(De cuando diciendo rubia quiero decir cualquier otra cosa)
J. ayer me dijo que era muy injusto pero que las tías rubias lo tenemos muy difícil. Y yo pensé: Joder, y tan injusto: para empezar, yo no soy rubia. Ni siquiera me creo rubia. Hay gente que me trata como si fuera rubia, sin ningún tipo de miramiento, pero yo todo lo padezco como la castaña que soy. Piensan: "Esta rubia lo que se merece es esto" y esperan de mí reacciones de rubia. Y yo, claro, llega un momento en que lo único que sé hacer es quedarme en mi casa sufriendo como sólo sufren las castañas. Igual, si fuera rubia de verdad, no sufriría tanto.
Sí que es injusto, sí.
Las castañas sufren? Tal vez deberíamos prohibir las castañadas pués. Digo yo.
ResponEliminaEs que como:
ResponElimina1. Las rubias van todas provocando.
2. Las que no van provocando las podemos hacer pasar por rubias.
Ergo
Hay que tener mucho cuidado con las castañas.
Perdone que me entrometa my dear Swimmer,
ResponEliminaMi teoria generalista es que las rubias (es verdad, no todas, pero sí muchas) lo han tenido todo siempre mucho mas facil desde pequeñas, porque no les cuesta conseguir las cosas, hacen una caida de ojos y "voilá. Consiguen" y eso las hace inutiles para la lucha. Porque el mundo se rinde ante las rubias, aunque las castañas o las rubias feministas nos resistamos.
Una castaña hace caida de ojos y no consigue nada, tiene que hacer malabarismos con el verbo, la gracia y la inteligencia y ver si se alinean las estrellas y haces carambola.
Hablo con conocimiento de causa, yo consolidada directora de comunicación de un recinto para 15.000 espectadores, ella, recién llegada, con experiencia como azafata, rubia y, de repente, "Directora de Marketing".
Yo, con mis ojos de brunnette, he visto como un veterano presidente de la Confederación Internacional de un deporte de masas, se arrodillaba a su rubiez -la niña es un bellezón, al Cesar lo que es suyo- y soltaba muchos millones para hacer un evento deportivo en el recinto. No sirvió mi destreza en la venta, mi calculada exposición y mi agilidad mental... solo sirvió su rubiez. Y esto fue un botón de muestra que hizo que a los dos meses dejara ese trabajo voluntariamente ante mi desazón constante y el nacimiento y crecimiento galopante de un cancer de cinismo que invadía con riesgo de metástasis en el resto de mi caracter.
Hoy practico el cinismo deportivo, adoro a las rubias, las quiero en mi equipo, y las uso para triunfar en mi trabajo. Ellos no lo saben pero son las verdaderas víctimas. Si no puedes con el enemigo... tiñete el espíritu.
Besos de morenaza, Anape
Me parece muy sabia su manera de lidiar con las cosas de la vida, Anape, pero yo con "rubia" quería decir "lista" y con "castaña", "tonta". Es que, llamando a las cosas por su nombre, la entrada me quedaba como un poco castañita ("mi amigo J. me dice que soy lista" y tal...). He intentado leer su comentario cambiando "rubia" por "lista" y no me acaba de cuadrar: claro, usted estaba practicando el ensayo (un género mucho más directo, de llamar a las cosas por su nombre) mientras yo estaba practicando la castañez, que últimamente se me da muy bien.
ResponEliminaUy... pues parece que tan rubia no soy... (lease a tu manera claro)
ResponEliminaAnape