(De las anchoas delatoras)
Me sorprendo a mí misma dando consejos a una amiga que no acaba de hacer funcionar su relación con un chico. Ella dice: "Yo tengo la esperanza de que él se dé cuenta de cuánto le quiero". Y yo le digo: "Mira, cuánto le quieres ya lo sabes tú, la cuestión es cuánto te quiere él a ti. Tienes que pensar: ¿Qué quiero yo? ¿Hasta dónde llega él? ¿Me basta con lo que me da? No. Pues fuera". Y sigo comiendo cogollos de Tudela con anchoas como si nada, porque cuando se tiene delante a una amiga que duda, lo que no puedes hacer tú es dudar también. Y si se te atraganta una anchoa, haces ¡¡¡¡iiiiiiiiaaaaaaaahh!! y te la tragas, pero por dentro, sin que se note.
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