Dietario de la tienda. Día 3
Entra una pareja con un niño y una niña vestidos igual: el niño con pantalones y camisa y la niña con vestido, todo confeccionado con la misma tela blanca y de cuadritos vichy grises y blancos.
Debe de haber tiendas en las que venden ropa para niño y niña hecha del mismo tejido y estampado. Distintos modelos diminutos cosidos a partir de retales de la misma tela. Vestidos, faldas, camisas y camisetas para niñas y pantalones, camisas y camisetas para niños todo salido del mismo rollo industrial de tejido.
Pienso en la pareja que viste a los niños iguales y la identifico con la que decora el salón de casa con muebles hechos de la misma madera: las mesas, las vitrinas y el mueble de la tele, todo en madera de roble. El piso y los niños, todo conjuntado. Los niños conjuntados con el piso. Los niños vestidos con ropa del mismo color caoba que las estanterías de toda la casa. Niños ornamentales (y estanterías también, qué coño).
Guau.
Y en el cole, todos los niños con el mismo uniforme. Y que los muebles de casa acaben también siendo del color del uniforme del cole. Y así: en plan onda expansiva monocromática: el coche, el perro, las cortinas y las flores del recibidor también. Y hasta las sábanas y los cepillos de dientes. Y el pelo de la abuela. Todo, todo del mismo color que los niños.
Luego he visto a un señor arreglando el cochecito a monedas de la puerta de un bar. No sé a dónde iba con ese mono azul eléctrico.