Esto es una mierda cargada de complacencia para con uno de los jefes que de lo único que habla es de otro superior encantado de ver cómo sus oficinistas se hacen la pelota unos a otros, deleroso porque un día sea él sobre quien caigan los halagos, que seguro que le caen, pero solo por los pasillos porque él nunca permitiría que le hicieran la rosca en público, niiiiños, no me hagáis sorojar y tal y cual.
Y es esta una mierda tan tan tan practicada que me hace sentir lastimica por aquellos que creen que, por no sé qué tipo de gracia divina, en Catalunya, un día, se van a poder hacer las cosas bien y no va a acabar Catalunya siendo un país de pandereta como cualquier otro de por aquí cerca.
Yo esta tarde cojo un autobús para S'agaró. Y estoy con tal mala leche encima por cosas como esta infame demostración de colegueo interesada, que me voy a aguantar las ganas de preguntarle a quienquiera que se me siente al lado si prefiere las ciencias, las letras o un filete con patatas, no sea que me responda lo que no es y a mí se me vuelva a olvidar que todo es literatura y vuelva a hacerme ilusiones estúpidas.
Nietzsche (fantástica palabra para captar la atención o para que te dejen de leer) decía que la gente no cambia (eso, según él, es darwinismo) sino que lo que cambia a través del tiempo es el tipo, dentro de un catálogo siempre el mismo, de gente que manda.
ResponEliminaLo que más me preocupa del nacionalismo catalán, con naturales y agradables excepciones, es el tipo de gente que mandaría de conseguir eso que llaman indpendencia.