Puto imaginario colectivo, que ahora, cada vez que uno dé por terminado un trabajo que le haya costado un mínimo esfuerzo pensará: me he vaciado y ahora me tengo que volver a llenar.
Y venga épica inflada de la que siempre me lleva a reivindicar a mi padre diciendo: si te lo supieras todo, sacarías un diez. Y tu única obligación ahora, en el colegio, es sabértelo todo.
Todo el mundo piensa que la genialidad de Guardiola redime a todo el país de su mediocridad. Y yo, ahora, con el libro terminado, me resisto a darle carpetazo por sentirme más mediocre que nunca.
(Cómo estamos. Sí).