Sesiones inventadas #4
Tendría miedo a quedarme sola si estuviera acompañada. Porque eso de quedarme sola solo me ha pasado estando acompañada.
Voy ayer y le suelto eso, a Mar, justo ayer, que entré en la consulta y le dije que lo tenía todo controlado y que venía en plan última sesión, a hacer una recapitulación de todo lo que habíamos hablado durante estos meses.
Y va la tía y me pregunta si tenía miedo a quedarme sola. Yo pensé que a qué venía esto, que a ver si estaba intentando pillarme por algún lado para que siguiera yendo. Y eso le dije: que nunca habíamos hablado de eso y que me sorprendía que me lo preguntara. Empezó a pasar páginas a la inversa y, casi al principio, en sus anotaciones de los primeros días, me señaló un apunte y lo leyó en voz alta: "Tengo miedo a quedarme sola". ¿Eso te dije?, dije yo. Sí, dijo ella. Ah, pues no, contesté convencida.
Y se quedó un momento callada, mirándome, que es el momento en el que yo, bien resoplo un par de veces y digo, no sé, la verdad, no sé qué decirte, y pasamos a hablar de otra cosa, o bien me arranco y le suelto una parrafada.
Le solté la parrafada esta vez. Tendría miedo a quedarme sola si estuviera acompañada, le dije. Le conté que estando acompañanda me había llegado a llevar tales chascos, me había llegado a quedar tan sola de repente, sin aviso y sin haber estado preparada para ello, que había acabado aprendiendo a no suplicar absurdos, a no pedir compañía a alguien que no pudiera dármela, a no querer a mi lado a nadie sin un plan serio que incluyera respeto y admiración. Admiración por mí, ahí, con un par. Que si me encontraba con alguien que dudara desde el principio, yo no le iba a sacar de dudas haciendo nada que no fuera ser yo. Que si con eso no bastaba, era que no bastaba y punto. Y que si podíamos hablar de otra cosa, terminé.
Y hablamos de otra cosa, de otra más y de un par más aún. Y a todas contestaba más o menos en los mismos términos en los que acababa de contestar al tienes miedo de quedarte sola. Y el mensaje venía a ser no sé que va a pasar pero ya me lo encontraré. Pero eres consciente de que algunas cosas te pueden ir mal, insistía ella. Claro, respondía yo.
Cuando me despedí le dije: voy a tener guardado tu teléfono.
Espero que no tengas que usarlo, contestó ella.
Pues lo de admiración lo veo fácil, la verdad.
ResponEliminaA lo mejor tu amiga me puede resolver esta duda: ¿Por qué se desmoronan el respeto y la admiración cuando asoman las orejas de la cobardía?
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