Es verdadera devoción la que hay en esta casa por Jorge
Bustos, por eso me he llevado las manos a la cabeza cuando he leído este artículoque hoy le dedicaba a Martín de Riquer.
Les pongo en antecedentes sobre mi disgusto: hace un par de
días, hablaba con Joan Safont sobre el artículo de mierda de Cercas (matizaba
mucho más el calificativo entonces, pero ha pasado el tiempo y me estoy
encontrando con que mi cerebro lo ha archivado en tan desagradable casilla),
luego vinieron los de Lindo y Grandes, que ahora le hacen olorosa compañía en
ese rincón del archivo. Le decía a Joan que son gente toda esta que, a base de
tener espacio que rellenar cada semana en prensa, decidían hablar sobre todo y
acababan hablando sobre nada que les importara, escribiendo al final sobre todo
lo que que mandara la rabiosa actualidad, o sea, sobre nada de lo que
estuvieran bien informados. Le decía también que yo prefería pasarme un ratito
cada día leyendo a Sostres, a Bustos y a Ruiz Quintano, antes que a todos los
payasos antes mencionados, porque, aunque no soliera comulgar con sus
inclinaciones, estos sí, por lo menos, me ofrecían la garantía de que, al
escribir siempre sobre cosas que sí eran importantes para ellos, se habían
tomado su tiempo de estudio, reflexión e investigación.
Entonces va Bustos y escribe lo de Riquer.
A Bustos le importa Riquer, le importa el Quijote, le
importa incluso Tirant lo Blanc, hasta ahí por lo menos no andaba yo tan
equivocada.
Lo que pasa es que Bustos usa Riquer no solo para hablar del
Quijote, que también, sino para subirse al carro de la rabiosa actualidad, y
acaba así pecando de lo mismo que Cercas, Lindo y Grandes. Ahí es donde se
escacharra el artículo de Bustos.
Me he llevado las manos a la cabeza, ya se lo he dicho a
ustedes al principio de esta entrada, y se lo he dicho a Bustos también por
Twitter. Me ha respondido –no con estas palabras exactas- más o menos que
Riquer, en Cataluña, estaba olvidado por su opción ideológica; le he dicho que
aquí Riquer no estaba olvidado; me ha dicho que lo de ahora eran elogios
obligados; le he dicho que no lo eran; me ha matizado diciendo que aquí, en
Cataluña, el ruido de lo contrario era tan fuerte que no dejaba oír su nombre y
opción; le he dicho que es tan fuerte el ruido de lo contrario en Madrid que se
habla de Cervantes pero no se habla de Martorell, cuando Riquer habló de los
dos.
Pues bien; ese último twitt, el de Cervantes y Martorell, ha
sido una soberana metedura de pata por mi parte.
Me ha pasado por la cabeza ponerme a explicar mi equivocación,
pero no me he visto capaz de encajarlo todo ahí, así que me he venido para aquí,
que tengo más cancha.
El mismo ruido que en Madrid no deja escuchar Martorell, en
Barcelona, en Cataluña, tampoco ha dejado escucharlo durante mucho tiempo. Eso
se traduce en que la gente –vaya, la que conoce a Riquer, tampoco vamos ahora a
ponernos espléndidos con eso- aquí,en Cataluña, por mucho que lo llame Martí, a
Riquer lo relaciona con el Quijote antes que con el Tirant, y que aquí, en Cataluña,
no ha sonado nunca el Tirant tanto como el Quijote, ¿sabrá Bustos esto?, porque
estoy segura de que, si lo supiera, él se llevaría las manos a la cabeza un
poco también.
Al final lo importante es que Riquer habló tanto de
Cervantes como de Martorell y miren, creo que en esto que voy a decir ahora,
quizás, si se lo repensara, Bustos estaría de acuerdo conmigo: utilizar un artículo-homenaje
a Riquer para apuntarse al carro de la rabiosa actualidad, para tirar una
paletadita más de prejuicio sobre todo esto que está pasando, no es de recibo;
no lo es.