Lo que se ve es una librería abierta, llena de libros, en la que, de vez en cuando, pasan cosas.
Lo que no se ve es que yo a veces me canso, y entonces el socio me manda para casa; dice que él no está cansado. Y a mí me cuesta; veo que es ya tarde caída, veo que es entonces cuando más gente se levanta y pasa por allá. Y veo que Gabriel Ventura acaba de entrar explicando cómo va tomando forma el curso que nos está preparando para septiembre; cómo se lo curra, cómo va hablando con tal y con cual y cómo nos dice que lo tiene todo casi a punto y que cualquier día de estos se viene con el pdf ya cerrado, que es como se viene con los pdfs; y nos dice que la gente tiene que comprar libros, que él compra libros cuando tiene dinero, y que la gente tiene que hacer igual, y que en el curso lo dirá: comprad libros, comprad libros; y que basta ya, que la cultura no tiene que ser gratis; que los artistas plásticos se van a cualquier lado del mundo a dar una conferencia y que les pagan, pero que los escritores, cuando hablan, dicen también lo mismo: sus conceptos y sus cosas, y que, a ellos, ¿por qué no? Que hay que comprar libros y punto. Y el socio le dice que bueno, que sí, pero que es un proceso lento. Y que me vaya a casa, me dice el socio.
Y por fin cojo el bolso y me voy.
Y en la terraza del Calders me encuentro con Ester y Anna. Y Anna me dice que se cambia de piso y que se viene a vivir aquí al lado y que podrá pasarse más a menudo. Y Ester le dice que un día que se tendrá que pasar será a finales de septiembre, para una presentación de un libro suyo, de Labreu, que están preparando. ¿Tienes una canción que hable de bigotes?, le pregunta a Anna refiriéndose a Pentina't Lula, que es uno de los grupos de Anna. Y Anna le dice que no, pero que tiene una de cames calves, que hace así:
... y Ester le dice que no, que tiene que ser de bigotes. Anna le dice: pues no la tenemos, pero la hacemos.
Y entonces aparece Jaume Pons Alorda diciendo que se casa y que va a Estados Unidos y que esa noche ha quedado para cenar pero antes pasaba por aquí. Se pone con Ester a darle un repaso a la agenda de septiembre, para ver qué días tiene libres cuando haya vuelto, y qué días no, para montar también cosas juntos entonces.
Y el socio y mi cansancio: que te vayas.
Y me voy.
Llego a casa y los gatos levantan las orejas, se acercan, les hago unos mimos, ronronean y ven que me pongo el pijama, cojo Ànima, de Mouawad, el Koldo se me encaja hecho una bolita entre el brazo y el torso y la Kika hace lo mismo a mis pies. Y me voy quedando dormida repasando el libro, pensando que Aniol Rafel y Anna Cassasas y Cristian Segura y Martí Sales, si no esa misma noche, seguramente alguna otra noche de estas se pondrán en sus casas a hacer lo mismo, pensando en el viernes que viene, que vendrán todos a la librería a hablar de Mouawad.
Y todo eso que no se ve es lo que hace que la librería esté abierta, llena de libros, y que a veces allá pasen cosas.
De vegades, una escriu coses sense saber que, des del principi, van dedicades a algú.
Bon viatge, Conxa Gubern. Gràcies per la feina.
Moltes abraçades, Damià, Lluís.
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