Mi tía en la tele, en el balcón de su casa, señalando a un rincón del parking de abajo, todo lleno de chatarra quemada, diciendo ha sido como un trueno muy fuerte, ha temblado todo. Mi padre, un rato antes, por la mañana, colgando el teléfono y diciendo: Han matado a Caballero. Mis tías del pueblo diciendo ese es un hijo de mala madre, refiriéndose al alcalde. Mi amiga no sabiendo cada día dónde estaba su novio, que era guardaespaldas. Un amigo diciéndome sí, bueno, tú siempre has sido un poquito así, cuando le conté que me había apuntado a un euskaltegi. Mi madre diciendo de una amiga suya que la gente le hace el vacío pero que ella no piensa hacérselo, que bastante tiene la pobre teniendo que coger un fin de semana al mes el tren no sé cuántas horas para ir a ver a su hija, que está en la cárcel.
Se ha acabado una cosa que, queriendo o no, hemos sido todos: ahora somos algo que ya no existe. Qué difícil será explicarnos cuando ya no sea más que un recuerdo, cuando esta historia ya sea vieja. De repente, en Euskadi, desde ayer, toda una generación pasó a ser de otra época. Creo que eso es un poco lo que pasa cuando se acaban las guerras y las dictaduras. Y está muy bien y no crean que lo voy a echar de menos, pero es muy raro. Ni se imaginan la de cosas que se han hecho, queriendo o no, en función de aquello, la de cosas que existían en función de aquello.
Si hablas con cualquiera de allá, ahora mismo reina el escepticismo (sí, bueno, hasta que no entreguen las armas...), que es una forma de negación también, que las cosas malas, cuando desaparecen, también dejan un vacío, también te desequilibran la balanza. Y es normal que esto pase allá, que todo el mundo, por el simple hecho de existir ha convivido con ello. Lo que no es normal, lo que dice mucho y malo, es que periódicos y partidos políticos estatales se miren esto con recelo parecido al de las víctimas directas. Me parece a mí que a unos cuantos aprovechados, ahora, se les está acabando el chollo. Esos son ahora los
verdaderos
hijos
de puta.
Llevo unos meses leyéndote y casi siempre me resuena lo que compartes - pero es que la de hoy me reverbera toda entera: palabra por palabra ... Milesker, me siento más acompañada
ResponEliminaEskerrik asko zuri! La compañía siempre es a dos bandas.
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