creer en los médicos. Casi nunca.
ResponEliminaÁnimo, guapa.