(De cuando uno se queda paralizado y de cuando todas las canciones cuentan la misma historia)
A mí me pasa que tiendo a poner demasiada energía en las cosas, toda la carne en el asador, que dicen. Está bien; eso me lleva a tener mis momenticos de gloria. Lo malo es que de repente las cosas se acaban, y últimamente se han acabado unas cuantas, y a mí me pilla todo con el paso cambiado y con un torrente de hiperactividad que aún necesita una cierta distancia (tiempo) para frenar. La cosa es que durante el tiempo de frenada, tengo la misma energía pero me falta el objeto, el proyecto, lo que sea, hacia la que encaminarla. Entonces me quedo paralizada. Me paso el día pensando en las cosas que debería hacer pero soy incapaz de poner en marcha absolutamente nada. Y se me va el tiempo dándole vueltas a preguntas del tipo "Para qué tanta hostia?", "Para qué ser tan fantástica?"
Y, en fin, que a base de tirones, voy haciendo la vida siempre esperando que en una de éstas no se quede algo importante por el camino y que al final resulte que la parte que pese más sea la de los momenticos de gloria y no la de los periodos de desaceleración. Y que todo acabe teniendo una explicación lógica que vaya un poquito más allá que la conclusión esta simplista y fácil de la que soy incapaz de pasar ahora mismo.
Ahora me ha venido a la cabeza la imagen que Marina utilizó en la despedida del Saló de Lectura: "es como en los dibujos animados, que van corriendo y les cogen del cuello de la camisa y los levantan en el aire y ellos, por un momento, siguen haciendo el gesto de correr mucho con las piernas y los brazos".
ResponEliminaO cuando van corriendo y cruzan un precipicio y por unos momentos están suspendidos en el vacío como si tuvieran suelo bajo sus pies, hasta que se dan cuenta de que están en medio de la nada y entonces...
ResponEliminaMais l'important c'est pas le chute. C'est l'aterrisage.
Gran verdad, la de la poca importancia del chute.
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