Hoy, volviendo a casa del trabajo, he pasado por delante del colegio que hay en la Ronda de Sant Pau y he visto que a uno de los raquíticos árboles que hay delante le han puesto tres tablones de madera (de conglomerado, más bien) blancos, formando un prisma triangular a su alrededor. En los tablones hay escrito esto: "Espacio reservado para campaña electoral". Y me he preguntado si estará regulado qué se puede y qué no se puede colgar delante de un colegio: piensen que son lugares de paso por lo menos cuatro veces al día para chavales altamente impresionables, en edad de crecer. Además, la entrada y la salida del colegio son momentos muy delicados: imagínense los nervios que llevan encima los pobrecicos diez minutos antes de ver al profe que siempre les suspende; al director, con el que tienen un asunto pendiente desde la última gamberrada o a la chati con la que hace una hora escasa estaban soñando que hacían las mayores cochinadas que su mente puede llegar a imaginar. Imagínense sus nervios, digo, no las cochinadas que han soñado. ¿Sí? ¿Siguen leyendo?
Entonces me he puesto a hacer mentalmente esta lista de cosas que, según las normas de esta sociedad en que vivimos, son muy chungas de hacer delante de un colegio si, quien las hace, es un señor o señora que pasa por ahí:
-Repartir caramelos (o lo que sea)
-Darles collejas a los niños más pequeños
-Mear en la puerta
-Ponerse a cantar a grito pelado
-Pedirles dinero a los niños para irte de viaje (aunque luego te lo gastes en otra cosa)
-Venderles lotería o camisetas o lo que sea a los niños para irte de viaje (ídem que el paréntesis anterior)
-Reírte de la madre de uno de los niños
-Reírte de la profesora de matemáticas que en ese momento sale por la puerta
-Pegarle un balonazo en la cara a la profesora de matemáticas que en ese momento sale por la puerta
-Levantarles las faldas a las niñas
-Repartir flyers para una fiesta que habrá este fin de semana
-Darse el lotazo con tu novio o con tu novia a la vista de todos
-Fumarse un porro
Ahora repasen la lista pensando que todo eso no lo hace un señor o una señora que pasa por ahí en el momento en el que salen los niños sino que lo hace uno de esos niños. Es más, imagínense que son ustedes el niño que lo hace, todo eso; todo, lo hacen ustedes que ahora son un niño que sale del colegio. Imagínense también que quien les juzga no es la sociedad sino sus compañeros de clase: los otros niños que están saliendo ahora con usted por la puerta del colegio...
... Enhorabuena: se acaban de convertir ustedes en unos héroes juveniles (imaginarios, imaginarios...).
Ah, y Artur Mas (o Montilla o quien sea que acabe colgado en el arbol electoral): te van a pintar unos bigotazos y te van a caer una de escupitajos a partir de mañana, que como pases por la Ronda de Sant Pau un día de éstos vas a afrontar con otro ánimo la reunión de constitución de la Conselleria d'Educació.
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