Uy, oy, sí, la gente está muy enfadada.
Un día, pocas semanas después de la gran manifestación del 'No a la guerra' famoso de 2003 (joder, hace casi ya diez años), iba yo por las Ramblas cuando me adelantó un señor que llevaba al cuello a un crío de unos tres años. Las Ramblas petadas de gente, como siempre. El crío, viendo la marabunta desde las alturas, tirando de memoria reciente, que es la única memoria que tienen los críos, se puso a gritar sin ton ni son: ¡no-ala-guerra! La gente riendo y jaleando y gritando no-ala-guerra también dando un par de palmas por aquí, levantando un puño hacia el crío por allá. Jijijí, jajajá, el crío riendo, el padre orgulloso y Estados Unidos destrozando Irak. Pero el niño riendo y el padre orgulloso. E Irak, invadido. Y el niño riendo y el padre orgulloso y la gente jaleando. Y Bagdad destrozado. Y oh, qué grande fue aquella manifestación. Y oh, qué bestia fue aquella guerra; sí, sí, pero cómo salimos todos a la calle, ¿eh? Qué emocionante.
Miren, yo soy una nostálgica. Yo tengo batallitas de manifestaciones en las que me lo pasé de todo menos bien, en las que me vi detrás de un coche pensando, joder, joder, mira que me han dicho en casa que ni se me ocurriera meterme. Yo tengo recuerdos de mi más tierna infancia, con mis amigos, en el cole, cantando melón, sandía, cabeza de policía, repitiéndolo en casa y mi padre, amenaza de sopapo mediante, intentando quitarme el eslogan de la cabeza, porque los melones y sandías, efectivamente, se abrían y las cabezas de policía, efectivamente, se abrían también. Quiero decir, las manifestaciones eran de verdad y lo que se decía en ellas, lo era también. Y se hacía. La cosa no acababa en la manifestación, no era un festival aquello, por eso a nadie se le ocurría llevar al crío, por eso a nadie le hacía gracia que el crío fuera luego por ahí repitiendo el eslogan.
¡No-ala-guerra!, el crío riendo, el padre orgulloso, la gente jaleando e Irak invadido. ¿Ven cómo no es serio esto de ahora? ¿Ven cómo para Adelson, el macroconcierto que se está organizando para septiembre en contra de Eurovegas, lo único que va a ser es eso, un concierto que será macro simplemente porque toca Estopa y no sé quién más y es gratis?
Hubo una época en la que las manifestaciones estaban directamente relacionadas con la cosa que se gritaba en ellas, no con la foto que saldría después en el periódico ni con la gracia que haría después el crío gritando ¡no-aeuro-vegas!, ay, sí, qué mono; tan mono como mi sobrina de tres años cuando le enseñé a responder muy seria 'Houellebecq' a la pregunta '¿qué lees ahora?', y mi hermana, mi cuñado y yo, jijijí, jajajá, y ella, animada después porque nos reíamos, paseándose por toda la casa, cantando ¡houe-lle-becq-houe-lle-becq-houe-lle-becq!, y riéndose también.
Monitos de repetición, eso somos. Esa es la gracia que hacemos. Esa es la manera en la que no vamos a ningún lado.
En la foto, dos manifestantes tras sendas pancartas, según Adelson. (Aina lo mismo grita houe-lle-becq que grita vi-lamatas, que está en contra de la subida del IVA, que se desgañita mode anti-eurovegas on. En fin, la vida misma).