dimecres, 10 d’octubre del 2012

¿Y si resulta que cada cosa, sí, tiene su ciclo y que eso hace que la historia fuera, pues eso: cíclica, y que cuando llega el momento de la repetición siempre se encontrara con algunos -algunos con memoria- que reaccionaran y quisieran alertar a la gente de lo que está pasando pero, pim, pam, pim, pam, la historia dale que te pego con su movimiento circular o elíptico o de cinta de moebius, siempre llegando al mismo punto, siempre acabando repitiéndose, sin que nadie pudiera hacer nada por detenerla, siendo imposible cualquier resistencia contra el destino?

Entonces sería casi una cuestión de moral lo de revolverse por parte de los memoriosos. Puede que inútil, eso sí, pero digna, con fundamento.

Lo digo por todo esto que está pasando, como Wert citando impunemente a Franco, claro; lo digo por otros que han decidido empezar a matizar y a desentenderse un poco moralmente de lo de los nazis; lo digo porque por años, si esto de la historia cíclica fuera una cosa más o menos exacta, todo, ahora, estaría empezando a encajar de una forma pavorosa, igual que encajó hace casi ochenta años.
Ayer, en Robadors 23, le quería preguntar a Roger Pelàez cómo veían los espíritus la cosa de la cooficialidad del español y el catalán en una futura Catalunya independiente. Se lo quería preguntar para que hiciera así...


(era una sesión de bibliomancia)

... y algun alma en pena me lo dijera, él mediante.

Se lo quería consultar pero se me adelantaron dos individuos que preguntaron casi al unísono si le iba a ir bien en EE.UU. el año que viene, uno, y si frotarse los ojos cuando tienes mucho sueño podría ser considerado masturbarse si fuéramos capaces de eyacular por los lacrimales, el otro. Así que me callé, a ver. A dónde iba yo con mi preguntita ante semejante despliegue de ansias de conocimiento de cosas mucho más vitales, fisiológicas, de terminología científica, incluso.

Analicemos la situación con los elementos que tenemos a mano:

-El individuo uno se va a EE.UU. el año que viene. Pregunta cómo le va a ir. Lo pregunta mientras yo sigo con lo de la cooficialidad a vueltas en la cabeza. Se me mezcla EE.UU. con lo de los dos idiomas y pienso que en EE.UU. hay mucha gente que habla español. Mucha. Leen en español. Hacen seminarios en universidades de Minnesota en español sobre escritores en español. Y les va bien. Seguramente no pueden recibir una educación en español como si el español fuera lengua oficial ni ser atendidos en todas las tiendas en español ni hablar con todos sus amigos en español. Bueno, es porque EE.UU. no es España. Si viviera en EE.UU., ¿seguiría teniendo el individuo de la pregunta dudas sobre si le irían bien en el futuro? Sí, claro: porque en lo que se refiere a la ansiedad, al miedo al cambio a lo desconocido... EE.UU. sí es lo mismo que España.

-El individuo dos está preocupado por si frotarse los ojos sería masturbarse si pudiera eyacular por los lacrimales. Yo sigo con mi rollito reflexivo sobre la cooficialidad: la superioridad de la que puede llegar a gozar una lengua respecto de otra en un territorio en el que la primera sea oficial y la segunda, no. ¿Tendría el individuo de la pregunta lacrimales en EE.UU? Sí. ¿Seguiría frotándose los ojos en EE.UU. siempre que tuviera sueño? Sí. ¿Podría seguir planteándose este tipo de dudas en EE.UU.? También. Porque los ojos son los ojos (y eyacular es eyacular). Y EE.UU., en lo que se refiere a la cosa anatómica y fisiológica, sí es lo mismo que España.

Un país bilingüe parece que tiene que ser, de entrada, un país culturalmente más rico, y de ahí me vienen todas las dudas que me hacen querer echar mano de los espíritus de los libros de Pelàez. Pero ¿de qué depende el bilingüismo (como factor de elevación cultural) de un país? De la pasta que lo mantiene; al bilingüismo y a la cultura y a la financiación de los mecanismos que garanticen la libertad de los ciudadanos para pensar, para ser más cultos. De la cosa material, en definitiva, depende. ¿De la cosa material, en definitiva, y ya está? No. A la cosa material, a los medios, la tiene que acompañar la cosa intelectual, la voluntad del individuo por conocer, la capacidad de cada uno por preguntarse si le irá bien, si podrá masturbarse por los ojos (no me tomen esta última al pie de la letra).

Y no estoy viendo nada, pero cero, de voluntad de cultura o de voluntad por querer garantizar esa cultura por la parte de quien hoy está queriendo españolizar a tutiplén (con Wert en el papel de Pelàez, como medium -Constitución en mano- de yo qué sé qué almas en pena).

Así que, ¿el español lengua cooficial en Catalunya? No hará falta mientras no se demuestre que si sí lo fuera, este sería un país más culto. ¿Por qué? Bueno, porque para entonces Catalunya ya no será España. Los catalanes, en cambio, sí que serán siendo personas con más o menos necesidad de saber, independientemente del número de idiomas que, al final, oficialmente, se hablen por aquí.

(Joder, Pelàez, ¡eres un sabio, poniéndonos ahí a todos a preguntarnos cosas con la tontería esta tuya de los espíritus!).