(Ahora viene una entrada con mucho embedded text, que ya es lo suyo porque habla de leer).
Habré leído unas seis o siete cosas enteras, hoy, y ha estado muy bien porque las seis o siete cosas o a) eran buenas o b) aunque fuera meras boutades, venían bien para apuntalar ideas.
Miren:
Llego al trabajo y me encuentro con el Babelia, suplemento de literatura de El País, encima de la mesa (mi jefa tiene este detalle los lunes y el mismo, con el Cultura/s de La Vanguardia, los miércoles). Pum, portada: Erri de Luca; cita: "La literatura no cambia el mundo, pero hace compañía". Dos páginas más allá viene la entrevista llena de declaraciones de este señor que, además de escribir, tiene una vida; que tiene una vida que parece más vida que esta de escribir pero que va absolutamente ligada al hecho de que también escribe. Y lee: lee mucho Erri de Luca. Erri de Luca es todo leer. Vayan a buscar la entrevista, en serio: no tiene desperdicio. Tengan en cuenta por eso que en el camino de la portada a la entrevista, van a tener que superar otra de las cosas que he leído hoy: un retrato de Ernesto Caballero, director del Centro Dramático Nacional, en el que, además de una foto muy grande, mucho más grande que el texto, se destaca una intención suya. Dice: "Ernesto Caballero se ha propuesto escribir una obra teatral al año".
"La literatura no cambia el mundo, pero hace compañía". Erri de Luca.
"Me he propuesto escribir una obra teatral al año". Ernesto Caballero.
¿Ven la diferencia? Se ve más, esta diferencia, si se leen los textos enteros: Erri de Luca no para de hablar de la vida; Ernesto Caballero no para de hablar de producción. Dice este último que está entregado en cuerpo y alma (sic.) a su trabajo de director del CDN, que no tiene tiempo pero que, cuanto menos tiempo tiene, más ideas le vienen, así que se va a obligar cueste lo que cueste a acabar una obra por año. Mientras tanto, Erri de Luca estará viviendo; esto último lo digo yo, no lo dice Erri de Luca, y cuando digo viviendo quiero decir escribiendo y cuando digo escribiendo quiero decir haciendo cualquier otra cosa, que también es escribir, estoy convencida por lo que dice en su entrevista.
Para Ernesto Caballero, escribir es acabar una obra al año. Para Erri de Luca, escribir es vivir.
¿Ven mejor la diferencia?
Todo esto lo he leído por la mañana. Al mediodía, mientras se acababa de hacer la comida, he leído estas otras dos cosas (de estas les pongo los links, que los tengo). Primero, me he encontrado este artículo del New York Times. He pensado en cuánto de pedantería debería perder ahora el hecho de decir que has leído algo en un artículo en el New York Times, si abres el Facebook y te los encuentras ahí, como setas, esperando a que abras el link. Luego, he empezado a leer. Es este. Habla de cómo cambiará el acto de la lectura ahora que todo el mundo se está apuntando a las tabletas en detrimento de los libros, cuando las tabletas, además de ponerte el libro delante, te ponen también el Twitter, el correo, etc. a un click de cualquier cosa que estés leyendo. Habla de lectores que por cada tres páginas leídas seguidas pasan veinticinco minutos ciberespaceando. Habla de que han puesto a la lectura a competir directamente con otros tipos de entretenimiento más entretenidos. Así no hay manera, dice. Y yo pienso todo el rato en mí misma leyendo un libro. Y el teléfono que suena. Y mi vecino que llama a la puerta. Y el gato que me hace la croqueta encima. Y el móvil que me avisa que tengo un email. Y el ruido de cristales rotos en la calle. Y todo lo anterior a la vez, y yo leyendo un libro. Y me pregunto si ahora va a resultar que todas las formas de entretenimiento se han inventado al mismo tiempo que tabletas y ereaders. Y me pregunto qué tontería es esta de la que me está hablando el New York Times y a ver si la pedantería que hasta ahora suponía leerlo va a dejar de ser pedantería no por lo a mano que lo tengas sino porque están bajando el listón de los contenidos. Y todo eso estoy pensando recién acabado el artículo cuando Facebook me sirve otro en bandeja: este de Xavier Antich. Antich se pregunta, independientemente del soporte en el que estemos leyendo, ¿por qué leer con todo lo que hay para ver, mirar y escuchar? Y también se pregunta (y afirma, de paso) si la lectura no es, más que un paréntesis en la vida, una forma de vida. Y es en esta última pregunta-afirmación donde encuentro la clave; donde me reafirmo en esa sospecha que me ha venido a la cabeza leyendo a Erri de Luca por un lado y a Caballero por otro; al New York Times por uno y a Antich por otro. No hablan de lo mismo los dos primeros como no hablan de lo mismo, aunque lo pudiera parecer, los dos segundos. Antich y De Luca hablan de leer y de literatura; Caballero y el New York Times hablan de libros (sea cual sea el soporte) y de entretenimiento.
Y no es lo mismo, señores. No es lo mismo.