Si ayer, cuando la policía llamó a la puerta, yo hubiera abierto y hubiera salido corriendo escaleras abajo, seguramente, a sus ojos, me habría convertido en sospechosa de algo gordo. Pero no lo hice.
Llevo todo el domingo escuchando música y viendo series tumbada en la cama. Está siendo una buena manera de acabar la semana en la que han terminado unas cuantas cosas, no siendo yo sospechosa ni de la responsabilidad de estos finales ni de prácticamente nada más.