Ostras con los críos. Ves una foto de uno que ya no lo es tanto y es como ver una foto del tiempo que ha pasado, todo ahí, de golpe. Y me da por pensar que lo que para nosotros era el todo cuando ese crío acababa de nacer, ya no lo es: se ha convertido en un peldañito más que teníamos que subir y que ahora veo que lo hemos subido y que hemos subido unos cuantos más después. Nuestro todo de entonces se quedó ahí, cuando el crío aún estaba enganchado a la teta. Era un todo en pañales que se cagaba encima, y lo único que me sale ahora es mirarlo con cariño.
Y ahora, viendo la foto del hijo de Farshid, resulta que estoy orgullosa de nosotros, así, tan torpes y tan de darnos cabezazos contra la pared.
Somos los mejores.